Tipo de Cambio Competitivo

jueves, 30 de diciembre de 2010

Waldo Mendoza Bellido


Hay un extraño consenso en los equipos económicos de los candidatos presidenciales. Derecha, izquierda y centro proponen un tipo de cambio real alto, “competitivo”. Los consensos entre economistas son muy raros. ¿No será que alguien está desinformado?

El tipo de cambio real alto hace atractivas nuestras exportaciones y ayuda a defendernos de las importaciones. Se amplía la demanda externa e interna para la producción local y se reactiva la economía. Además, un tipo de cambio real alto puede ser la mejor política industrial que nos ayude a abandonar el modelo primario exportador. A lo Rodrik o Porter. Suena bien.

El problema es que el tipo de cambio real depende esencialmente de lo que pasa afuera. En ciertas condiciones internacionales, cuando los capitales ingresan al país, el tipo de cambio real baja. Cuando cambian esas condiciones, y salen los capitales, el tipo de cambio real sube.

En la primera mitad de los ochenta, con el salto de la tasa de interés en los Estados Unidos, los capitales privados abandonaron América Latina (AL), los intereses de la deuda externa pública y privada se multiplicaron y el tipo de cambio real saltó al techo.

En la primera mitad de los noventa, cuando la tasa de interés de los Estados Unidos descendió a sus niveles más bajos hasta ese entonces, los capitales inundaron AL y los intereses de la deuda externa se redujeron a una fracción de los ochenta. El tipo de cambio real cayó al piso en toda AL. Como ahora.

Cuando el tipo de cambio real sube, como en los ochenta, es porque hay salidas de capitales. Las salidas de capitales encarecen y hacen escaso el crédito en dólares. Cuando el tipo de cambio real baja, como ahora, o como en los noventa, es porque ingresan capitales, lo que hace abundante y barato el crédito en dólares. En AL, los periodos de tipo de cambio real alto y crédito escaso han sido periodos de recesión; mientras que los periodos con tipo de cambio real bajo y crédito abundante fueron de reactivación.

Para elevar sustantivamente el tipo de cambio real en el Perú, habría que provocar, con los instrumentos de política, una salida de capitales y, como consecuencia, una escasez del crédito en dólares. “Ceteris paribus”, esa política es recesiva en el corto plazo.

¿Hay consenso en alcanzar un tipo de cambio competitivo?

Pobreza y Desarrollo Rural

miércoles, 29 de diciembre de 2010


Pedro Francke
En nuestra patria, la pobreza se concentra en las zonas rurales, donde el porcentaje de población que es pobre supera el 60 por ciento, tres veces más que en las ciudades. Este es el principal reto en términos de pobreza, inequidad y exclusión que debemos afrontar como país en los próximos años. Comenzando el 2011, presentamos algunas ideas al respecto.
La mayor parte de la población rural está en la sierra y en la selva, donde las condiciones geográficas y culturales son particulares, y donde el crecimiento económico ha sido más lento. Debemos partir reconociendo que casi no hay lugares en el mundo donde haya un desarrollo económico y humano avanzado encima de los 3,000 metros de altura, o en bosques tropicales separados de la costa por cadenas montañosas de 6,000 metros de altura.
En estas regiones, las posibilidades de optar por productos industriales, intensivos en empleo, se ve frenada por la dispersión y poca capacidad adquisitiva de la población, a lo que se añaden los mayores costos de transporte, además de las carencias de mano de obra calificada e insumos y servicios críticos.
CAMBIO TECNOLOGICO, GEOGRAFIA Y EDUCACION
La experiencia internacional muestra que el crecimiento económico se debe fundamentalmente al aumento de la productividad gracias al cambio tecnológico. Hay varias razones por las cuales ese proceso es más difícil y lento en las zonas rurales de la sierra y selva.
La primera es que muchas tecnologías de los países avanzados tienen mayores dificultades de aplicación en estas zonas debido a sus condiciones geográficas y culturales. Pocos o casi ninguno de los productos agropecuarios que se han masificado en el mundo, como el trigo o el arroz, se dan bien en la sierra. Las diferencias de idioma y el atraso educativo añaden a esta dificultad.
Una segunda razón es que la sierra y selva tienen además una gran variedad de zonas con condiciones ecológicas distintas entre sí, ya que nuestro país tiene el 80 por ciento de las zonas ecológicas identificadas en el mundo. Además, tenemos archipiélagos de zonas ecológicas discontinuas, que están poco conectadas entre sí por redes viales lo que dificulta la difusión de nuevas tecnologías. Por ejemplo, el café que se cultiva sobretodo en ceja de selva, se concentra en zonas tan lejanas y desconectadas entre sí como Jaén-San Ignacio-Bagua, Chachamayo-Satipo, La Convención y Sandia. Cada una de estas zonas está incluso relativamente desconectada de su capital departamental. De tal manera que nuevas tecnologías aplicadas en una zona, demoran en conocerse en replicarse en otras.
A contracorriente, un reciente artículo en la Revista de la CEPAL de Carlota Pérez resalta las posibilidades actuales de productos que pueden tener una alta diversificación. Por ejemplo con los cafés, lo que fue tradicionalmente un commodity ha venido diferenciándose crecientemente tanto por su sabor (cafés Premium) como por la forma de su producción (orgánicos). Otras actividades podrían ir entrando en la categoría de “productos a la medida”, por ejemplo en el terreno del turismo ecológico, comunitario o vivencial. Hay también oportunidades como el probable valor de recursos naturales para productos de salud o de belleza, o en relación al valor del bosque amazónico como capturador de carbono en un contexto de cambio climático y como protector de la biodiversidad.
ALGUNAS PROPUESTAS
En muchos casos, el aumento de la productividad no sólo es posible, sino que ya se conocen las técnicas para lograrlo. Por eso, un primer tipo de políticas, fáciles de aplicar y lograr retornos económicos y sociales importantes, es de difusión de tecnologías básicas conocidas. A nivel internacional, Jeffrey Sachs ha insistido en este enfoque, proponiendo por ejemplo agua segura y mosquiteros impregnados frente a la malaria.
En el Perú, están los paquetes tecnológicos como el propuesto por el programa Sierra Productiva, basado en implementar el riesgo tecnificado por aspersión bajo una tecnología de bajo costo. Con 600 soles para el riego y otros 500 para semillas mejoradas y otros, los campesinos pasan a tener tierras en secano a tierras con riego, a tener hortalizas todo el año y a multiplicar sus pastos, permitiendo mejorar su ganado, que les da carne y leche (multiplicando su producción entre 5 y 15 veces), que a su vez pueden transformar en yogurts, quesos, etc.
Para un millón de familias campesinas, estamos hablando de 1,100 millones de soles para el paquete básico, equivalente a un 5% de las ganancias del capital extranjero en el Perú en un año. Es perfectamente posible, y estamos hablando de inversiones que tienen un efecto permanente sobre los ingresos y la calidad de vida, no de un gasto corriente.
Al mismo tiempo que se debe promover masivamente estas tecnologías probadas, hay una diversidad de avances tecnológicos que deben adaptarse de manera específica a distintas localidades. En estos casos, lo que se ha probado ya con bastante éxito son mecanismos institucionales para recoger y promover la aplicación de tecnologías identificadas por los propios campesinos.
Por ejemplo, diversos proyectos han aplicado con éxito concursos de mini-proyectos. La idea básica de estas metodologías es que las propias familias campesinas asociadas presentan sus iniciativas de mejoramiento productivo, y parte de los costos de capacitación y capital son asumidos por el estado. Otros mecanismos institucionales aplicados de manera importante en los últimos años son las iniciativas de Desarrollo Económico Local que empiezan a generalizarse en los municipios rurales como una actividad permanente, y las desarrolladas por las cooperativas cafetaleras con apoyo de ONGs internacionales para promover productos orgánicos y comercio justo.
Este breve artículo solo alcanza para unas pocas y modestas ideas. Lo más importante, sin embargo, es insistir que la pobreza y el desarrollo rurales son temas fundamentales que debemos discutir a profundidad en las elecciones que se vienen.

