Porque el dólar no está a cuatro soles

lunes, 31 de agosto de 2009


Farid Matuk




En Enero de este año, un análisis titulado “Compulsión a la repetición” publicado en www.29x55.com , precisaba que la economía peruana estaría contrayéndose hasta comienzos del 2010. Y como se puede ver en el gráfico, nuestra economía en la presente crisis se contrae aceleradamente a dos puntos trimestrales, reduciéndose el crecimiento de 10.7% en el tercer trimestre del año pasado a 4.3% en el segundo trimestre de este año.

Poco después, el gobierno anunciaba el “Programa de Estímulo Económico” (PEE), que implicaba un gasto adicional del gobierno de 3 puntos del PBI, y teniendo presente que el último trimestre del año pasado había tenido el primer déficit externo en varios años, no dude en vaticinar una profundización del déficit, producto de la expansión del gasto fiscal, que culminaría con una crisis cambiaria que llevaría el precio del dólar a 4 soles.

Este pronóstico erróneo, fue producto de creer en el PEE como muchos analistas creyeron, y como el Banco de Crédito explicó crípticamente “esto (el pronóstico erróneo) en realidad no sería algo tan particular y podría explicarse por un optimismo intencional del Gobierno con el objetivo de modular las expectativas de los agentes privados.” En un lenguaje mas sencillo se puede traducir “optimismo intencional” como engaño premeditado, y “modular las expectativas” como desorientación adrede.

Lo que tenemos al presente es una desaceleración de la economía que sigue el patrón observado en pasadas contracciones donde una política económica ortodoxa asume erróneamente que la libre interacción del mercado entre hogares y empresas mejora el bienestar social bajo toda circunstancia, y que el Estado no debe intervenir en la protección del bienestar de los hogares, aún en circunstancias excepcionales como la presente crisis económica.


En el gráfico se pueden observar las cinco contracciones económicas previas a la presente, ocurridas en los años 1992, 1995, 1997, 2000, y 2003. Pero las políticas aplicadas en la contracción de 2003, hicieron que esta fuera de solo medio punto por trimestre, mientras que las políticas aplicadas previamente tenían contracciones con tasas trimestrales, que eran entre el triple o el cuádruple de la tasa de 2003. Por ello, era factible que la presente crisis fuese enfrentada como la previa del 2003, y una tasa de crecimiento del 6% para el año 2009 estaba dentro de lo factible.

También en el gráfico tenemos que las contracciones duran en promedio entre tres y seis trimestres, pero mientras más alta la tasa de crecimiento del PBI en el inicio de la contracción, la duración de la contracción es mayor. Por ello, se puede considerar que la crisis presente durará hasta el último trimestre de este año, o el primer trimestre del próximo año.

¿Por qué nuestro PBI no caerá en 3% o más este año?


Juergen Schuldt

Mientras hace diez meses el gobierno estimaba un crecimiento del 6% de nuestra economía para el 2009, Waldo Mendoza avizoraba una tasa de 0%. Poco a poco las instancias oficiales se han ido acercando a este último dato y es probable que en diciembre coincidirán con el cero. Será por eso que siempre los mejores pronósticos económicos se hacen expost.

Pero lo que nos interesará aquí es ¿por qué nuestra tasa no es aún menor, digamos del -3%? Dados los tremendos impactos que la crisis internacional ha tenido sobre nuestra economía, la cifra debería ser claramente negativa, aunque quizás no tanto como en México o Chile. Al margen de la caída de nuestras exportaciones y el endeble desempeño de la inversión privada y pública, la respuesta creemos que radica en dos factores ignorados que han permitido mantener el flujo del consumo privado agregado. La presencia de una especie de ‘efecto retén’, típico de condiciones recesivas, en que los consumidores –cuando menos inicialmente- se niegan a ajustar plenamente su consumo presente a su ingreso permanente. Pero el factor esencial radica en el hecho de que las familias de bajos y medianos ingresos modifican sus patrones de consumo, según una ingeniosa hipótesis planteada por Rodolfo Cermeño (*).

