Fracasa Política Antinflacionaria del MEF

miércoles, 2 de abril de 2008





Humberto Campodónico

La inflación del 1.04% de marzo, anunciada ayer, tiene que preocupar aún más al gobierno. La inflación anual (marzo 2008/abril 2007) está en 5.55% y el Índice de Precios al por Mayor y el Índice de Precios de la Construcción llegan a 8.03 y 10.75%. Si bien es cierto que la inflación es mundial, por motivos ya debatidos (biocombustibles, petróleo, aumento de la demanda asiática, compra de minerales para cubrirse de la caída del dólar), lo que debe analizarse es la calidad y el impacto de las políticas nacionales antiinflación.



Lo primero que se aprecia es el fracaso del MEF, que dijo que las rebajas arancelarias a los productos alimenticios importados bajarían la inflación sustituyendo en los hechos las funciones del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Pues bien, en marzo, según el INEI, los productos que más subieron, por efecto de insumos importados, fueron el trigo (1.2%), el maíz amarillo duro, la leche en polvo (2.1%) y el aceite de soya (6.5%). Todos ellos tuvieron hace poco rebajas de aranceles (por ejemplo el trigo duro bajó de 17% en el 2006 a 0% en julio del 2007, ver cuadro).

Esta política insensata fue aplicada por Carranza, aprovechando el pánico del Presidente a la inflación, generalizándola a miles de partidas arancelarias. Así, el país entregó su mercado interno a la producción extranjera, sin consulta alguna con los gremios perjudicados. Además, virtualmente eliminó las negociaciones comerciales con otros países: ¿qué vamos a negociar si ya casi todo está en arancel cero? ¿Para qué, entonces, se negoció un TLC con EEUU si todo iba a terminar en una rebaja unilateral de aranceles? ¿Qué se va a negociar con la Unión Europea, con México, con China?

El segundo fracaso es el combate a la inflación con el dólar barato. Se sabe que la tendencia devaluatoria del dólar es mundial. OK. Pero la mayoría de Ministerios de Economía de la región aplica medidas para evitar su derrumbe (y, en parte, los bancos centrales para evitar la volatilidad del tipo de cambio). Pero el MEF no ha movido un dedo, a pesar de los reiterados pedidos de los sectores involucrados y la creciente preocupación de quienes tienen ahorros en dólares.

Esta actitud ignora, a sabiendas, que los especuladores (como el BBVA y el Deutsche Bank) "traen el dinero en carretillas". Por eso no quiere aplicar un impuesto a los "capitales golondrinos". También ignora (¿será?) que los mercados son oligopólicos y los importadores se quedan, tanto con el diferencial del tipo de cambio, como con los márgenes de la rebaja arancelaria.

Un tercer fracaso radica en la ausencia de políticas sectoriales por el Ministerio de Agricultura. Hasta ahora no se materializa la importación directa de fertilizantes (sobre todo úrea, cuyos precios se han duplicado). Y lo que es peor: la libre importación se ha vuelto a trabar porque se ha decretado la privatización de Agrobanco.

Tampoco se ha reglamentado la Ley 28812 (de julio del 2006), que otorga un incentivo a los productores de maíz amarillo duro, ya que al MEF "no le gustan" los incentivos específicos. Mientras tanto, seguimos importando el 60% del maíz. Hay toda una serie de medidas sectoriales que se pueden aplicar, pero, nada.

Para el gobierno, que baja cada día más en las encuestas, sería bueno "airearse" y cambiar de política económica, lo que debiera comenzar por retroceder en las rebajas arancelarias, reforzar el tipo de cambio y aplicar políticas sectoriales en el agro. A menos que se quiera seguir aplicando más de la misma, fallida, receta.

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