El Empleo



Farid Matuk
www.29x55.com

Una de las primeras acciones del INEI en la presente gestión presidencial fue reducir el tamaño de la Encuesta de Empleo en Lima Metropolitana de 20,000 anuales desde el año 2001 a 12,000 anuales a partir de 2007, con el único propósito de evitar producir cifras de desempleo cada mes, y reemplazarlas por valores trimestrales, y de esta manera las malas noticias no sean conocidas frecuentemente.

Igualmente la Encuesta Continua 2006 que midió por primera vez el empleo en cada una de las 195 provincias del Perú, fue descontinuada desde el 2007, para evitar se conozca anualmente la realidad del mercado laboral en cada provincia en particular, y de esta manera tener una herramienta de monitoreo y evaluación de la creación del empleo a nivel nacional.

Lo único disponible al presente, es la Encuesta de Empleo de Lima Metropolitana, cuyo último boletín consigna los resultados para el trimestre Setiembre-Octubre-Noviembre 2010, y permite hacer comparaciones con similar trimestre del año 2006. Es decir, tenemos una ventana de 4 años para evaluar lo ocurrido con el empleo durante la presente gestión presidencial.


2006
2010
Porcentaje de Ocupados
63.4%
64.4%
Porcentaje de Asalariados
60.9%
60.4%

En primer lugar se puede observar como el porcentaje total de personas con una ocupación respecto al total de personas en edad de trabajar esta inalterado porque un punto de diferencia esta dentro del margen de error estadístico. Esto quiere decir que el empleo ha crecido al mismo ritmo del crecimiento de la población: 1.8% y por ello todo el crecimiento del PBI no ha contribuido a crear nuevo empleo.

En segundo lugar se puede observar, como el porcentaje de asalariados respecto al total de ocupados, tambien permanece inalterado por cuatro años; la proporción entre trabajadores independientes (aquellos que se crean su propio empleo) y trabajadores asalariados (como corresponde al capitalismo) es la misma, ya que el crecimiento del PBI no ha significado una ampliación del capitalismo en el mercado laboral, sino una perpetuación de los empleos de sobrevivencia.

Respecto a los ingresos monetarios de asalariados e independientes, la evolución muestra una clara evolución a una sociedad mas desigual donde el crecimiento de la economía es mas acelerado que el incremento de la capacidad adquisitiva de aquellos quienes sobreviven autoempleandose o asalariandose.

Mientras los ingresos en soles ha subido 6% al año, cuando se descuenta la inflación, la capacidad adquisitiva en realidad sólo se ha incrementado 3% anualmente. Mientras que la economía como un todo ha estado creciendo poco menos de 7% al año.

Esta brecha de 4 puntos anual, entre los ingresos que reciben los autoempleados y/o asalariados respecto a los ingresos que reciben los dueños de empresas y/o tierras, implica una desigualdad económica que se incrementa, y frente a la pasividad del Estado, el descontento social va en aumento.



2010 / 2006 (promedio anual)
Incremento de ingresos nominales por hora en soles
6.09%
Incremento de los precios al consumidor
3.12%
Incremento de ingresos reales por hora en soles 2009
2.88%
Incremento de la actividad económica (PBI)
7.68%


El dólar sigue siendo el Rey…

lunes, 27 de diciembre de 2010



Luis Gamero Russo, economista

Hace unas semanas, el dólar se volvió a fortalecer. Y así resulta que, cuanto más dudosa se presente la recuperación económica de los EE.UU. y la Reserva Federal imprime más billetes para reactivar su economía, el dólar muestra una fortaleza relativamente mayor a lo esperado. Esto suena contradictorio, pero, en verdad, no lo es tanto.

Desde 2008, comenzó una gran implosión global de deudas, en la cual los créditos financieros se deterioraron rápidamente ante la disminución del valor de los activos que los respaldaban. Esto causó una masiva venta de todo tipo de activos, a nivel global, para pagar o disminuir esas deudas, o para salir de activos en deterioro.

Este proceso, llamado “deleveraging”, no ha terminado todavía, y ha causado más bien una continua demanda de dólares norteamericanos, ya que la mayoría de los activos de respaldo o se denominaban o se tranzaban en dicha moneda. Los inversionistas afectados tenían que salir de sus posiciones en estos activos, para pagar o reducir sus deudas, o para regresar al dinero líquido, en un movimiento netamente defensivo.

La relativa fortaleza del dólar también ha sido favorecida por la reciente crisis europea. Lo cual ha traído, como resultado, la revaluación del dólar frente al euro, especialmente después de las malas noticias de Grecia e Irlanda. Los mercados intuyen que esta crisis de deuda soberana se va a trasladar muy pronto a Portugal y España, y hasta posiblemente a Italia; ya que un gran porcentaje de sus bonos soberanos tienen vencimientos muy concentrados en los próximos dos años y, además, necesitan seguir financiando sus déficits fiscales. El fondo de rescate europeo ha resultado insuficiente y esto ya es vox pópuli.

En opinión de muchos analistas, el dólar norteamericano seguirá siendo, aunque con tendencia descendiente, la moneda más utilizada a nivel mundial. La razón es que el dólar norteamericano sigue siendo el principal lubricante de las ruedas del comercio internacional y de las inversiones a nivel global. En el primer caso, la mayoría de las transacciones comerciales continúan haciéndose en dólares; y cuando los inversionistas buscan mayores retornos en países de la periferia, o cuando “parquean” su dinero en el centro del mundo, por inseguridad, transfieren sus fondos mayormente en dólares.

Y, a pesar del intento de los franceses y de los chinos por tumbarse al dólar en el marco del G-20, resulta difícil que los EE.UU. pierdan su estatus de emisores de la principal moneda de reserva internacional por acciones de terceros, antes que por decisiones del mismo mercado internacional. Y, por el contrario, lo más probable es que sea el mercado el que lo mantenga todavía como divisa predominante en los próximos años y, a pesar de todo, el dólar siga siendo el Rey…

La Navidad y la Economía del Cuidado

Pedro Francke

Millones de amas de casa se han pasado horas preparando la cena de navidad. Adultos y jóvenes hemos dedicado mucho tiempo a comprar y envolver los regalos. Nos hemos movilizado a casa de nuestros familiares y amigos por un abrazo y un deseo mutuo de feliz navidad. Pero todo ese esfuerzo, importante como es para nuestra felicidad, no es considerado parte de la economía nacional. No se suma cuando se calcula el Producto Bruto Interno - PBI.

Es curioso. Si un pavo es horneado en una panadería, ese servicio se cuenta como parte del PBI. Pero si ese mismo pavo es horneado en casa, el mismo servicio no se considera parte del PBI. Extrañas discriminaciones que son norma en las cuentas nacionales.

Se trata, por cierto, de una costumbre que no tiene sustento teórico en la ciencia económica. Si lo que buscamos con el PBI es medir todos los bienes y servicios que se producen, no hay razón para dejar algunos de lado, puesto que el servicio de cocinar el pavo es el mismo lo haga una empresa o una familia.

No se trata de un asunto poco relevante. Porque la economía convencional y el PBI no sólo se olvidan de la navidad, también se olvidan del cuidado familiar de la salud y de los niños, de la protección del medio ambiente y de las relaciones sociales. Por ejemplo, todo el tiempo que un padre dedica a sus hijas, a atenderlos cuando están enfermas, llevarlas al colegio o ayudarlas en sus tareas, no es parte del PBI, como si no fueran actividades valiosas ni servicios relevantes.
La dedicación de un familiar a cuidar y ayudar una persona con discapacidad, tampoco tiene asignado un valor en el PBI.

La mayor parte de este trabajo es hecho por mujeres, cuya contribución a la economía termina minimizándose por estas malas costumbres, agravado la inequidad de género.

Del mismo modo, contaminar el medio ambiente no es algo que se deduzca del cálculo del PBI como algo negativo, como tampoco se descuenta el agotamiento de nuestros recursos naturales que produce su explotación. Cuidar el medio ambiente, para la economía convencional, no es inversión, no produce nada ni suma nada al PBI.

El olvido que la economía convencional hace de esta realidad, ha hecho que en los últimos años una nueva ECONOMIA DEL CUIDADO haya merecido cada vez mayor discusión internacional. Aprovecho las fiestas para leer un reciente libro sobre el tema, titulado The Real Wealth Of Nations, de Reine Eisler.