Lo que este economista nos decía hace buen tiempo es que en periodos de recesión, cuando se comprime la masa de ingresos de la mayoría de la población, ésta procede a sustituir el tipo de bienes y servicios que consume. En esas condiciones, a diferencia de los auges económicos en que tiende a consumir bienes ‘superiores’ a medida que aumenta su ingreso real, pasa a comprar bienes ‘inferiores’. Recurren a sus sastres y zapateros para remendar lo desgastado; regresan a la autoconstrucción; dejan los restaurantes, prefiriendo a las vianderas, sus casas o los huariques; del azúcar blanca vuelven a la rubia; del aceite vegetal, pasan al animal; del arroz empaquetado al de granel; de las marcas auténticas a las bambeadas; del Tico a la combi; de lo ‘fino’ a lo útil; de lo elegante a lo simple.

Ese cambio en el gasto tiene efectos inmediatos sobre el empleo y los ingresos que, gracias a ello, no decrecen o no lo hacen tanto como la magnitud del shock externo haría esperar. Porque resulta que los que producen los bienes ‘inferiores’ son las micro, pequeñas y medianas empresas, que también son las que los comercializan. Y ellas son las más intensivas en fuerza de trabajo e insumos locales. Con ello los ingresos circulan copiosamente entre las capas de bajos y medianos ingresos, que se compran y venden entre sí, circuito que los sostiene –cierto que a duras penas- en esta fase de descenso económico del sector ‘moderno’ de la economía. En pocas palabras, las recesiones paradójicamente pueden estimular la producción doméstica, el comercio y los servicios de los sectores ‘informales’ del país, tanto en Lima, como especialmente en provincias. En tal sentido las PYMES tienden a convertirse en un sostén dinámico para que la demanda efectiva no se caiga tanto como uno podría esperar por efecto de la crisis. Es decir, nuestra economía no se está cayendo tanto como otras, gracias a la presencia de un enorme sector informal. Aunque usted no lo crea.


(*) Ver: R. Cermeño, “Caída del Ingreso Real, Recesión del Sector Moderno y Expansión del Sector Informal: un Enfoque Microeconómico”, en Economía, PUCP, vol. 10, no. 20, 1987; pp. 73-99.

El Futuro de la Economía Mundial






Bruno Seminario
Profesor de la Universidad del Pacífico
Nos dice la tradición que fue Simónides de Ceos quien inventó el Arte de la Memoria: la técnica mnemotécnica que explican los antiguos tratados de retórica, entrena la memoria y le permite a un orador pronunciar con extrema exactitud y sin auxilio artificial, un discurso extenso. Propia de una civilización que aún no contaba con la tecnología para apoyar un recuerdo fácil, era indispensable para el ejercicio de la política en las ciudades del mundo clásico; pero, no es su función, lo más sorprendente sino su base conceptual. Porque el recuerdo sólo se hace vivo y transparente por la emoción intensa, el Arte dependía de una psicología práctica que conocía que el recuerdo podía ser estimulado por extremas imágenes visuales[1].


Que la Memoria artificial es extrema y estimulada por visiones vehementeses una hipótesis que puedo aceptar con facilidad, sino ¿por qué los libros de historia otorgan una atención desmesurada a las personalidades de las eras de convulsión y no a aquellas que pertenecen a las más tranquilas? Por ejemplo, la trágica figura de Juliano, el siglo pasado, ejerció sobre poetas, literatos y filósofos, una poderosa atracción, gracias a su peculiar personalidad y su intento fallido de revivir el paganismo. Empero, ¿no resulta incomprensibleeste interés tan abrumador, especialmente, cuando consideramos la corta duración del reinado del emperador en cuestión?


