Waldo Mendoza Bellido
El crecimiento del PBI en este año será mayor que el del año pasado, y el más alto desde 1994. Este crecimiento a ritmo chino puede generar la inflación y el déficit de la cuenta corriente más altos que se hayan registrado desde 1998. El BCRP y el MEF son los principales sospechosos de este crimen.
A ritmo chino
Durante el periodo enero- abril de este año, la economía ha crecido a un ritmo del 10 % anual. Según el reporte de indicadores líderes del MEF, este ritmo se mantendría en los próximos meses, con lo que podríamos terminar el año con un crecimiento de dos dígitos. Como el crecimiento actual está liderado por sectores no primarios, intensivos en mano de obra, la pobreza en el 2008 podría caer tanto como en el 2007. Todas estas son buenas noticias.
El problema es que se observa una elevación ininterrumpida de la inflación desde abril del año pasado. En el periodo abril 2007-mayo 2008, la inflación anual pasó de -0.1 a 5.39 %. La versión oficial es que el alza se debe exclusivamente a la inflación internacional y que el crecimiento a ritmo chino no tiene nada que ver.
En efecto, en ese periodo, la inflación importada ha saltado de –0.1 a 11 %. Pero la inflación subyacente - la inflación que no considera a los componentes más volátiles del IPC como combustibles y ciertos alimentos- también se ha elevado, de 1.5 a 4.3 %. Así mismo, la inflación de bienes no transables, que es menos dependiente de la inflación importada, también ha subido fuerte, de 0.1 a 5.2 %.
Y, por último, no hay que olvidar que la inflación no ha subido más porque el precio de los combustibles está embalsado, gracias al subsidio estatal, a pesar que los precios externos del petróleo se han disparado
Por otro lado, por el lado del sector externo, en el primer trimestre de este año se ha registrado un déficit en cuenta corriente de 2.2 % del PBI, el más de los últimos 5 años.
Fuente BCRP.
Los sospechosos
El auge, acompañado de más inflación y de deterioro de las cuentas externas, se explica por el comportamiento de la demanda interna. La mayor demanda interna que se dirige hacia los productos nacionales eleva la producción en algunos sectores y la inflación en otros de precios flexibles. La parte de la demanda que se dirige hacia los bienes importados deteriora la balanza comercial.
La velocidad del crecimiento de la demanda interna se ha acelerado en el gobierno del APRA. Este resultado obedece, por un lado, al optimismo de los consumidores y los empresarios pero, especialmente, a las políticas fiscal y monetaria expansivas aplicadas por el MEF y el BCRP.
Fuente: BCRP. (*) Enero-abril.
El MEF, en el Marco Macroeconómico Multianual 2009-2011, documento oficial de la política económica gubernamental, ratifica el carácter expansivo de la política fiscal al mostrar la reducción gradual del superávit fiscal a partir de este año, quebrando la tendencia iniciada en el 2001.
Así mismo, según el indicador de impulso fiscal del BCRP, la política fiscal ha sido expansiva en el 2007 y lo será también en el 2008. De hecho, ya se observa en este año un salto en la velocidad del crecimiento del gasto público: en el primer trimestre el gasto público total ha subido en 19 % y el gasto en inversión en 76 %.
Por último, las cuentas fiscales no toman en cuenta el costo del embalse del precio de los combustibles. Mantener congelado el precio local de los combustibles, al precio internacional actual del crudo, significa que el fisco tendrá que aportar en el 2008 al Fondo de Estabilización del precio de los Combustibles alrededor de S/ 3500 millones, como 1 % del PB. La contabilidad fiscal no considera este subsidio como un gasto; entonces, la política fiscal actual es más expansiva de lo que dicen los números.
La política monetaria, a pesar de las medidas adoptadas en los últimos meses, sigue siendo expansiva. En primer lugar, el BCRP ha permitido la reducción de la tasa de interés real de referencia (tasa de interés de referencia ajustada por la inflación esperada). Las reglas de buena conducta monetaria señalan que el BCRP debe reaccionar ante un aumento en la inflación subyacente con una elevación más que proporcional de la tasa de interés.
Pero, en vez de subir, la tasa real de referencia cae, mientras la inflación se eleva. No sorprende, entonces, que el crédito en soles de las empresas bancarias crezca a 50 % anual y que las tasas de interés activas reales continúen reduciéndose.
Fuente: BCRP
Las medidas de encaje adoptadas para los depósitos en moneda extranjera tampoco han sido eficaces. El crecimiento del crédito en dólares se mantiene en 35 % anual.
Qué hacer
La política macroeconómica debe recuperar su rol estabilizador. En la coyuntura actual, hay que implementar una política macroeconómica contractiva, contra cíclica, para morigerar el crecimiento de la demanda interna, detener el alza de la inflación y evitar un deterioro abrupto de la cuenta corriente, el que puede agravarse considerando la reducción de la tasa de crecimiento mundial y la disminución de los aranceles.
En política fiscal, hay que sacar el pie del acelerador del gasto público, manteniendo la tendencia a la mejora de las cuentas fiscales que se inició en el año 2001. El superávit fiscal de este año debiera ser mayor que el del año pasado (3.1 % del PBI); y en aras de la transparencia, debe publicarse lo que cuesta el embalse del precio de los combustibles.
En política monetaria, la tasa de referencia debe subir sistemáticamente para llegar a 7.5 % a fin de año y recuperar la tasa real no inflacionaria de principios del 2007. Además, deben producirse elevaciones adicionales de la tasa de encaje en dólares, junto con una reducción de su remuneración.
Con esta mezcla de política monetaria y fiscal frenaremos gradualmente el ritmo de crecimiento de la demanda interna, creceremos menos que los chinos, pero evitaremos el alza de la inflación subyacente y el deterioro rápido de la balanza en cuenta corriente. El objetivo final es crecer sostenidamente, por muchos años, sin generar desequilibrios externos y presiones inflacionarias que terminen por minar el crecimiento económico.
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