El pensamiento neoliberal no solamente absolutiza el valor del mercado frente al estado, y de lo privado frente a lo público. Dejando de lado la economía del cuidado, el neoliberalismo olvida también las familiasy los amigos, el medio ambiente y las organizaciones sociales. Es tiempo de cambiar este pensamiento económico estrecho, que cierra los ojos ante una parte importante de nuestras vidas y de la vida social, para pasar a tener una mirada más completa de la realidad, a su vez más constructiva y justa.  

Cambio Climático, tema del año y la década

viernes, 24 de diciembre de 2010

Armando Mendoza

Así como hablamos de personajes del año o de la década; también deberíamos hablar de temas del año o de la década: es decir, aquellos que se han convertido en cuestiones fundamentales en el Perú y el mundo. Pues bien, el Cambio Climático es uno de ellos, por sus enormes implicancias económicas, sociales y ambientales.

Se sabe que el incremento de la temperatura de la atmosfera se debe en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero generados por el uso de combustibles fósiles, principalmente en los países desarrollados. Asimismo, se sabe que dicho incremento de temperatura esta vinculado a fenómenos como sequías y lluvias irregulares, inundaciones, calor extremo, perdida de biodiversidad, etc. ¿Y ello importa para el Perú?; por supuesto, pues somos un país excepcionalmente vulnerable al Cambio Climático.

Así, la severidad y recurrencia del Fenómeno del Niño –que cada cierto tiempo nos destroza el país- se relaciona al incremento de la temperatura, al igual que fenómenos como las inundaciones que asolaron Cusco a inicios del 2010, los episodios de friaje en Puno, y la desaparición de los glaciares andinos, entre otros. Para tener una idea de lo que implica en pérdidas económicas, baste decir que los episodios de Niño del 82-83 y 97-98 le costaron al Perú miles de miles de millones de dólares, o el equivalente a 182 y 146 dólares, respectivamente, por cada peruano.



Estimaciones preliminares indican que de no adoptarse políticas adecuadas de respuesta al Cambio Climático, las perdidas económicas en el Perú crecerían exponencialmente, y podrían ascender a casi una cuarta parte del PBI potencial al año 2050. Igualmente, se estima que el costo de una política nacional de prevención y adaptación demandaría anualmente tanto como el 1% de nuestro PBI, es decir estamos hablando de cientos de millones de dólares para cada año.

Por ello, es de vital importancia para el país que se avance al nivel internacional en relación a la mitigación y adaptación al Cambio Climático, pero el problema es que lo avanzado hasta ahora es penosamente insuficiente. En particular, resulta frustrante que no se haya logrado un acuerdo global vinculante, por la renuencia de las grandes economías a asumir sus responsabilidades ambientales. Así, los resultados de la reciente conferencia mundial en Cancún sobre el Cambio Climático son del tipo vaso medio lleno/vacío, dependiendo de cómo se mire.

Entre lo positivo de Cancún está el que países como Estados Unidos y China, que literalmente venían haciéndose los suecos, han reconocido su compromiso con la reducción de emisiones (aunque dicho compromiso es recontra laxo y ambiguo). Igual de importante es que se acordó la formación del llamado “Fondo Verde”, financiado por los países desarrollados, y que proveerá de recursos para la adaptación al Cambio Climático en los países en vías de desarrollo. Lo malo es que no se ha decidido quien, cuando y como se dará dicho financiamiento; todo ello esta aún pendiente; y mientras tanto el Cambio Climático sigue avanzando.

Mientras no se logre que funcione este “Fondo Verde”, cada país tendrá que bailar con su propio pañuelo. En el caso del Perú ello exigirá considerables desembolsos, seguramente restando recursos a otros temas vitales, como la educación o la lucha contra la pobreza. Más grave aún, es que para financiar la adaptación al Cambio Climático, nuestro país podría verse obligado a recurrir a prestamos, es decir, endeudarnos e hipotecar nuestro futuro para hacer frente a un fenómeno causado por los países desarrollados, ¿Qué les parece?.
En suma, el Cambio Climático importa e importará aún más en el futuro, debiendo figurar en la agenda pública como un tema crucial para nuestro desarrollo, porque; como en la canción; cambia, todo cambia, incluyendo el clima.

Macroeconomía y Perfección

miércoles, 22 de diciembre de 2010


Kurt Burneo

Hay casi un consenso de aprobación unánime respecto a la situación macroeconómica del país. Crecimiento en alrededor del 9%, inflación (2.5%) dentro del rango anunciado, reservas internacionales bordeando los US$ 45,000 millones, un ratio deuda pública/PBI que viene descendiendo desde hace varios años, en fin la lista de variables en azul es mas extensa. Pero al margen de no haberse diferenciado cuanto de los resultados macro actuales responden a una coyuntura externa favorable y cuanto a la gestión macroeconómica propiamente dicha (es como cuando vemos avanzar a un velero, cuanto responde a tener el viento a favor y cuanto a la pericia del navegante) tal como lo mencioné en mi artículo del viernes 10 de diciembre En Medio de la Euforia, creo que conviene ser prudentes porque la bonanza no es eterna. Veamos un par de hechos más.

Maximizar el crecimiento del PBI  sin importar lo que venga después.

Según las proyecciones del  reporte de inflación de diciembre del Banco Central, las tasas de crecimiento del consumo e inversión privadas muestran cifras superiores a las proyectadas en el reporte de setiembre: En el caso del consumo privado se pasa de 5.2 a 5.9% mientras que en el caso de la inversión privada de 16.7 a 22.4%. Entre estas 2 variables se explica el 81.2% del PBI y el 83.4% de la demanda interna. Este mayor impulso de los motores del sector privado están llevando a una mayor tasa de crecimiento al avión de la economía peruana, y claro tasas de crecimiento mas altas son el insumo principal para la foto junto al Merlín que la administración actual buscará tomarse y así seguir “adornando” con gigantografías las calles de las principales ciudades del país, al mismo estilo de Sadam Hussein con efigies enormes del Presidente actual. En macroeconomía no es deseable que las tasas de crecimiento del PBI sean muy volátiles en el tiempo al dificultarse entre otras cosas la realización de proyecciones a nivel microeconómico por parte de las firmas, por ello es hoy absolutamente indispensable que realmente a diferencia de los 4 años anteriores, se implemente una política fiscal contracíclica, lo que significaría que el déficit fiscal sea mucho menor al 1.6% proyectado para  el año 2012. Sería interesante que la candidata aprista tan demandante de debates comience por debatir con su mentor y actual Presidente de la República sobre la necesidad de aplicar los frenos en el caso del gasto público bajo la necesidad de buscar superávits primarios estructurales crecientes esto es la aplicación de una política fiscal contracíclica.


Aumentar los gastos fijos del presupuesto

En estos días la Presidencia del Consejo de Ministros  aprobó los lineamientos para el nombramiento de personal contratado con más de 3 años de labor efectiva en el Estado.  El caso es que al margen de producirse este hecho para incorporar definitiva y permanentemente a la planilla estatal a los partidarios de la estrella  y con ello el gasto inercial (fijo) del presupuesto se hace mas grande, quitándose así grados de libertad a la gestión presupuestal futura (bomba de tiempo que le dicen), no hay ninguna evaluación en términos de productividad laboral y cumplimiento de funciones requeridas, que justifique este incremento en el componente permanente de la planilla estatal.  Es evidente que estamos presenciando cómo se reparte una prebenda, financiada con nuestros impuestos, para que de esta forma  la candidata “técnica” del  aprismo tenga una base de adherencia más grande (que lo necesita a gritos dado su magro 6% de intención de voto actual). Claro hoy está financiado este mayor gasto continuo por la coyuntural bonanza en los ingresos fiscales, ¿y cuando el ciclo expansivo de la economía y de los minerales se revierta? Los ingresos fiscales lo harán también pero el gasto inercial (fijo) incrementado estará allí;  pero en fin para la administración económica actual eso importa poco, porque cuando ello suceda ya no estarán en el gobierno, graciosamente se constituirán como opositores.


La lista de aspectos a tener en cuenta en medio de la euforia es más extensa, como por ejemplo la complaciente mirada oficialista sobre las exagerada expansión del crédito actual, pero  ello será tema para entregas posteriores. Dado que mi columna próxima aparecerá el miércoles 05 de enero, les expreso mis mejores deseos para esta navidad y año que se avecina.

