Alan Fairlie Reinoso
La Cumbre ALC-UE fue un rotundo éxito para el país, no solo porque se alcanzaron los objetivos de eventos de esta naturaleza, sino porque además de proyectar la presencia internacional del país, se desarrollaron importantes reuniones bilaterales de Estado (Alemania y especialmente Brasil), y en la mini cumbre CAN-UE se evitó la colisión andina.
El presidente por fin asistió a una reunión regional, la que dio nacimiento a UNASUR. Si bien Colombia declinó asumir la presidencia pro tempore, y el secretario general renunció porque no se aprobó su propuesta de integración profunda, se ha constituido un espacio que aunque no genere la convergencia deseada en el corto plazo, por lo menos crea las condiciones de diálogo entre diferentes estrategias de desarrollo e inserción internacional. Y, a partir de consolidar la coexistencia pacífica entre estados, proyectar Sudamérica como una voz en el mundo. Es lamentable que la propuesta brasilera del consejo sudamericano de defensa no se aprobara, dada la oposición de Colombia.
Otro punto de fricción ha sido generado por la implementación del TLC de Perú con Estados Unidos, que llevó a la solicitud de una modificación de la aplicación de la decisión 486 de la CAN, sobre propiedad intelectual. Solicitud rechazada por Ecuador y Bolivia, y cuya reconsideración planteada por el Perú ojalá llegue a buen puerto. El desafío es cómo se puede profundizar el proceso de integración andino, respetando las diferentes opciones que tienen los socios, construyendo las suficientes flexibilidades. El problema es si los acuerdos con países desarrollados entran en conflicto con la integración regional o no. En ese sentido, Europa tiene una gran responsabilidad para seguir siendo un factor de cohesión de la CAN y no contribuir a su fragmentación, propiciando un acuerdo que ponga el TLC con Estados Unidos, como piso de la negociación.
Se desarrollaron reuniones de los SOM de APEC y una importantísima reunión de sus ministros de comercio que ha llamado a una culminación exitosa de la Ronda Doha, y propuestas para enfrentar la crisis alimentaria mundial, así como buscar un espacio de libre comercio en APEC. En ese contexto se suscribieron los TLCs con Canadá y Singapur. El acuerdo con Canadá, tiene matices interesantes respecto al de Estados Unidos (excepciones, franja de precios en agricultura, umbrales diferenciados en compras del estado, etc.) y además incorpora un elemento de cooperación no solo en el tema laboral y medioambiental. El acuerdo con Singapur también es positivo, pero la relación estratégica que el Perú pretende, ya la tiene el país asiático con Chile hace varios años. Además, formó el P4, al que ahora pretenden incorporar de manera subordinada al Perú (donde Chile tiene avances consolidados en el muy sensible tema de propiedad intelectual, por ejemplo).
El balance de ALC-UE y lo que va de APEC es muy positivo para el Perú y Cancillería y MINCETUR están respondiendo a la altura de las circunstancias. En los acuerdos norte-sur, ojalá predominen los mecanismos de flexibilidad y logremos un acuerdo positivo con la Unión Europea. Se deben hacer todos los esfuerzos no solo para mantener la integración andina, sino fortalecer la integración sudamericana en el UNASUR desde la alianza estratégica con el Brasil, y no desde el seguidismo y/o la subordinación a la estrategia expansionista del vecino del sur.
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