Debo interrumpir, por razones de espacio, esta breve digresión, pero antes de hacerlo me gustaría usarla para mostrar, en primer lugar, que los factores que rigen la dinámica de atenció0n humana puede responder a determinaciones que poco tienen que hacer con la realidad objetiva o la lógica más elemental. En segundo lugar, el recuerdo y el olvido, puede ser regido por poderosas fuerzas instintivas, visiones penetrantes peroconcentradas en aspectos parciales de la realidad.
Hago estos comentarios porque después de leer varios documentos sobre la evolución de la economía mundial, me resultó evidente que su característica más distintiva no es su contenido sino la manera peculiar como interpretan el desastre financiero que ocurrió el año pasado. En efecto, tanto los gobiernos como las instituciones internacionales, en sus informes, parecen más interesados en justificar las principales decisiones de política y promover el optimismo, que en mostrar el curso probable de los desarrollos macroeconómicos.
Ni siquiera una institución tan polco comprometida con la desregulación y el neoliberalismo como la CEPAL, se salva de esta curiosa tendencia. Aunque el Estudio Económico para América Latina, publicado por esta institución en el mes de julio, menciona que vivimos en un momento crítico del desarrollo de América Latina, y, ofrece un excelente análisis de los efectos de la crisis sobre la región, también señala que la contracción que este año experimentará la producción será relativamente moderada. ¿Cuál es la razón?Una versión modificada de la teoría del "blindaje". Como ya resulta insostenible la afirmación de América Latina, pues la evidencia que la contradice es abrumadora, ahora, se sostiene que el efecto del desastre financiero, será moderado. Y, si esto no es consuelo suficiente, también se indica que el sistema de indicadores líderes de esta institución, ya detectó, en las principales economías, señales de recuperación. No consideró necesariocomentar las asombrosas y aún más portentosas afirmaciones que podemos encontrar en la prensa financiera internacionales o en otros documentos preparados por otras instituciones internacionales.

No lo hago, porque me gustaría resumir las ideas contenidas en los publicados recientemente en Project Syndicate[2] por Dani Rodrick y Kenneth Rogoff, dos destacados economistas estadounidenses.

Sostiene, Daní Rodrick, en sugerente comentario, titulado ¿Un Mundo Desglobalizado?, que es improbable que la ecomía mundial siga siendo la misma, a pesar de que comparte la opinión de que tarde o temprano llegará la recuperación. Para él, cuando termine la crisis, nos encontraremos con nuevo mundo desglobalizado, en el que habrá menos financiamiento externo y en el que el comercio internacional crezca a un ritmo más lento. También señala que la nueva coyuntura puede afectar el dinamismo de aquellas economías que basaron sus economías en la reestructuración económica y la diversificación de su comercio exterior, especialmente sustanciales en su estrategia de desarrollo. Para el una estrategia que se orienta exclusivamente hacia el sector exportador. Debe , por esta razón, ser dejada de lado en favorde otra más equilibrada que le otorgue igual papel al desarrollo del mercado interno.

Rogoff, en "La Nueva Normalidad para el Crecimiento", llega esencialmente a la misma conclusión pero concentra su análisis en Estados Unidos y en las fuerzas estructurales que pueden limitar el dinamismo de la economía estadounidense en el próximo decenio. En efecto, que tanto Estados Unidos como China, deberán resignarse a una tasa media de crecimiento inferior a la que gozaron antes de la crisis. Lo que impide regresar a la situación anterior es que el consumo de los Estados Unidos, el motor del crecimiento mundial, será inferior por el desempleo creciente, el descenso de los precios de la vivienda, el endeudamiento de las familias estadounidenses, y la reducción en la riqueza de los pensionistas.

Para el Perú, estos escenarios pueden ser especialmente relevantes, y, sería indispensable volver a pensar desde esta perspectiva , el diseño de la política comercial , la política macroeconómica, y algunos aspectos de la política de desarrollo.


[1] [1] Sobre el “Arte de la Memoria” escribió , en 1966, Francis A. Yates un libro fascinante., publicado en inglés, por la Universidad de Chicago. Existe traducciónal castellano hecha por la editorial Siruela. Esta misma editorial, ha publicadovarias obras sobre el tema del filósofo español Ignacio Gómez de Liaño. Destacan “Filósofos Griegos, Videntes Judíos” y “El Círculo de la Sabiduría”.
[2] El lector interesado puede obtener una copia de estos ensayos en (Rogoff)http://www.project-syndicate.org/commentary/rogoff56 y (Rodrick)http://www.projectsyndicate.org/commentary/rodrik31/Spanish