Los Programas Electorales

lunes, 20 de diciembre de 2010

Enrique Fernández-Maldonado

Los resultados de una elección suelen definirse por la convergencia de múltiples factores. Se vota por tradición o por simpatía. Por afinidades de clase, étnicas o geográficas con el candidato y la plancha que lo acompaña. Algunas veces se vota con miedo, otras con pasión. Por intereses corporativos, en muchos casos con pragmatismo clientelar. Pero se vota también por ideas. Por proyectos políticos que encajan con identidades y agendas específicas. Por propuestas programáticas que, cuando están bien planteadas y logran romper el cerco mediático, pueden encauzar la voluntad política de un electorado capaz de diferenciar entre un discurso programático y otro populista, definiendo a la postre una elección.

Por eso iniciativas como la organizada por el CIES, la semana pasada, merecen destacarse. Si bien tuvo una limitada resonancia periodística, el debate entre los jefes de planes de gobierno de las fuerzas en carrera –Kurt Burneo por Perú Posible; Elmer Cuba por Solidaridad Nacional; José Távara por Fuerza Social y Félix Jiménez por el Partido Nacionalista–, permitió un primer acercamiento a la visión de gobierno que encarnan sus partidos. Señalo a continuación algunas de las ideas debatidas, destacando la singularidad de las ausencias (el fujimorismo, el aprismo y la alianza de PPK).

Comencemos por el diagnóstico y las coincidencias. Un primer consenso entre los panelistas fue reconocer que el crecimiento económico de la última década responde básicamente a tres pilares: la política macroeconómica; el modelo de desarrollo vigente; y el contexto externo. Factores que habrían permitido a su vez avances macroeconómicos y sociales importantes. Waldo Mendoza, expositor principal, destacó el crecimiento acumulado del PBI (59.3%), de la tasa acumulada de inversión (153%) y del PBI per cápita, así como la reducción de la pobreza (de 41% a 34%). El otro gran consenso señalado –Porter mediante– es que el crecimiento por sí solo no es suficiente.

Las diferencias y matices aparecen no tanto en las metas como en los instrumentos de política económica. Todos coinciden en que se debe reducir la desigualdad, incrementar la competitividad empresarial, mejorar los ingresos. También en la necesidad de modernizar el Estado para que pueda incrementar y mejorar las prestaciones en salud, educación, seguridad, justicia, infraestructura. En la necesidad de promover las exportaciones y en incrementar la capacidad productiva del sector privado. En generar las condiciones para el crecimiento económico y social.
Un eje diferenciador radica en cómo encaran estas fuerzas el financiamiento de cada una de las medidas y metas propuestas. ¿De dónde saldrán los recursos necesarios para implementarlas y qué implica esto en términos distributivos?

Esto es particularmente relevante en país que ostenta una de las recaudaciones tributarias más bajas en la región: 15% PBI, por debajo del promedio regional (18%). Cualquier programa de fortalecimiento institucional, inversión productiva o social demandará una reingeniería de la estructura tributaria y del gasto público que los candidatos no siempre hacen explicitico. La polémica fue encendida por el moderador (Jaime de Althaus) al plantear la revisión de los contratos de estabilidad tributaria o el impuesto a las sobre ganancias mineras, aspecto en el que destacaron las propuestas del nacionalismo y Fuerza Social, diferenciadas por su mayor énfasis en el carácter distributivo de la política fiscal y tributaria.

Otros ejes programáticos en discusión giraron en torno al rol del Estado en materia económica: si este se limitaría a ser un ente regulador de la actividad privada o cumpliría un papel activo en la participación y promoción de sectores estratégicos (el PNP planteó la soberanía estatal sobre los recursos naturales); o si las políticas sociales debían focalizarse para ganar eficiencia o apuntar hacia su progresivo reemplazo por políticas salariales y de promoción del mercado interno.
En suma, el seminario anual del CIES permitió un interesante intercambio de propuestas que señalan dos tendencias diferenciables: o continuar con las políticas aplicadas por los últimos gobiernos, orientadas al crecimiento económico alentado por la inversión extranjera y la inserción subordinación a los mercados internacionales; o transitar hacia una economía nacional de mercado, que promueva el desarrollo endógeno y productivo, a fin de reducir la dependencia financiera del contexto externo como factor de crecimiento.

Qué hacer con los contratos de estabilidad tributaria


Waldo Mendoza Bellido

Cuando nuestro país empezó a firmar convenios de estabilidad tributaria con el objeto da dar seguridad a las grandes inversiones , buscaba con esta peculiar política superar los efectos de la crisis económica , política y social que afectó al Perú en los 1980s: el terrorismo, la hiperinflación y el aislamiento internacional.

Los convenios de estabilidad tributaria son una respuesta usual en los países emergentes. Blindan a los inversionistas de los cambios inesperados de la política tributaria y se justifican por: (i) el gran tamaño y la naturaleza de costo hundido de la inversión en el SMH, ii) el largo periodo que se requiere para recuperar la inversión y obtener un rendimiento razonable, y (iii) la falta de credibilidad en el país anfitrión.

En nuestro país, las empresas del SMH tienen firmados contratos de estabilidad tributaria al amparo de la Ley General de Minería. Estos contratos estabilizan el sistema tributario, siendo muy importante la estabilización del Impuesto a la Renta (IR). Las empresas que firman estos convenios tienen que pagar un 2 % adicional sobre el IR vigente. Este 2 % extra resumía el “precio” que tenía que pagar la empresa para que no le muevan los tributos, en el contexto de los noventa.

Han pasado casi 20 años de la firma de los primeros convenios, no hay crisis económica, Abimael Guzmán se morirá en la cárcel, tenemos grado de inversión, somos el país que más ha crecido y más ha bajado la pobreza en América Latina en los últimos 5 años… pero seguimos cobrando el 2 % adicional por la firma de estos convenios.
.
La solución para este absurdo es sencilla. Si se considera que el país es aun inseguro para la gran inversión en el SMH, y que hay que seguir ofreciendo garantías a las inversiones, no hay problema. Pero las condiciones tienen que ser distintas: el precio que tienen que pagar los inversionistas tiene que ser ahora muchísimo mayor.

El caso chileno es ilustrativo. En Chile, las empresas extranjeras pagan en 35 % por IR, y si quieren estabilizar sus tributos, tiene que pagar un 7 % adicional.

En consecuencia, la Ley 27343, que dispone el 2 % de castigo, tiene que ser derogada y reemplazada por otra que la eleve al menos al 7 % de nuestro vecino Chile.

Desigualdad, Programas Sociales y Exclusión


Pedro Francke
La exclusión social, la desigualdad y la pobreza son reconocidas por distintos candidatos como los grandes retos a enfrentar por el próximo gobierno. Alejandro Toledo considera como la principal autocrítica de su gobierno, el no haber hecho más al respecto. Ollanta Humala levanta el tema como un objetivo central de los cambios que propone al país. Manuel Rodríguez Cuadros, en reciente discurso, pone a la lucha contra la desigualdad como el eje alrededor del cual articula su discurso y sus propuestas de gobierno.

Los programas sociales son importantes para avanzar frente a este problema estructural. En distintas áreas clave, nuestra política social es tremendamente débil. Tres cuartas partes de nuestros ancianos no tienen pensión alguna de apoyo. La discapacidad física y mental es un problema frente al que se hace poquísimo. La salud pública sigue sin tener el presupuesto que necesita para la promoción, prevención y atención universal de calidad. La inseguridad alimentaria, el hambre, ha aumentado y afecta a más de una tercera parte de los peruanos, mientras en desnutrición infantil seguimos entre los primeros puestos de la región.

En las campañas electorales sobre estos temas solemos oír grandes promesas, pero sin saber cuánto se invertirá ni de dónde saldrá en dinero, y sin ideas sobre las reformas necesarias para mejorar la eficiencia. Pasadas las elecciones, se hace muy poco, las reformas esperadas se postergan y solo se inician algunos nuevos programas de poco impacto. Ojalá esta vez sea diferente.

