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Febrero de 2008 - En Ciudad de México, protestas masivas por el costo de las tortillas. En Bengala occidental, conflictos por el racionamiento de alimentos. En Senegal, Mauritania y otras partes de África, disturbios por el precio de los cereales. Y en Yemen, los niños realizan marchas públicas para llamar la atención hacia la hambruna infantil.
Esta cadena de situaciones contrasta en lo profundo con la caída en los precios de los alimentos que esperaban los consumidores en las últimas décadas.
El 13 de febrero, la FAO anunció que 36 países se encuentran en crisis como resultado del alza en los precios de los alimentos y requerirán asistencia del exterior. En muchos de estos países, la inseguridad alimentaria se ha visto empeorada por el conflicto, las inundaciones o situaciones climáticas extremas.
El mes pasado, en Davos y en Addis Ababa, Bob Zoellick llamó a la acción para frenar el hambre y la desnutrición en un mundo donde los precios de los alimentos no dejan de subir. "Olvidamos el hambre y la desnutrición en los objetivos del desarrollo del milenio. Esta problemática ha recibido poca atención, pero ante el aumento en los precios de los alimentos y la amenaza que esto representa, no sólo para las personas sino también para la estabilidad política, se ha vuelto urgente otorgarle la atención que realmente requiere”, comentó.
Aunque los titulares noticiosos sobre los elevados precios de los alimentos son un fenómeno relativamente nuevo, el alza más generalizada en los precios de los productos básicos comenzó en 2001. Los grandes cambios estructurales en la economía global, entre los que se cuenta la creciente demanda en China e India, se ven constantemente reflejados en el aumento en los precios de los productos básicos, en especial los metales y la energía.
El precio del trigo (en US$) ha aumentado en 200% y el de los alimentos en general (US$), en 75% desde el cambio de siglo. Reajustarse al tipo de cambio y a la inflación nacional reduce el alza en los precios que enfrentan los países en desarrollo, pero dicho aumento sigue siendo grave para millones de consumidores pobres.
“El alza en los precios de los cereales no se genera por la interrupción del abastecimiento a corto plazo, como lo sería en un caso normal, y el aumento en dicho abastecimiento podría demorar años para llegar a reconstruir las existencias y permitir que bajen los precios”, comentó Don Mitchell, economista principal en el Grupo de perspectivas de desarrollo.
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