Realidad y percepciones sobre la crisis económica internacional


Germán Alarco Tosoni
Investigador principal CENTRUM Católica
La actual crisis económica internacional ha generado la tercera más importante recesión del siglo XX y XXI, con excepción de las guerras y las catástrofes naturales, después de lo ocurrido en los años treinta y la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Sus impactos son similares a los shocks petroleros de los años setentas y ochentas. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, en el seno de las familias que aún conservan su empleo e ingresos, se observa una percepción no tan negativa sobre el presente frente a un entorno macroeconómico negativo. Este fenómeno, se manifiesta más claramente en las economías subdesarrolladas como la peruana, y es el símil inverso de la relación señalada por el Prof. Schuldt, antes de la crisis, sobre la presencia de una bonanza macroeconómica acompañada con malestar microeconómico. Las causas de este nuevo fenómeno parecen tener bases objetivas y subjetivas.
Diferencias objetivas entre las economías
Es evidente que los impactos de la crisis son diferentes para las distintas economías a nivel internacional. Los números están a la vista y las diferencias se podrían explicar por tres conjuntos de factores: las características previas de la economía, la naturaleza y magnitud de los impactos recibidos y la efectividad de las respuestas de todas las autoridades. Al respecto, llama la atención como la norteamericana (EE.UU.), incubadora principal de la crisis, al cierre del 2009 sólo se contraería entre -2.5% y -3%, frente al área europea en que esta disminución sería entre -4% y -4.5%. Las asiáticas como Japón, Rusia, Taiwán decrecerían entre -6 y -7%. En el ámbito latinoamericano destacarían las mayores caídas de México en -7.1%, Venezuela -4.2% y Argentina con -3.5%, -1% para Brasil, Chile y Colombia y 1.3% para el Perú según The Economist.
Las diferencias entre los EE.UU. y los europeos podrían encontrarse en las respuestas fiscales y monetarias, ya que las europeas fueron en ambas materias más tardías, de menor magnitud y las monetarias correspondieron a un enfoque más ortodoxo, de acuerdo a los estatutos del Banco Central Europeo. Se trata de un tema polémico, pero las condiciones de base previas a la crisis son diferentes. El rol hegemónico del dólar americano, conjuntamente con las mayores posibilidades de financiar los desequilibrios fiscales es una ventaja para EE.UU. La mayor apertura comercial, una población estancada o de bajo crecimiento – que implica menor dinamismo en el consumo- y una menor flexibilidad en los mercados (aunque este es un tema más ortodoxo) generan desventajas para los europeos. La mayor presencia estatal en la economía no ha sido una fortaleza y oportunidad significativa para los europeos.
Estos países estarían sujetos a la paradoja de la pobreza en medio de la abundancia, mediante la cual un mayor ingreso per cápita implicaría que el factor dinámico de las economías se ubique más por el lado de la inversión privada y las exportaciones, mientras que el consumo pierde impulso. El peso de las expectativas y la volatilidad de la inversión sobre las tasas de crecimiento económico son más relevantes. Una caída del producto e ingreso, potencia las mayores posibilidades de ahorro y puede implicar una reducción mayor que proporcional en los niveles de gasto, reduciendo el consumo de los bienes y servicios no necesarios, respecto de lo que ocurriría en una economía con menores niveles de ingreso. De la misma forma, en la medida que el comercio se vincula a productos manufacturados y menos a materias primas, la caída en el PBI implicaría una contracción mayor que proporcional en el comercio internacional.
Válvulas de escape y paradojas de los países pobres
La informalidad constituye una ventaja para las economías pobres, ya que es un colchón para la mano de obra desocupada. Mientras en EE.UU. los desempleados van a sus casas a recibir temporalmente un cheque, en nuestros países ingresan al sector informal. La concentración del ingreso a favor de estratos específicos de la población - con las empresas transnacionales incluidas- y la reducida dotación de infraestructura juegan un papel para explicar porque no se ve tal mal la situación económica en nuestros países.
La creciente concentración del ingreso en poca manos, del ciclo expansivo previo, generó los márgenes de maniobra para que en la crisis no se percibieran tan mal las cosas, tanto porque nunca “chorrearon” hacia los grandes grupos de la población, y no promovieron reducciones drásticas de la mano de obra contratada al tratarse de ganancias extraordinarias (que podían disminuir en cualquier momento). Las crecientes presiones que implican el mayor crecimiento de la población, los procesos de urbanización y migración interna generan una imagen de saturación ante una dotación de infraestructura, comercio, servicios públicos y privados que generalmente no crecen al ritmo adecuado. El resultado es que en la crisis sólo se perciben diferencias sutiles de menor actividad respecto de los momentos en que ésta fue mayor.
La mayor flexibilidad y racionalidad de los mercados pueden jugar en contra respecto de una economía donde las vinculaciones entre patrón y trabajador son menos “modernas” y donde el contacto entre ellos es “más estrecho”. En forma paradójica una economía más competitiva implica que los ajustes en los mercados sean rápidos, respecto de otra donde son más concentrados. La menor profundidad financiera y de los mercados de valores son útiles, en la crisis, para mantenerse más aislados de los shocks externos. Estos factores, aunados a que en el Perú contamos con una estructura de exportaciones más diversificada, pueden ser algunas de las fortalezas que han diferenciado al desempeño peruano (menos negativo) respecto del chileno.
Aspectos sociológicos y psicológicos
La compleja evaluación de los ingresos o gastos presentes, respecto del periodo anterior o del mismo asociado al año anterior, en un tema que contribuye a pensar que la situación no es tan negativa. No hay que olvidar también el rol de la publicidad gubernamental, del sector financiero y de muchos medios de información para transmitirnos que estamos en el mejor de los mundos. En las economías desarrolladas se tiende a decir la verdad, de forma tal que la brecha de expectativas cede su lugar al efecto consuelo. “No estamos tal mal, que pena por los más ricos”. Dejamos sobre la mesa factores como el mayor individualismo y la menor solidaridad actual, respecto de lo que ocurre con nuestros vecinos, que sólo motivan percibir los problemas cuando los vivimos en carne propia.
21/8/2009.