Pero lo principal para reducir la exclusión económica es el empleo y la generación de ingresos. El crecimiento que hemos tenido ha permitido que el empleo formal crezca, pero de manera insuficiente, con salarios de hambre y sin derechos laborales. Los campesinos y pequeños productores han enfrentado condiciones muy difíciles en el mercado, haciendo enormes esfuerzos para progresar.

Una prioridad del próximo gobierno debe ser la redistribución mediante políticas sociales que tengan mayor financiamiento asegurado mediante una reforma tributaria, y estrategias más eficaces y participativas. Pero no es suficiente. Después de todo, los ingresos de los hogares, incluso pobres, proviene en más del 80 por ciento del mercado y no del Estado.

Como la gran minería y las industrias extractivas generan muy poco empleo, necesitamos promover especialmente a los sectores que generan más empleo, como la agricultura, el turismo, la construcción y la industria. Los trabajadores deben tener mejores salarios y derecho a la negociación colectiva. Por su parte, las pequeñas y micro empresas deben tener apoyo directo en materia de crédito, simplificación de trámites, apoyo tecnológico y conexión a los mercados, pero sobretodo necesitan un gobierno que las escuche y trabaje con ellas. Sin estos cambios en la política económica, la desigualdad y la exclusión seguirán creciendo.

La plata no llega sola.

miércoles, 15 de diciembre de 2010


 Oscar Dancourt1 

El ministro Benavides quiso meterle mano a las reservas de 44 mil millones de dólares del banco central justo al finalizar el segundo gobierno de Alan García, como se desprende claramente de un cable de Bloomberg del 6 de diciembre pasado. Recién ocho días después, el ministro negó en Lima lo que había anunciado en Nueva York.


Según Bloomberg, Benavides declaro que su plan consistía en crear un fondo fiscal al estilo chileno para invertir en infraestructura y educación, aprovechando las reservas de divisas record que tiene el banco central de reserva (BCRP). Benavides también anuncio que este fondo fiscal podría estar listo en el primer trimestre del 2011.   


Las reservas internacionales netas (RIN) del BCRP tienen tres componentes. Los dólares del fisco, unos 5 mil millones, que este puede retirar a voluntad. Los dólares que corresponden a los encajes obligatorios de los depósitos en moneda extranjera y de las líneas de crédito externas de la banca comercial, unos 7000 millones. El tercer componente, los dólares propios del banco central o posición de cambio, unos 32 mil millones, seria la presa apetecida.


Parece claro que el BCRP no tenía ni la menor idea del plan del ministro Benavides. Es dudoso, sin embargo, que Alan García haya tardado 8 días en enterarse de las declaraciones de su ministro.


Los titulares del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) deberían saber que el BCRP no compra dólares en el mercado cambiario para sentarse encima de ellos. El BCRP los compra para venderlos e impedir así esas crisis económicas terribles que jalonan nuestra historia macroeconómica de los últimos 50 años. Benavides debiera recordar, por ejemplo, que la hiperinflación que azoto el país durante el primer gobierno de García se inicio cuando el banco central perdió todas sus reservas de divisas en 1987, después de la estatización de la banca, quedando incapacitado para ponerle un techo al alza del dólar.


Solo si cuenta con una reserva suficiente de dólares, puede el BCRP bloquear esas alzas catastróficas del tipo de cambio, que son causadas en nuestro país por salidas masivas de los capitales al extranjero o por caídas profundas de los precios externos de las materias primas que exportamos.


Estas reservas de dólares del BCRP (la posición de cambio) son el muro fronterizo que separa el orden del caos macroeconómico en el Perú. Si el banco central no hubiera podido vender 8 mil millones de dólares entre mayo de 2008 y febrero de 2009, cuando el dólar subió desde 2.75 soles hasta 3.25 soles, el segundo gobierno de García podría estar acabando con un rebrote inflacionario liderado por un precio del dólar en alza.


Para poder ejecutar estas ventas imprevistas de dólares, la tecnocracia del BCRP mantiene esos dineros en el extranjero en formas liquidas y seguras. Y fiscalizables. Estas reservas no pueden estar invertidas en ladrillos, escuelas o carreteras.   


Si el ministro Benavides quiere tener su fondo fiscal o fondo soberano, la receta es única: hay que generar superávit fiscales año tras año, como Bachelet en Chile, y guardarlos en el chanchito. O sea, hay que cobrar impuestos en vez de repartir óbolos mineros. Después, habrá que contratar a alguien para administrar el fondo porque el MEF no tiene la tecnocracia experta en estos menesteres del BCRP. Medio por ciento de 44 mil millones de dólares es harta plata así que no faltaran postores. 

La Naturaleza Como Materia Prima

lunes, 13 de diciembre de 2010

Escribe: José De Echave
En su libro Economía de los Recursos Naturales, Gilles Rotillon afirma que se pueden distinguir dos períodos en el análisis económico sobre la utilización de los recursos naturales por el hombre. El primer momento coincide casi con la propia aparición de la economía como disciplina y tiene a la base la preocupación por el agotamiento de los recursos naturales y sus efectos en el crecimiento económico. Ricardo veía en la baja progresiva de la calidad productiva de las tierras, la causa del estancamiento del crecimiento económico. El mismo análisis se hacía sobre el carbón y otros recursos. 
Un segundo momento es cuando la reflexión económica comienza a apuntar a los efectos de la expansión de la producción, el consumo y sus impactos irreversibles  en la degradación del planeta. Mucho se ha escrito sobre economía y ecología en las dos últimas décadas, sobre las causas de la degradación y la necesidad que los diagnósticos se conviertan en políticas públicas globales.
Lo cierto es que cada vez es más difícil sostener el concepto de crecimiento económico ilimitado, bajo los cánones actuales. Antes de la crisis de finales de 2008 y sobre todo ahora se debate en todo el planeta, en la academia y en la clase política, sobre el tema del decrecimiento. Serge Latouche, el economista y politólogo francés, señala que la idea del decrecimiento tiene dos orígenes: la toma de conciencia sobre la crisis ecológica y por otro lado la crítica a los que confunden crecimiento con desarrollo.
Este debate no solamente es teoría pura; también está presente en las demandas que se levantan en los conflictos sociales que se desarrollan en diferentes partes del planeta y hasta en iniciativas de políticas públicas. Iniciativas como la del Yasuní en Ecuador, la ley de protección de glaciares en Argentina, las recientes decisiones tomadas en Costa Rica que prohíben la minería de oro a cielo abierto, entre otras, van en la misma línea.  
El desafío es construir equilibrios y cubrir los evidentes déficits de regulación pública que cada día son más notorios. John Ruggie, profesor de Harvard y representante del Secretario General de las Naciones Unidas, habla de brechas de gobernabilidad. Las brechas de gobernabilidad, según Ruggie, se producen cuando los actores económicos (estados, empresas //inversiones) pretenden ir más allá de la capacidad que tiene la sociedad de controlar y regular esas inversiones en función del bien común.
En nuestro país, los pobladores de Islay, Conococha, Huancabamba y Ayavaca, curiosamente (o quizás no tanto), están conectados desde su realidad concreta con este tipo de reflexión que se viene dando en el mundo. En cambio nuestros gobernantes y por ejemplo las empresas extractivas creen -o nos quieren hacer creer- que el Perú y el planeta continúan en la década del 50 del siglo pasado.
¿Cómo abordar estos temas en un país como el nuestro con tantas necesidades por atender? En primer lugar, colocándolos en la agenda pública y abordándolos seriamente. La pista central es la de construir equilibrios entre lógicas productivas, regulaciones ambientales y respeto a los derechos de las poblaciones. El próximo escenario electoral es una oportunidad para hacerlo.  

La Verdadera Riqueza de las Naciones

domingo, 12 de diciembre de 2010

Por Javier M. Iguíñiz Echeverría
Profesor del Departamento de Economía de la PUCP
Tal es el título del Informe de Desarrollo Humano 2010, en su vigésimo aniversario. El mensaje de fondo es tan conocido como lo es el desinterés efectivo que hay en él: poner, explícita y eficazmente, al ser humano en el centro de las preocupaciones. Tras muchísimas Constituciones y declaraciones públicas que lo afirman, en la práctica cientos de otras y muy legítimas inquietudes y metas geopolíticas, económicas, familiares, religiosas, patrióticas, partidarias, culturales se anteponen, se interponen y elegantemente terminan sustituyendo demasiado a menudo a ese mandato humanista. 
El volumen recientemente presentado es una fuente inmensa de temas, datos, hallazgos, interrogantes, métodos de cálculo, propuestas de investigación y de políticas. En este artículo vamos a destacar y resumir un solo aspecto, muy importante en el Informe, relacionado con la riqueza económica y el desarrollo humano. 

