¿Qué hay que hacer?

domingo, 14 de octubre de 2007

Escribe Félix Jiménez

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esde el año 2006 el crecimiento del PBI (8%) se explica fundamentalmente por el crecimiento de la demanda interna y, el de esta última, por la inversión privada. Más precisamente, la inversión privada y el consumo privado explican el 57.5% y el 55.0% del crecimiento del PBI, respectivamente; y, por primera vez después de cerca de diez años de crecimiento exportador, la demanda externa neta registra una «contribución» negativa de -27.2%, es decir, en lugar de aportar, reduce el crecimiento del PBI en esa magnitud…. El mismo patrón de crecimiento descrito se repite en el primer trimestre del año 2007. El consumo privado y la inversión privada explican el 69.6% y el 65.1% del crecimiento del producto, respectivamente. Lo que destaca, sin embargo, es el aumento, en valor absoluto, de la «contribución negativa» de la demanda externa neta, que ahora es de -36.4%.

Lo poco que queda de manufactura no primaria después de la desindustrialización neoliberal, alcanza rápidamente los límites de capacidad cuando la demanda externa neta le «cede» el liderazgo del crecimiento económico a la demanda interna. La tasa de utilización de la capacidad instalada de la manufactura no primaria ha aumentado de 65.5% en el 2004 a 80% en mayo del presente año. Por otro lado, entre diciembre de 2004 y junio de 2007, los créditos bancarios totales aumentaron en 70.2%: de US$ 11 013 millones a US$ 18 741 millones.

¿Acelerará, el «boom» del crédito la reducción de la brecha de la producción no primaria hasta generar presiones inflacionarias antes del término del segundo año de gobierno de Alan García y poner, así, en aprietos al directorio del Banco Central? No es fácil responder a esta pregunta sin información acerca de la magnitud de los aumentos en la capacidad de producción de la manufactura no primaria. Sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que la historia reciente de nuestro país muestra que el tipo de crecimiento descrito involucra ciclos de corta longitud que no hacen más que aumentar la volatilidad del PBI


En un reciente artículo Waldo Mendoza afirma, sin información del porcentaje de capacidad utilizada de la manufactura no primaria, que ya hay «sobrecalentamiento» pues «hay una tendencia creciente de la tasa de inflación subyacente, desde fines del 2005 y acentuada desde mayo pasado». En mayo el porcentaje de utilización de la capacidad de producción de la manufactura no primaria estaba en 80% (en promedio). Si ya estamos por encima del 85%, no hay duda que las presiones inflacionarias tendrían el origen que reclama Waldo. Pero, lo que aparece en el origen de este «pequeño» repunte de la inflación es, fundamentalmente,
el shock de oferta negativo de origen externo (subida de precios del petróleo y alimentos).

Sin embargo, creo con Waldo que esta es la tendencia. Además, como dije en mi artículo citado, la tendencia inflacionaria del actual estilo de crecimiento será acompañada con la tendencia al desequilibrio externo.

A mi juicio las políticas macroeconómicas no han contribuido a sentar las bases para sostener el crecimiento por largos períodos» Lo poco que se hizo durante el Gobierno de Toledo, empieza a «erosionarse o pervertirse». Esto, más lo que no se hizo (no se pudo introducir una regla fiscal contra cíclica y una «regla de oro» para la inversión pública; ni una reforma tributaria integral), genera un cuadro de preocupación, pues podría llevarnos a perder esta segunda oportunidad de crecer y desarrollarnos (la primera fue en los años sesenta).

Este gobierno insiste en la política fiscal pro-cíclica…; no tiene un plan de inversiones públicas en infraestructura económica y social….; y, lo que es peor, ha renunciado a una auténtica reforma tributaria optando por el «óbolo» y los impuestos anti-técnicos. Pero, donde más destaca su carácter retrógrado, es en los cambios contraproducentes introducidos en la política monetaria». Mencionemos sólo los siguientes:

En primer lugar, se ha acentuado las expectativas apreciatorias de nuestra moneda con las recurrentes declaraciones del presidente del directorio del Banco Central a favor de una mayor flotación del tipo de cambio». Esto se ha acentuado con los cambios en las tasas de interés de referencia del BCRP y de la FED.

En segundo lugar, el actual directorio del Banco Central ha aumentado la remuneración al encaje en moneda extranjera de 2.5% a 3.25%, en tres armadas». Se creó así un incentivo para bajar las tasas de interés de los préstamos en dólares. Esto está ocurriendo, contraviniendo el propósito anunciado de desdolarización de la economía.

En tercer lugar, la disminución de la meta inflacionaria a 2% y de sus límites inferior y superior a 1% y 3% respectivamente». Esto está poniendo, como se sabe en aprietos al Directorio con las recientes presiones inflacionarias.

¿Qué hay que hacer?

Primero hay que corregir lo «QUE SE HIZO MAL». Bajar la remuneración al encaje de los dólares que deposita la banca comercial en las bóvedas del Banco Central. Volver al rango y meta inflacionarios anteriores. Y, evitar que siga cayendo el tipo de cambio (si parte importante de las exportaciones no tradicionales van a los EE UU, no hay manera de impedir que pierdan competitividad en este mercado; además, hay que considerar que las exportaciones en todo nuestro continente se transan en dólares americanos). No soy, pues, partidario de la política de «OIDOS SORDOS y OJOS CIEGOS» que llevan a sugerir medidas para adelante (¿?) sin corregir lo que se hizo mal. Hechas las correcciones, el BCRP tendrá un mayor margen para administra la tasa de referencia de manera más fina.

Segundo, la coyuntura es propicia para adoptar políticas que contribuyan a «expandir y desarrollar sus mercados internos para sostener el crecimiento de largo plazo y, también, para sostener la ruta exportadora»:

a) Adoptar un plan de infraestructura con prioridades y con una perspectiva de «integración nacional» y de solución de las disparidades regionales;

b) en el mismo sentido aprovechar el presupuesto del 2008 para, a través de la asignación de ordinarios, iniciar la superación de las actuales disparidades regionales por la concentración del canon en pocos departamentos.

c) aumentar el salario mínimo a 50% del costo de la canasta básica y restablecer los estándares laborales en concordancia con los convenios firmados con la OIT.

d) acelerar el marco regulatorio del mercado de capitales para que las pequeñas y medianas empresas tengan acceso a financiamiento de mediano y largo plazos a tasas mucho más bajas que las que obtienen actualmente y para que sea posible la introducción de nuevos instrumentos (préstamo temporal de valores) para hacer más liquido el mercado.

Finalmente, hay que insistir en la aplicación del impuesto a las sobre ganancias mineras.

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