¿Que haría si yo fuera Bernake?

lunes, 26 de mayo de 2008

Juergen Schuldt

Fuente: "Si yo fuera Ben Bernanke" (Comentarios de seis economistas latinoamericanos), en América Economía, mayo 7.

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Ya lo dijo alguna vez John Kenneth Galbraith: “Si los economistas tuvieran la razón, todos serían ricos”. Curiosamente, al menos en Latinoamérica, los funcionarios públicos suelen no tenerla y, no obstante, hacerse ricos. Los académicos, por su parte, logran muchas veces acercarse a la verdad. Pero, lejos de volverlos prósperos, su éxito los mantiene pobres porque la verdad tiende a ser una mercadería de gusto amargo que pocos quieren comprar.


Durante décadas, economistas estadounidenses, en su rol de empleados, funcionarios o académicos, han dado muchos consejos a sus pares de la región. Hoy, con la crisis de solvencia bancaria en EE.UU. ralentando el crecimiento global, los alumnos eternos tienen la oportunidad de hacer de profesores, ya que la situación estadounidense posee varios paralelos con las debacles vividas por economías como la mexicana, chilena, argentina y peruana en diversas épocas.

Carlos Massad
Ex presidente del Banco Central, Chile

Enfrentados a una crisis enmarcada en un pésimo panorama macroeconómico, las opciones no son muchas. En la emergencia sólo es posible aplicar soluciones en que la elección no es entre una buena y una mala política, sino que entre malas políticas debe escogerse la menos mala. La solución de una crisis no da opciones indoloras. En la emergencia, lo que han hecho las autoridades de EE. UU. parece razonable, aunque tiende a agravar la presión a la desvalorización del dólar y a su eventual reemplazo por otras monedas en el comercio y las reservas internacionales.

La depreciación del dólar, por lo demás, contribuye a “licuar” la deuda externa actual de EE.UU. Hay que recordar las críticas, muy justificadas, a los procedimientos de licuación de deuda empleados por países emergentes en el pasado. 
Me parece importante que las acciones dirigidas a resolver la crisis 
actual incluyan compromisos claros y creíbles de las autoridades de 
EE. UU. para corregir gradualmente sus déficits fiscal y externo. Y 
me parece de la mayor importancia una revisión y actualización completas de 
las bases legales e institucionales de la regulación en los mercados 
financieros. Mientras tanto, el apoyo a las instituciones financieras y a 
los mercados, criticable en situaciones normales, constituye ahora un mal 
menor. 


Existe la necesidad de fortalecer las instituciones internacionales de modo que sus recomendaciones sean tomadas en serio por todas las partes, especialmente por aquellos que tienen mayor influencia en la economía mundial. Sé que esto es idealismo, pero no tiene que ver con la justicia sino con los equilibrios económicos internacionales.

Jürgen Schuldt
Economista y catedrático de la Universidad del Pacífico, Perú


Es preciso sincerar la economía estadounidense y aplicar las mismas recetas ‘fondomonetaristas’ que se han aplicado a nuestros países, recetas que estuvieron basadas principalmente en el recorte del gasto público y en restrictivas políticas monetarias. 
La abrupta reducción de tres puntos porcentuales de la tasa de interés de la Reserva Federal (de 5,25% a 2,25%) y los US$ 900 millones que han lanzado vía helicóptero al circuito económico para intentar sacar al sistema financiero del pantano (50%), para que sus ciudadanos no reduzcan excesivamente sus gastos (25%) 
y para que puedan salvar sus viviendas en mora (25%), son medidas desesperadas que buscan evitar un aterrizaje forzoso y perpetuar el carnaval de la última década.


Obviamente, la cercanía de las elecciones presidenciales de noviembre juega un papel primordial en este afán populista que prolongará la agonía y llevará a una explosión de la olla de presión en proporciones bastante mayores a las que ahora tenemos por delante.

Rolf Lüders
Economista y ex ministro de Hacienda, Chile

En una economía abierta como la de EE.UU., la baja en los niveles de actividad se puede contrarrestar –suponiendo normalizada la situación financiera– con bastante efectividad con una política monetaria expansiva, que es exactamente lo que ha estado haciendo, muy agresivamente, la Fed. Tanto así, que muy probablemente ello repercuta a mediano plazo en tasas de inflación relativamente elevadas. 


La solución al problema financiero es más compleja. EE.UU. debe “re-escribir” los balances de las personas y empresas, para restituir niveles normales de endeudamiento. En ese sentido, la situación no es muy distinta de la de Chile en 1982. La solución más obvia es permitir que las personas y empresas incapaces de servir sus deudas las renegocien, pero ello –dadas la magnitud del problema de exceso de deuda y las dificultades de coordinación– probablemente generaría antes la quiebra generalizada de los agentes económicos en EE.UU. y resultaría en una crisis financiera y económica aún peor que la Gran Recesión.

Carlos Gutiérrez Andreassen
Director general de Investment Banking Merrill Lynch, México



El sistema en Estados Unidos está enfocado a la inflación y devaluación de la moneda. Estamos viviendo las repercusiones a nivel global por ese desequilibrio. Por otro lado creo que vamos a tener un poco de inflación para subir el valor de los activos que han creado el problema crediticio, porque lo que está haciendo Estados Unidos para bajar el costo del financiamiento de estos activos y minimizar las pérdidas es bajar la tasa de interés y con esto están arriesgando inflación. Esta combinación de inflación y devaluación es un juego algo peligroso que hemos vivido en todos los países latinoamericanos. Es la solución que se está dando para tratar de reactivar la economía americana.

Héctor Rangel
Chairman, Grupo financiero BBVA Bancomer, México

Creo que la Fed lo ha hecho bien, ha bajado agresivamente las tasas de interés y ha inyectado liquidez en momentos críticos. Quizás sea insuficiente para contener los problemas y obviamente requiere de política fiscal que ya el gobierno americano tomó al darles una devolución de impuestos importante que equivale a un 1% del PIB. Los bancos centrales enfrentan dilemas como que al bajar las tasas de interés podría haber inflación, pero al disminuirse la demanda total de la economía es probable que también la inflación caiga un poco más adelante. Creo que EE.UU. ha hecho bastante en el corto plazo, pero creo que a largo plazo hay balances muy importantes de la economía americana que se tienen que corregir. Tienen un déficit enorme que presiona los mercados y tienen un estándar de vida por arriba de sus posibilidades que los hace endeudarse y que no ahorran. Entonces el ahorro proviene de otros lados y eso no es sano para el balance mundial. 


Una solución menos costosa al problema de exceso de endeudamiento es la administración –por parte de la Fed y el gobierno federal– de un complejo sistema de traspasos de propiedad a agentes solventes, garantías estatales, refinanciamientos de créditos a muy largo plazo y ayudas a deudores menores. De hecho, este proceso –que necesariamente será imperfecto– ya se inició en EE.UU. y deberá restaurar la confianza en los entes financieros. Pero no hay que engañarse, la absorción del exceso de deuda en EE.UU. tomará un largo tiempo.

Gerardo Aparicio
Economista, Escuela de Finanzas, Universidad Panamericana, México

El mensaje a la sociedad es de no entrar en pánico. No con palabras, sino con hechos concretos. Se deben implementar las medidas de Basilea I y II. EE.UU. fue uno de los países más renuentes a hacerlo. Hay que recordar que el concepto original era aplicar Basilea para todo el sistema financiero, no sólo para los bancos. Las instituciones financieras deberían presentar informes de riesgo, porque esta crisis se articula sobre lo inadecuado de sus mecanismos de evaluación.

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