Mucho se ha hablado del protagonismo de China en la economía mundial: en los últimos 28 años su economía creció a una tasa promedio anual del 9,7% y en los últimos cinco años este crecimiento ha superado el 10% anual. China aporta hoy en día en un 17% al crecimiento mundial y ocupa el cuarto puesto entre las principales economías, detrás de Estados Unidos, Japón y Alemania.
China también se ha convertido en un actor protagónico en la minería. Si bien hasta hace un tiempo era un típico país productor de materias primas, que abastecía sus necesidades internas y de manera irregular exportaba sus excedentes -principalmente zinc, estaño, tungsteno y antimonio-; en los últimos 15 años las cosas han cambiado de manera drástica y China se ha convertido en un importante importador neto.
El aumento de las importaciones chinas ha sido espectacular en casi todos los metales en la última década: el año 2000 China importaba 70 millones de toneladas de hierro; el 2003 ya eran 143 millones y el 2006 se alcanzó la cifra record de 20 mil millones de toneladas. En el caso del aluminio han pasado de 1 millón de toneladas en
Es este aumento espectacular del consumo de economías como la de China e India el factor preponderante que abrió desde finales del año 2002 uno de los ciclos más largos de precios altos de materias primas como las mineras. La preponderancia de estas economías se ha hecho más notoria con la reciente crisis de la economía de los Estados Unidos que en lo inmediato no ha impactado en las cotizaciones de los principales “commodities”.
Otro elemento que tiene relación con el creciente rol de la economía china en la minería mundial es el rol de las inversiones de empresas de ese país en el mundo. Desde hace algunos años se puede apreciar una actividad creciente de empresas chinas en diferentes regiones.
En el campo de la minería las empresas chinas vienen invirtiendo en regiones como Oceanía, África y también en América del Norte y del Sur. Las estrategias de las inversiones pasan tanto por la adquisición de empresas ya constituidas, como también por la inversión directa en nuevos proyectos. Por ejemplo las inversiones iniciales en Australia se han concentrado en la bauxita y el ferro; en África ha sido sobre todo el cobre y en América Latina el acero y el cobre. En Canadá vienen pugnando por adquirir consorcios mineros de ese país. En suma, en los últimos años se puede identificar una estrategia mucho más diversificada.
El Perú no ha sido la excepción. Las inversiones de empresas mineras chinas han comenzado a acelerar su llegada. Si bien por el momento los montos invertidos no son importantes, cabe señalar que el 99% de las inversiones directas chinas en el Perú se dirigen al sector minero y ocupan hoy en día el sexto lugar en orden de importancia.
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Las firmas Zijin Mining, la segunda mayor minera de oro de China y Chinalco, han tomado el control de proyectos como el de Río Blanco (Piura) y Toromocho (Junín), lo que equivale a inversiones por US$ 3,000 millones de dólares. Toromocho es el primer proyecto que Chinalco posee fuera de su país.
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