Riqueza económica y desarrollo humano
Una primera aproximación a la relación entre riqueza económica y desarrollo humano es conceptual y trata sobre la sustancia y el status efectivo de aquello de lo que hablamos. La vida humana es mucho más multifacética y profunda que lo que la riqueza económica de las personas permite vislumbrar. Desde esa perspectiva general, es natural que se afirme que “desarrollo humano no es sinónimo de crecimiento económico” (54). A tal punto no lo es, que una constante en los informes del PNUD ha sido sostener que a pesar de su indudable importancia “el ingreso tiene muchas falencias como indicador sintético del desarrollo” (45). En términos de status, por mucho que “el dinero es un medio importante para ampliar las alternativas” (45), no es un fin.

Añadiríamos que, a pesar de la positiva importancia del crecimiento para el desarrollo humano, también puede ser un obstáculo de diversas maneras. Por ejemplo, una de las preocupaciones que adquiere preeminencia, hasta convertirse en obsesión, y puede postergar innecesariamente los logros en desarrollo humano, es la búsqueda del más alto crecimiento económico. Se persiste en considerar que la promoción del desarrollo humano atenta contra el crecimiento porque desvía recursos prematuramente del ahorro y la inversión hacia la supervivencia o bienestar de la población, lo que la hace peligrosa. También llega a considerarse negativa la búsqueda de la equidad, por ejemplo, en educación, debido a que distrae recursos que deberían ir a los que ya son mejores alumnos. Hay, pues, razones para el debate con quienes focalizan todo en el crecimiento.

No hay correlación entre progreso económico y humano básico
Un aspecto ya clásico, “desde su inicio” (5),  en el diagnóstico del PNUD sobre la situación y evolución de la sociedad es retomado con insistencia en el Informe. “Una de las conclusiones más reveladoras de la investigación sobre desarrollo humano de los últimos años: no existe una correlación significativa entre crecimiento económico y avances en salud y educación” (49). Este es “uno de los resultados menos esperados en la investigación sobre el desarrollo humano” (4).
Esto resulta decisivo para poner las cosas en su debida jerarquía, para no apostar exclusivamente al crecimiento del producto como meta o como condición necesaria para la solución de los principales problemas. Y todo eso por mucho que se considera que “el ingreso y el crecimiento son cruciales” y “una prioridad a la hora de formular políticas públicas” (5). Aún así, se insiste en el Informe: “es posible lograr adelantos significativos incluso en condiciones de crecimiento lento” (5), “El progreso es posible incluso con pocos recursos” (9), Se pueden lograr “progresos considerables” (114), “incluso cuando el crecimiento es esquivo” (113). La “buena noticia” es que el crecimiento económico no es requisito indispensable para mejorar la situación de salud y educación, por lo menos en esos niveles tan básicos. Claro, si se crece, mejor, se pueden lograr antes esas metas... hasta que choquemos con los problemas medioambientales.
Exigir más, depender menos
Aprovechamos el marco que nos provee el PNUD para finalizar con dos reflexiones personales. En primer lugar, el crecimiento puede ser mucho más eficiente en la reducción de carencias fundamentales de la población y hay que exigir que lo sea. La discusión sobre “el modelo económico” debe hacerse un sitio en el debate nacional pero tiene más sentido si es que se evalúa la manera de crecer por su contribución al  aumento en cantidad y calidad del protagonismo de las personas, empezando por el empleo digno y la participación ciudadana, y a la efectividad para reducir las carencias y desigualdades en educación, salud, etc. 
En segundo lugar, tanto a nivel macroeconómico como microeconómico la falta de recursos económicos no puede ser la justificación principal para dejar de avanzar en la reducción de muchas de las carencias en desarrollo humano. Aquellas iniciativas que, en esa lucha, se reducen o postergan por falta de presupuesto están mal diseñadas en el sentido de que dejan de lado maneras de hacer las cosas menos dependientes del crecimiento económico. La concertación de voluntades públicas y privadas y la movilización social pueden lograr grandes resultados en desarrollo humano independientemente del curso general de la economía. Además, para exigir más a la economía, hay que depender menos de ella.

Peligrosa desigualdad

lunes, 6 de diciembre de 2010


Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

La Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas organizó, el mes de pasado, la VIII Convención internacional de economía. La mayoría o todos los invitados fueron neoliberales o sus variantes cercanas. Destacó por su audacia el Prof. Illarionov de San Petesburgo, quien afirmó, según el diario El Comercio, que “las infectas ideas izquierdistas de distribución del ingreso pueden enfermar cualquier economía (…)”. “Si quieres que tu país prospere, a esas ideas no se les debe permitir existir”. Desafortunadamente son muchas las personas que piensan lo mismo. Sin embargo, olvidan que una estructura desigual de distribución del ingreso afecta negativamente el nivel de actividad económica y el bienestar de toda la población.

La preocupación por la desigualdad no es exclusiva de los economistas. El Papa Benedicto XVI (2009) señaló que la desigualdad es un problema tanto de los países ricos como de los pobres. El aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un mismo país y entre las poblaciones de los diferentes países, no sólo tiende a erosionar la cohesión social y pone en peligro la democracia, sino que tiene un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del capital social, es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil.

En la misma dirección, el Prof. Figueroa de la PUCP (2010), señala que existe un grado limitado de tolerancia social a la desigualdad. Cuando el grado de desigualdad supera los umbrales de tolerancia, esta desigualdad será considerada excesiva o injusta y generará desorden social: inestabilidad política, corrupción, violencia y otras formas de riesgo individual y colectivo. Los estudios empíricos han encontrado que países con mayor grado de desigualdad tienden a mostrar más altos grados de violencia y criminalidad, así como mayores grados de inestabilidad política y democracias más débiles.

No sólo se trata de eliminar la pobreza. Hay que reducir la desigualdad, ya que las grandes diferencias en la posesión de activos e ingresos de la población, más dramática en nuestros países, tiene un efecto negativo sobre la calidad de vida por el menor orden social que la acompaña. Asimismo, una mayor desigualdad reduce la propensión a consumir promedio, que implica menos demanda agregada y genera espacios para el surgimiento de crisis por insuficiencia de demanda efectiva. Con mayor desigualdad hay menor estabilidad económica, social y política (En: La Primera, 23/7/2010, p.10).

Impuesto a las Herencias



Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

No se trata de un tributo del pasado. Se aplica ahora en numerosos países. Lo utilizan quienes postulan que el Estado tiene una función redistributiva para transferir recursos de los más ricos a los que tienen menos ingresos. Aporta a la estabilidad económica, social y política. Asimismo, es útil para promover una sociedad meritocrática (basada en el esfuerzo personal) y es una herramienta para enfrentar la concentración de la riqueza en manos de pocas familias. A niveles razonables son un aliciente a la creatividad, a la actividad emprendedora, a la competencia y coadyuva a la democracia efectiva.
La justificación teórica de los impuestos a las herencias es añeja. En el siglo pasado, Keynes la incorporó dentro de sus recomendaciones de política económica, conjuntamente con la política monetaria y fiscal (gasto e inversión) anticíclicas. La aplicación de estos tributos a las herencias e ingresos, que se transfieren como gasto público, son una redistribución que eleva la propensión a consumir de la sociedad, que reduce la inestabilidad del nivel de actividad económica. Esta es una buena receta para aplicar cuando disminuye el contenido de mano de obra por unidad de producto. También es útil para reducir la desigualdad excesiva o injusta que genera más altos grados de violencia, criminalidad, más desorden social e inestabilidad política.