El Peru y la crisis

lunes, 17 de agosto de 2009

¿Cuánto durara la recesión?
Oscar Dancourt

A estas alturas del partido, es claro que ningún país de la periferia esta blindado ante las crisis económicas que se producen en el centro del sistema internacional. Desde fines del 2008, la economía peruana esta sufriendo una recesión, es decir, una disminución de la producción y del empleo, que puede prolongarse fácilmente más allá del 2009.
La evidencia sobre la recesión es abrumadora: disminuyen la producción, el empleo, las exportaciones, las importaciones, los impuestos, etc. El origen de esta recesión es externo: se han caído las exportaciones y han salido capitales del país, como ocurrió también en 1998-2000, a raíz de la crisis mundial.

El gráfico adjunto permite apreciar que la recesión iniciada en el último trimestre del 2008 se caracteriza tanto por una caída de la producción (PBI) como del empleo urbano en las empresas de mas de 10 trabajadores. La producción ha disminuido ya por tres trimestres consecutivos, mientras que el empleo urbano se ha reducido durante los dos primeros trimestres del 2009. (Las series de la producción, PBI, y el empleo han sido desestacionalizadas. Este procedimiento, que hace comparables el producto o el empleo de cualquier trimestre con el del trimestre anterior, detecta sin retraso el transito de un auge a una recesión).
La recesión existe, pero la opinión pública todavía no se ha enterado del hecho. Este milagro mediático es el único del que se puede jactar el gobierno de García, que abrió las puertas a esta recesión con la tesis del blindaje, y con los errores de política macroeconómica cometidos al amparo de esta tesis, algunos garrafales como la reducción de la inversión publica a fines del 2008 y otros menos graves como el retraso innecesario de la rebaja de la tasa de interés.
Las perspectivas inmediatas
Lo peor que puede pasar es que esta recesión se extienda más allá del 2009. Este es el principal riesgo que corremos, juicio que el ministro Carranza no comparte, de acuerdo a sus últimas declaraciones en radio y TV. Para usar una imagen cara al ministro, el riesgo principal que corre Juana la panadera no es que los tramites burocráticos le impidan abrir en el futuro una segunda panadería, sino que la recesión y el desempleo actuales se traigan abajo la demanda de panes y pasteles y la obliguen a cerrar, aquí y ahora, la única panadería que tiene y a despedir a todos sus trabajadores.
Si hay dos escenarios posibles para la economía mundial en el futuro inmediato, uno bueno y uno malo, el ministro Carranza es optimista y apuesta al escenario bueno. El cree que la economía mundial se reactivara pronto y que eso nos sacara de la recesión vía un aumento de nuestras exportaciones y un ingreso de capitales extranjeros. ¿Cual es la conclusión? No vale la pena lanzar un segundo programa fiscal de estimulo económico. Para que seguir empujando el carro de la economía peruana con las políticas monetaria y fiscal, si el auto esta a punto de arrancar jalado por la reactivación mundial.
