Kurt Burneo
Comentando el crecimiento económico de abril último (13.3%), el oficialismo económico señala que hay que sentirnos muy satisfechos porque estamos creciendo mas que China; cuando en verdad estos hipos en la dinámica del PBI deberían ser mas bien la justificación, para oportunamente implementar decisiones de política económica mas prudentes. Explicaré porque.
¿Qué factor importante está detrás de este salto del PBI? Sin duda es la expansión de la demanda interna que a dicho mes creció en 15.2% teniendo dicho número tras de sí un aumento importante del consumo e inversión privados, pero también del gasto público. Esta tendencia no es nueva para nada. Según el BCR en su último Reporte de Inflación ya al primer trimestre, mientras que el PBI crecía 9.3%, la demanda interna lo hacía en 10.8% teniendo tras de sí un aumento del consumo e inversión privada en 8.4 y 18.6% y un aumento del gasto público de 18.7%.
¿Por qué sería necesario morigerar las tasas de crecimiento del PBI y la demanda interna? La primera razón, (muy especial por cierto para la administración del Sr. Garcia dados lo malos recuerdos de la 2da. mitad de los 80`s) es lograr reducir las presiones de demanda que sobre los precios se están desarrollando paulatinamente, dado que el PBI potencial no estaría creciendo mas allá del 7%, siendo la mejor prueba de este desequilibrio la actual tendencia creciente de la inflación subyacente. La segunda razón se refiere a que la volatilidad de estas tasas de crecimiento complica las acciones de planeamiento por parte de las firmas; ello se evidencia con solo mirar que, como consecuencia del (inevitable) frenazo generado por la fuerte elevación de los encajes y ulteriores elevaciones de la tasa de interés de referencia por parte del Directorio del BCR, los bancos y las firmas prestatarias en el sistema financiero han tenido que modificar a la baja fuertemente sus proyecciones de colocaciones y fondeo respectivamente en relación a lo planificado desde inicios de este año. Y señalo que esta drasticidad de las medidas adoptadas por el Directorio del BCR hace 2 meses eran ineludibles, porque era evidente que la viada con la que venia creciendo la demanda interna era simplemente insostenible sin provocar con ello un salto importante en la inflación, contextuado esto en aquel momento, con un choque adverso de oferta provocado por la suba en el precio internacional de alimentos.
No obstante, creo que el Directorio del BCR, no debió reemplazar la elevación de la tasa de interés referencial por incrementos en el encaje en algunos de los varios ajustes que se iniciaron desde el año pasado; puesto que aparte de las distorsiones a nivel microeconómico que genera esta opción al interior de las empresas bancarias; todos los bancos centrales que aplican el esquema de metas de inflación (uno de ellos es el BCR) tienen como variable instrumental fundamental a la tasa de interés de referencia y no al encaje.
Por otra parte, y mirando los números de ahora, no creo que sea para nada evidente que las aun altas tasas de crecimiento del crédito de consumo (32% en abril) sean consistentes con la meta inflacionaria tope (3%) propuesta por el Directorio del BCR. De similar forma, el que ya se tenga al primer trimestre un déficit en cuenta corriente de 2.2% del PBI, con términos de intercambio que en el futuro se prevé con fuertes retracciones, podría incrementar las posibilidades de súbitas devaluaciones nominales, hecho que desordenadamente afectaría adversamente al sector financiero y real de nuestra economía, en el primer caso por la reducción de la solvencia de los endeudados en dólares con ingresos en soles y en el segundo caso por el efecto contractivo que detenta una devaluación. Estos aspectos deberían de merecer mas atención.
Finalmente, el que el MEF continue con una absurda política fiscal procíclica, es parte del problema por resolver, al impulsarse la expansión y volatilidad de la demanda interna. Según el propio BCR, el alto crecimiento proyectado del gasto público para este año en 15.2%, descompuesto en aumento del consumo público en 4.7% y en 42.9% en el caso de la inversión pública; no ayuda para nada, sino mas bien complica la tarea de crecer, pero a tasas que sean sostenibles en el tiempo.
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