El sistema de impuesto a las herencias norteamericano podría ser replicado en el Perú. Entre 2007 y 2009 se recaudaron anualmente entre US$ 20,000 y 25,000 millones. Obviamente es parte de los temas de disputa entre los Republicanos y Demócratas. Aunque usted no lo crea, empresarios como Bill Gates o Warren Buffett están a favor del impuesto con el argumento de la meritocracia. En el 2009 la tasa impositiva fluctuaba entre el 18% y 45% de la masa hereditaria, con un mínimo libre de impuestos de US$ 3.5 millones. Desde la época de la Segunda Guerra Mundial hasta 1976 la tasa máxima del impuesto fue del 77% y en el año 2000 del 55%.

El impuesto a las herencias, bajo el sistema estadounidense, debe ser aplicado en el Perú. Hay que hacerle ligeros ajustes a nuestra la realidad. Una economía oligárquica (en manos de pocos) es un mal componente para la democracia. Este tributo, con más regalías a las empresas mineras y de hidrocarburos, la elevación del impuesto a las ganancias de capital en la Bolsa de Valores, a las ganancias especulativas en operaciones inmobiliarias, más ISC a los bienes de lujo importados, entre otros, contribuye a reducir la desigualdad. También coadyuvan a la estabilidad económica, social y política (En: La primera, 12/11/2010, p. 11).

Cuando el TLCAN y los acuerdos comerciales internacionales no son suficientes: El caso de México


(En: Strategia 10, CENTRUM, diciembre 2008)

Germán Alarco Tosoni
Investigador Principal, CENTRUM Católica

Desde inicios de 1994 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que asoció a Canadá, EE.UU. y México. A la fecha este último país lleva 12 tratados de libre comercio con 44 países y más de 30 nuevos acuerdos comerciales específicos. Es innegable que estos implican una gran ventana de oportunidades ya que permiten acceder a más de mil cien millones de habitantes, a 2/3 de las importaciones y 3/4 del PBI mundial.

También generan nuevas posibilidades de insumos a precios más competitivos y de bienes de consumo para los mexicanos (Secretaría de Economía, 2006). México tiene la posición 15 y 14 en cuanto a las exportaciones e importaciones a nivel internacional (OMC, 2007). En esa dirección se observan resultados impresionantes en términos del crecimiento de las exportaciones que se han multiplicado por cinco, de 51.9 a 272.1 miles de millones de dólares anuales entre 1993 y 20071 pero los resultados macroeconómicos generales son bastantes mediocres.

La economía mexicana es la décima del mundo en cuanto a tamaño y su ingreso per cápita es de US$ 6,790 con la posición 70 en el mundo y de US$ 9,640 cuando se habla del ingreso per cápita corregido por la paridad del poder adquisitivo, ubicándose en la posición 80. Asimismo, la estructura de distribución del ingreso es desigual de conformidad a un índice GINI de 49.5, respecto de un 40.8 para los EE.UU., 34.7 de España o 28.3 para Alemania en 2004 (World development indicators, 2006). Sin embargo, lo que más llama la atención es su reducido crecimiento, ya que en el periodo de la “economía cerrada” entre 1950-1990 crecía a una tasa de crecimiento promedio anual (tcpa) del 5.1%, mientras EE.UU. lo hacía al 3.5%. Entre 2007 y 1990 sólo creció al 3.3% respecto a 2.9% de EE.UU. La tcpa mexicana entre 2000-2007 es ligeramente más baja ubicándose en 3.2%.

Hacia delante las perspectivas no son muy positivas, ya que CEPAL, a finales de agosto del 2008 señaló que para 2008 y 2009 tendría un crecimiento del 2.5% anual, respecto a un promedio regional Latinoamericano y del Caribe de 4.7 y 4%. En ambos años México tendría las tasas más bajas del conjunto de países analizados, compartiendo ese último lugar con Nicaragua. ¿Cómo es posible que una economía pierda velocidad de crecimiento cuando se apertura más al comercio internacional?. México es una experiencia interesante que puede ser útil a Perú para proporcionarnos algunas enseñanzas. Hay muchas diferencias entre ambas, pero también semejanzas que es necesario considerar para aprovechar las ventajas y enfrentar los problemas - retos que pueden implicar estos acuerdos comerciales.

Razones del entorno internacional
Es cierto que el entorno internacional hoy en día no es tan propicio para el comercio internacional, pero este elemento no es sostenible como factor explicativo después de 15 años de la firma del TLCAN, ya que al igual de los periodos críticos se disfrutó de parte de la expansión económica de los años noventa. Otro elemento en juego es que todas las economías comparten el objetivo común de ser más competitivas; luego a pesar que se vaya rápido el ganar o perder participación en los mercados depende también de la velocidad de los competidores. Eso es lo que ha ocurrido a México. Entre 1993 y 2007 Canadá perdió participación en las importaciones totales de EE.UU. al pasar del 19.1 al 16%. México incrementó su participación del 6.8 al 10.8%, pero esta es menor a los niveles observados en 2001 superior al 11%. China en cambio la eleva de 5.4 a 16.4% en forma más acelerada a partir de los menores crecimientos de Canadá y México (Secretaría de Economía, 2007).

Otro tema interesante es que los acuerdos comerciales se agotan solos. El comercio internacional es muy dinámico y hay productos con una elasticidad ingreso más elevada respecto al PIB que se mantienen creciendo en el tiempo, pero muchos otros cumplen las reglas del ciclo del producto (crecen ligeramente, luego más aceleradamente, después se estancan y posteriormente comienzan a decrecer). Asimismo, la ventana de oportunidad es máxima cuando no existen barreras paraarancelarias y el arancel aplicable es cero, de ahí no hay mejora posible. Por último, en el mundo donde todo cambia pero poco se transforma, la proliferación de acuerdos y preferencias comerciales genera una externalidad negativa para cada país considerado individualmente. Al respecto, México se justifica señalando que entre 1993 y 2007 el número de acuerdos comerciales notificados a la OMC se ha elevado de 44 a 194.

Recuento de diferencias entre México y Perú

Una primera diferencia que salta a las vista y que abona a nuestra hipótesis del mediocre desempeño mexicano es cómo un país con hidrocarburos crece tan poco. México es el sexto productor mundial de hidrocarburos (BP statistical review of world energy, 2007). Su producción valuada a precios de mercado es equivalente al 8.4% del PBI y las reservas probadas son equivalentes a cerca de dos años de su producto. Sin embargo, en el periodo 2000-2006 muestra tasas de crecimiento por debajo de los países petroleros. Entre 2000-2004 México creció al 1.5% anual, mientras el grupo de países con hidrocarburos lo hizo en 3.4%. Entre 2005 y 2006 México creció al 2.8 y 4.8% anual y el promedio simple de todos los países con hidrocarburos lo hizo al 6.6 y 6.4% respectivamente. ¿Qué hacen los mexicanos que no aprovechan el boom de los precios del petróleo?.

La ventaja de la diversificación y la paradoja de tener menos ingresos

México enfrenta un serio problema mediante el cual más de 2/3 de sus exportaciones se orientan al mercado norteamericano sometiéndose estrechamente a los ciclos expansivos y contractivos de esta economía. El Perú enfrenta una estructura más diversificada. Sólo el 19.3% del total para 2007 se orienta a los EE.UU. respecto de una participación del 31.1% en 2005. El 10.9% de las exportaciones se orientaron a China respecto de 10.8% en 2005. Suiza, por las exportaciones de oro, y Japón la incrementan de manera significativa al 8.4 y 7.8% del total nacional en 2007 con relación a niveles del 4.6 y 3.5% en 2005 respectivamente. Otros mercados relevantes de las exportaciones peruanas son Chile, Canadá, España, Brasil, Alemania, Países Bajos y Corea del Sur (PromPerú, 2008). La pregunta que surge aquí es que vamos a seguir haciendo los peruanos para mantener esta estructura del comercio exterior conveniente diversificada.

El componente importado de la producción es menor en el Perú respecto de México, otorgándonos la ventaja de que una menor proporción del ingreso generado se filtra hacia el exterior, reactivando menos a terceros países. De acuerdo a información del BCRP la penetración de las importaciones respecto al producto fue en 2007 del 18.2%, respecto de 13.8% en el 2000. Esta ha crecido a lo largo del tiempo pero se encuentra por debajo de los estándares mexicanos del 33.5% del PBI en 2007 con una clara transnacionalización de los patrones de producción y consumo.