El problema es que el ministro se puede equivocar. Ya le ha pasado anteriormente; por ejemplo, cuando anuncio que los precios de las materias primas seguirían altos por muchos años más, poco antes de que estos se desplomaran en el segundo semestre del 2008. Según Krugman, el ultimo premio Nobel de economía, las buenas noticias recientes en USA son que ha disminuido la velocidad de caída de la producción y el empleo y, segundo, que la crisis bancaria y financiera ya ha sido controlada por las medidas gubernamentales.
Es decir, un escenario malo también es posible. Digamos que, en el peor de los casos, la economía mundial no se reactiva hasta la segunda mitad del 2010, que nuestras exportaciones permanecen estancadas hasta esa fecha, que no entran capitales extranjeros al país y, por último, que banqueros y empresarios siguen pesimistas hasta las próximas elecciones presidenciales.
¿Que podemos hacer?
Como no podemos contratar a Nostradamus, que tenia fama de conocer el futuro, la única solución es prepararse para lo peor y actuar en consecuencia. Por ejemplo, el MEF diseña un segundo plan de estimulo fiscal, para darle otro empujón, en el cuarto trimestre del 2009, al carro de la economía que se ha parado.
En este escenario malo, dos fuerzas básicas estarían operando sobre la producción y el empleo en direcciones contrarias: las políticas fiscal y monetaria que empujan hacia delante el auto de la economía y la caída de las exportaciones y la salida de capitales que lo frenan y lo detienen.
Digamos que nos preparamos para lo peor, pero se hace realidad el escenario bueno. El ministro tenia razón. La economía mundial se reactiva pronto y vigorosamente de tal modo que pone en marcha a la economía peruana. ¿Que hacemos con este segundo plan de estimulo económico? Lo cancelamos rápido. ¿Esto tendría costos? Si.
Digamos que nos preparamos para lo mejor, pero se hace realidad el escenario malo. El ministro se equivoco. La economía mundial no jala a la economía peruana hasta el 2011 y tampoco hay una segunda dosis de estimulo fiscal. La política monetaria empuja solitariamente el carro mientras seguimos esperando el impulso de la inversión pública, pero la caída de las exportaciones y la salida de capitales frenan el auto con mucha fuerza. La tasa de interés de política se puede reducir algo más, hasta cero, pero ya estamos cerca. El impacto reactivador del aumento de la inversión publica en curso puede resultar muy débil. Y los empresarios y banqueros pueden ponerse más pesimistas todavía. Si no hay un segundo plan de estimulo fiscal, la sociedad peruana puede acabar azotada por una dura recesión que se prolongue hasta fines del 2010. Eso si que tendría muchos costos.
Ultimo punto. ¿Como debería ser este segundo plan de estimulo? No habría que insistir con el aumento del gasto público. Mejor seria una rebaja del impuesto general a las ventas (IGV) combinada con un alza de aranceles, de tal modo que los precios de las importaciones tiendan a quedar constantes y los precios de los productos nacionales tiendan a bajar. No se requiere ninguna licitación y no hay lugar para el clientelismo. Se trata de estimular el gasto en bienes nacionales, para que aumenten la producción y el empleo locales. Podría ser un programa transitorio, como en la Inglaterra de Gordon Brown donde se ha decretado una reducción del IGV temporal, por un año y pico.



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