Este artículo apareció el día de hoy en varios diarios del mundo . Resulta interesante porque nos permite aprender a las limitaciones de los documentos que suelen publicar las instituciones internacionales. Según el autor de este documento , el Fondo Monetario Internacional, muestra sesgos sospechosos cuando redacta sus informes: suele ser extremadamente benigno cuando juzga la política del gobierno estadounidense y de los países que integran la Unión Europea, pero no tiene dificultad alguna para hacerlo lo mismo con otros países del mundo. En efecto,aunque la crisis financiera que hoy afecta Estados Unidos era perfectamente predecible hace ya dice meses, en esta fecha el Fondo se mostró extremadamente benigno con el gobierno de los Estados Unidos. Decía, por ejemplo, en el informe del 2006 lo siguiente:
"los deudores que corren un riesgo significativo de un aumento en los pagos de las hipotecas siguen siendo una pequeña minoría, que se concentra principalmente en los hogares de ingresos altos que están conscientes de los riesgos” y concluyó que “las señales indican que los mecanismos de crédito y de asignación del riesgo en el mercado inmobiliario de Estados Unidos se han mantenido relativamente eficientes”Justo en el momento en que se escribía este texto las oficinas del fondo, se vivía una verdadera orgía especulativa en Wall Street, que incluía activos tan novedosos como los préstamos ninya , la exportación de esta basura financiera a otros países del mundo, y , otras operaciones de dudosa reputación. Duda , por esta razón, el autor de esta nota de la eficacia del trabajo de vigilancia que podría ejecutar el Fondo Monetario Internacional. Para ser justos habría que otras instituciones internacionales se comportaron de forma similar al Fondo Monetario Internacional. Por ejemplo, los informes que publicó la CEPAL, en ese mismo año fueron tan optimista como los del Fondo.En el último informe, sin embargo, parece registrarse una sutil y gradual transformación en el estilo general del documento. Adjuntamos, a continuación, el artículo de Héctor Torres.
Héctor R. Torres
¿Por qué ha sido tan ineficaz la vigilancia de la economía estadounidense por parte del Fondo? |
Washington DC. – Hasta hace poco, la labor principal del Fondo Monetario Internacional era dar préstamos a los países con problemas de balanza de pagos. Hoy en día, sin embargo, los países emergentes prefieren cada vez más “asegurarse” acumulando reservas (y compartiéndolas a través de arreglos regionales). Como resultado, el Fondo debe cambiar mediante el fortalecimiento de su papel de supervisión y de su capacidad para vigilar que los miembros cumplan sus obligaciones de contribuir a la estabilidad financiera. Por ello, su incapacidad para presionar a Estados Unidos a fin de que corrigiera las vulnerabilidades del mercado hipotecario que precipitaron la actual crisis financiera, indica que falta mucho por hacer.
En efecto, en su examen anual de la economía de Estados Unidos de 2006, el FMI se mostró extraordinariamente benigno en su evaluación de los riesgos planteados por el relajamiento de las condiciones para los préstamos en el mercado hipotecario del país. Señaló que “los deudores que corren un riesgo significativo de un aumento en los pagos de las hipotecas siguen siendo una pequeña minoría, que se concentra principalmente en los hogares de ingresos altos que están conscientes de los riesgos” y concluyó que “las señales indican que los mecanismos de crédito y de asignación del riesgo en el mercado inmobiliario de Estados Unidos se han mantenido relativamente eficientes”. Agregó que esto “debería dar tranquilidad”.
Igualmente, el problema no se mencionó en una de las principales publicaciones del FMI, el Informe sobre estabilidad financiera mundial, en septiembre de 2006, apenas diez meses antes de que apareciera la crisis de las hipotecas subprime. En la opinión del FMI, “las principales instituciones financieras en los mercados maduros son saludables y han permanecido rentables y bien capitalizadas” y “los sectores financieros de muchos países están en una posición firme para hacer frente a cualquier desafío cíclico o corrección adicional del mercado que pueda presentarse”.
Apenas en abril de 2007, cuando el problema ya estaba estallando, el FMI comenzó a inquietarse, pero aún no había una sensación de emergencia. Por el contrario, según el FMI, “la debilidad se ha limitado a ciertas porciones del mercado subprime (y en menor medida, del mercado Alt-A) y no es probable que signifique una amenaza sistémica seria”. Además, “el mercado inmobiliario estadounidense parece estarse estabilizando…En general, el mercado inmobiliario estadounidense se ha mostrado resistente, aunque el segmento subprime se ha deteriorado un poco más rápido de lo previsto”.
El Informe sobre estabilidad financiera mundial señala confiadamente que “las pruebas de estrés llevadas a cabo por los bancos de inversión demuestran que, incluso en condiciones sin precedentes de caída de los precios de los bienes raíces a nivel nacional, la mayoría de los inversionistas que estén expuestos a las hipotecas subprime mediante estructuras titulizadas no sufrirán pérdidas”.
¿Por qué ha sido tan ineficaz la vigilancia de la economía estadounidense por parte del Fondo?
Supongamos que la acumulación de vulnerabilidades en el mercado inmobiliario estadounidense —que se dio ante los ojos del Fondo, con su sede en Washington— hubiera sucedido en un país en desarrollo.
Francamente es inconcebible que el Fondo hubiera fracasado tan lamentablemente en detectarlas. Se ha criticado al FMI por cargar a los deudores con condiciones de préstamo innecesarias y en ocasiones perversas, pero su personal altamente calificado no ha dudado en dar la alarma cuando ha percibido vulnerabilidades internas en otros países.
Entonces, ¿por qué no vigilaron la economía estadounidense con el mismo ímpetu?
La respuesta puede estar en la estructura de gobernanza del FMI.
Actualmente, la distribución de poder al interior del FMI sigue la lógica de su papel de otorgar créditos. Mientras más dinero otorgue un país, más influencia tiene. Esto podría hacer que el Fondo se haga de la vista gorda ante las vulnerabilidades económicas de los miembros con mayor peso— justamente aquéllos cuyas políticas internas tienen implicaciones sistémicas importantes.
Este modelo de “dinero a cambio de influencia” obstaculiza indirectamente la capacidad del FMI para criticar a las economías de sus miembros más importantes (por no hablar de supervisar el cumplimiento de sus obligaciones). En cualquier caso, si las críticas del personal llegan a ser demasiado francas, esos países pueden utilizar su influencia para diluir los comunicados que emite el Directorio del FMI.
El Fondo puede ayudar a prevenir crisis de este tipo en el futuro pero únicamente si acaba primero con la influencia indebida sobre su capacidad para supervisar, y de ser necesario criticar, las políticas y reglamentos de los países influyentes. Ello exige una estructura de gobernanza diferente, en la que el poder se distribuya de manera más equitativa, de forma que el FMI pueda realizar su trabajo de vigilancia donde debe, y no únicamente donde puede.
Director Ejecutivo Alterno del FMI y fue Presidente de la oficina del G-24 en Washington, D.C. Copyright: Project Syndicate, 2008. www.project-syndicate.org
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