por: Santiago Roca, Profesor Principal, Universidad ESAN
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La economía es una ciencia complicada pero de su buen manejo depende el progreso y crecimiento de los pueblos. Una de las variables clave que define la estructura productiva del país es el tipo de cambio. Si el tipo de cambio estuviera relativamente bajo se abaratan los productos extranjeros y se encarecen los nacionales, si estuviera muy alto se abaratan los productos nacionales y se encarecen los extranjeros. El tipo de cambio depende de la oferta y la demanda de dólares. Si hay mucha oferta y poca demanda cae el tipo de cambio y se afecta la producción y el desarrollo nacional. Ya Jorge Basadre en su “Historia de la República del Perú” caracterizó a la época del guano como una de “prosperidad falaz”. Las exportaciones de guano generaban ingentes cantidades de moneda extranjera y financiaban las importaciones y el consumo de todo tipo de mercaderías, paradójicamente sin embargo al costado del aumento de la demanda, comenzaron a quebrar, primero empresas recién industrializándose y después en forma generalizada la agricultura, hasta inclusive aquellos negocios orientados a la exportación de azúcar, arroz, algodón, etc. Esas empresas quebraban porque perdían competitividad. Había tanta moneda extranjera producto del guano que el tipo de cambio caía y arruinaba a la producción nacional, en medio de la prosperidad de los importadores y los sectores vinculados a unos cuantos sectores rentables. Para Jorge Basadre, los 30 años después de la época del guano, son los más miserables de la historia del Perú. El Perú ya no tenía guano, pero tampoco industria, ni agricultura, ni nada, y tuvo que empezar la reconstrucción de todo lo destruido por el tipo de cambio.
Hoy día en el Perú, existen una serie de acontecimientos que están haciendo que el tipo de cambio real se esté desalineando en forma acelerada y las autoridades peruanas no están actuando de manera apropiada. El tipo de cambio se ha caído muy rápidamente de 3.30 a 2.75, viniendo de 3.55 de comienzos del 2000, y los acontecimientos indican que el fenómeno persistirá durante los próximos 6-12 meses, haciendo que se caiga aún más. Algunos sin embargo se preguntan, pero ¿cómo puede existir un tipo de cambio desalineado en un sistema de tipo de cambio flexible?. ¿No son las fuerzas del mercado las que determinan el nivel de equilibrio del tipo de cambio y su alineación con el crecimiento y el nivel de actividad?
La verdad es que sí pueden existir regímenes de tipo de cambio flexibles desalineados con la estructura productiva del país. Un tipo de cambio de 2.75 y más aún, uno de 2.50 o de 2.30 a fin de año, serían negativos para la actividad productiva nacional. No solo se estancarían y se reducirían las exportaciones sino también quebrarían decenas de empresas que producen para el mercado interno que no van a poder competir con el exterior. Un análisis somero de las fuerzas que están detrás del mercado cambiario hace posible este escenario.
La política monetaria interna sube la tasa de interés y hace la diferencia de la tasa de interés interna con la tasa de interés internacional atractiva a la entrada de capitales. La obtención del grado de inversión incentiva la entrada de capitales. El aumento de los precios internacionales, aumenta la entrada de dólares de las exportaciones y reduce la salida de dólares por importaciones (al contraerse la demanda de alimentos). La huída en “manada” de los capitales extranjeros de los Estados Unidos origina la entrada masiva de dólares para su reubicación en inversiones reales (Majaz y otras) o financieras en nuestro país. No son pues, el oro, el cobre y los minerales los únicos factores (como lo fue en la época del guano) que están generando el exceso de moneda extranjera, sino también los factores externos de la crisis de los Estados Unidos y la inapropiada acción de política económica interna.
No solo sin embargo los productores nacionales están siendo afectados por la reducción del tipo de cambio nominal y real, sino que desafortunadamente también se ven afectados por la reducción indiscriminada y unilateral de los aranceles nacionales y el creciente incremento de los precios internos. La disminución de aranceles incentiva la entrada de productos extranjeros (que entran sin aranceles) afectando la producción nacional. El aumento de los precios internos encarece los costos de los productores internos, lo que nuevamente afecta la producción nacional.
No hay que olvidar que la producción es la base de la generación de ingresos en un país, sino se incentiva y protege la producción, mas temprano que tarde va a comenzar a disminuir el crecimiento sostenido que el Perú ha iniciado hace aproximadamente 7 años. Se tiene que enfrentar en forma decidida el instinto de “manada” de los inversores externos, la falta de información a los agentes económicos y el optimismo ciego de las autoridades económicas en relación a los equilibrios económicos fundamentales y su desempeño en condiciones normales.
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