Waldo Mendoza Bellido
Hay un extraño consenso en los equipos económicos de los candidatos presidenciales. Derecha, izquierda y centro proponen un tipo de cambio real alto, “competitivo”. Los consensos entre economistas son muy raros. ¿No será que alguien está desinformado?
El tipo de cambio real alto hace atractivas nuestras exportaciones y ayuda a defendernos de las importaciones. Se amplía la demanda externa e interna para la producción local y se reactiva la economía. Además, un tipo de cambio real alto puede ser la mejor política industrial que nos ayude a abandonar el modelo primario exportador. A lo Rodrik o Porter. Suena bien.
El problema es que el tipo de cambio real depende esencialmente de lo que pasa afuera. En ciertas condiciones internacionales, cuando los capitales ingresan al país, el tipo de cambio real baja. Cuando cambian esas condiciones, y salen los capitales, el tipo de cambio real sube.
En la primera mitad de los ochenta, con el salto de la tasa de interés en los Estados Unidos, los capitales privados abandonaron América Latina (AL), los intereses de la deuda externa pública y privada se multiplicaron y el tipo de cambio real saltó al techo.
En la primera mitad de los noventa, cuando la tasa de interés de los Estados Unidos descendió a sus niveles más bajos hasta ese entonces, los capitales inundaron AL y los intereses de la deuda externa se redujeron a una fracción de los ochenta. El tipo de cambio real cayó al piso en toda AL. Como ahora.
Cuando el tipo de cambio real sube, como en los ochenta, es porque hay salidas de capitales. Las salidas de capitales encarecen y hacen escaso el crédito en dólares. Cuando el tipo de cambio real baja, como ahora, o como en los noventa, es porque ingresan capitales, lo que hace abundante y barato el crédito en dólares. En AL, los periodos de tipo de cambio real alto y crédito escaso han sido periodos de recesión; mientras que los periodos con tipo de cambio real bajo y crédito abundante fueron de reactivación.
Para elevar sustantivamente el tipo de cambio real en el Perú, habría que provocar, con los instrumentos de política, una salida de capitales y, como consecuencia, una escasez del crédito en dólares. “Ceteris paribus”, esa política es recesiva en el corto plazo.
¿Hay consenso en alcanzar un tipo de cambio competitivo?