Al respecto, un fenómeno paralelo es el relativo a que poco más del 50% de las exportaciones se refiere a operaciones de la industria maquiladora de exportación (IME) y casi del 60% cuando hablamos de otros regímenes especiales. La particularidad de esta actividad es que se trata de ensamblaje, aunque con diferentes niveles de desarrollo y que genera positivamente más de 1.2 millones de empleos especialmente en la zona fronteriza norte con EE.UU. Sólo como referencia la industria maquiladora de exportación mexicana tiene una propensión a importar insumos intermedios del 75.7% del valor de sus exportaciones, sin considerar lo concerniente a las importaciones de bienes de capital. Un incremento del 100% de estas exportaciones se acompaña de un crecimiento del 75.7% en las importaciones de insumos, 11% en salarios y menos del 10% de la compra de otros insumos y servicios nacionales.

Elementos negativos comunes

Es riesgoso aventurarse pero puede resultar interesante lanzar algunas hipótesis, que posteriormente habría que sustentar. Se identifican por lo menos seis elementos negativos comunes. El primero es la desarticulación interna. México cuenta con al menos dos sectores muy vinculados a la economía internacional: IME y el sector petrolero, sin embargo estos comparten una notoria desarticulación con el resto de la economía interna. Entre 1988 y 2004 estos crecieron a una tcpa del 11.4%, el resto de sectores al 2.1% y el promedio total fue 3.1% (Alarco, 2007). Lo mismo, habría que decir quizás en el Perú para el sector minero, los hidrocarburos y los productos pesqueros. Por el contrario, los productos no tradicionales, especialmente los textiles, confecciones y los agropecuarios son más dinámicos y articulados a la economía interna.

Sachs (2000) distingue al menos cinco patrones de crecimiento aplicables para los países en desarrollo. México es clasificado en el grupo de los seguidores en la incorporación de tecnologías, mientras que el Perú estaría asociado a los basados en los recursos naturales. El pasar de un estadio inferior a otro superior de desarrollo implicaría, en el caso peruano, primero diversificar e incorporar más valor agregado (industrializarse) y en el mexicano más inversión y resultados concretos en el campo de la ciencia y tecnología para contar con un modelo de crecimiento endógeno. Perú y México comparten una visión que soslaya la importancia de la ciencia y tecnología en el desarrollo. En 2004 canalizaron a la investigación y desarrollo el 0.10 y 0.42% del PBI respectivamente, frente a un promedio internacional para los países de menor, medio y alto desarrollo de 0.73, 0.87 y 2.54% del PBI respectivamente. Brasil y China destinaron el 0.98 y 1.31% de sus respectivos PBI (World Development Indicators, 2006).

Una reducción de la participación de los sueldos y salarios respecto del ingreso o del PBI nos es una buena receta para el crecimiento económico, a menos que la inversión crezca aceleradamente. En la perspectiva de Keynes o Kalecki la mayor participación de la masa salarial es una garantía de mayores niveles de consumo y estabilidad. México y Perú en el 2004 tuvieron participaciones de la masa salarial del 30.38 y 23.7% con relación al PBI respectivamente, con mayores niveles históricos en 1980 con valores de 36.04 y 29.69%. EE.UU. en el 2005 tuvo una participación del 56.82% respecto de 60.11% en 1980. Alemania mostró un 50.27% respecto de 58.01% en el mismo periodo (Lindenboim, 2008).

Si nos introducimos a la problemática de la distribución personal del ingreso la situación es más dramática. Perú es más desigual que México con un índice GINI del 54.6, superior al mexicano de 49.5. Asimismo, procesando la información del Banco Mundial se observaría que el 20% de la población más pobre del Perú tendría ingresos per cápita corregidos por paridad del poder adquisitivo de apenas US$ 1,084 anuales, mientras que en México serían de US$ 2,069 respecto de los promedios de US$ 5,400 y 9,640 respectivamente. El 20% de los peruanos tendrían condiciones de vida similares a los habitantes de Benin y Eritrea, mientras que los mexicanos más pobres lo serían como los habitantes de Mongolia y Mauritania. El 10% más rico en cambio vive a nivel de los países desarrollados con ingresos per cápita de US$ 29,258 y 37,923 anuales respectivamente.

Un tema que comparte Perú y México es el relativo a las políticas fiscales y monetarias, ambas de corte ortodoxo. A diferencia de los EE.UU. donde la Reserva Federal se preocupa no sólo de la inflación, sino del crecimiento y el desempleo, nuestras autoridades monetarias asumieron las recomendaciones externas relativas a concentrarse en la problemática inflacionaria. No vamos a discutir los orígenes y el desempeño previo que justificaron dichas recomendaciones, pero lo que es claro es que cuando se produce el crecimiento se aplican políticas contractivas de la demanda, aumentando las tasas de interés y reduciendo la oferta de dinero.

En el campo fiscal la política es procíclica. A menor crecimiento, menores ingresos públicos y por lo tanto las autoridades reducen el gasto contribuyendo a reducir más el nivel de actividad económica en una perspectiva de corto plazo, ignorando las enseñanzas de la política fiscal anticíclica o contracíclica norteamericana o las enseñanzas chilenas. Aunque sin presentar evidencia empírica sobre la materia ambos países comparten también una caída significativa en el tipo de cambio real (actualmente hasta una apreciación nominal de las monedas nacionales respecto al dólar norteamericano) que afecta, a juicio de autores como Rodrik (2004), la posibilidad de avanzar en el fortalecimiento del aparato productivo por la mayor propensión a importar que a producir localmente.

Por último, un tema importante es que ambos países han dejado de lado la planeación. Obviamente la situación peruana es más dramática donde ésta no existe ni en forma ni en fondo. México es una realidad interesante ya que esta existe en la forma pero en el fondo es poco útil. La planeación se formula a partir de un Plan Nacional de Desarrollo para el periodo de gobierno que corresponda, que debe ser concertado y luego se aterriza en programas sectoriales. Lo interesante, es que ahora los planes son muy detallados en cuanto a metas e indicadores, pero el problema es que el cumplimiento de éstas requeriría de un conjunto preciso de acciones, que no se especifica, acorde a la ideología dominante.

Reflexiones finales

México vive la paradoja del país rico que no aprovecha plenamente sus recursos. En Perú la lista de temas por trabajar es numerosa, destacando la necesidad de mejorar la articulación entre los diferentes sectores y regiones del país. Hay que preocuparse de la ciencia y tecnología, mejorar significativamente la estructura funcional y personal de distribución del ingreso, abandonar la frivolidad del consumo suntuario importado, entre otros temas. ¿Qué estamos haciendo?. Se debe recrear la planeación con nuevas prácticas y repensar colectivamente la política fiscal y monetaria. En fin, debemos potenciar nuestra actual cultura emprendedora, aprovechar las oportunidades que se abren, enfrentar nuestras debilidades y mitigar las amenazas que nos acechan.

Bibliografía
Alarco, G. (2007). Crecimiento desbalanceado a partir de la industria maquiladora y petrolera mexicana al 2015. Economía Infoma 347, Julio-agosto. Facultad de Economía UNAM, México D.F., pp. 68-85.
Lindenboim, J. (2008). Distribución funcional del ingreso, un tema olvidado que reclama atención. Problemas del Desarrollo vol. 39, núm. 153, abril-junio. Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. D.F., pp.83-117.
Organización Mundial del Comercio (2007), Estadísticas del comercio internacional, 2006. www.wto.org
Rodrik, D. (2004). Industrial policy for the twenty-first century. Harvard University,
John F. Kennedy School of Government, Septiembre. 57 pp
Sachs, J. (2000). Globalization and patterns of economic development, en: Wel-twirtschaftliches Archiv - Review of World Economics, Band 136, Heft 4, Kiel Institute of World Economics, pp. 579-600.
Secretaría de Economía (2007). Retos- pérdida de competitividad internacional. www.economia.gob.mx
Subsecretaría de negociaciones internacionales (2006). La estrategia de negociaciones comerciales internacionales. www.economia.gob.mx
World Bank (2006). World development indicators 2006. http://webworldbank.org.


12-9-2008.
1 En el mismo periodo las importaciones crecieron de 65.4 a 283.2 miles de millones de dólares anuales.

Actualidad Económica del Perú

Aportando al debate con alternativas económicas desde 1978

Archives