Alejandra Alayza Moncloa
La negociación del Acuerdo entre la comunidad andina (CAN) y la Unión Europea (UE), han puesto de manifiesto las inmensas diferencias que sobre la orientación de su modelo de desarrollo tienen los países andinos. En este escenario, Perú y Bolivia, se han ubicado a los extremos, agudizando un desencuentro que puede ser altamente costoso para la ya debilitada integración andina.
¿Salirse de la CAN?
Perú no sólo ha insistido con una negociación bilateral y rápida con los europeos, sino que para la implementación del TLC con EE.UU. ha propuesto la modificación de decisiones andinas en temas tan sensibles como propiedad intelectual. Para el resto de andinos, esto no ha sido visto con buenos ojos, siendo Bolivia el principal crítico.
Evo Morales ha orientado sus críticas contra el presidente García, y lo ha retado a polemizar sobre el TLC en la ciudad de La Paz. Quizá contagiado por sus consultas autonómicas, ha propuesto una curiosa salida al entrampe andino. Ha propuesto someter a referéndum el acuerdo en un contexto de poca simpatía por la convivencia andina. La altisonancia de las declaraciones de Morales hace un mal favor a la integración andina.
Diversos sectores políticos y empresariales están aprovechando la conflictividad en el barrio, para insistir y presionar por un viejo proyecto: la salida del Perú de la CAN. No se han hecho esperar declaraciones como las del ex ministro Alfredo Ferrero, quien ha afirmado que “la CAN es hoy más un lastre que un beneficio” y ya más de uno habla del “CAN del hortelano”.
En el Mincetur, la Ministra Aráoz se ha visto obligada a ser más cauta. Sin embargo ya se oye hablar de adoptar la fórmula chilena y constituirnos en “miembro asociado” de la CAN. Las declaraciones del canciller García Belaunde advierten de un cambio de perspectiva en Torre Tagle, quizá el último y rezagado bastión de defensa de la integración andina. En declaraciones a la prensa, advirtió que la CAN habría llegado a su “tope” en el esfuerzo de lograr la integración por la vía comercial, y que por lo tanto debería reorientarse hacia un “foro político”. ¿Las críticas del canciller son un mal auspicio?.
¿Integración vs. Libre comercio?
En este contexto nacional de gran optimismo aperturista, la reciente propuesta de los demócratas en el congreso norteamericano para renegociar los TLC desorienta el panorama. Estas críticas muestran como se ha roto el supuesto consenso pro-TLC, que tanto celebra el gobierno peruano. Al parecer la propia bancada demócrata estaría interesada en incluir estándares no sólo laborales y ambientales (como los que se incluyeron en la renegociación con Perú) y en hacer una revisión más profunda de temas tales como inversiones, servicios, compras públicas, entre otros.
La apuesta de quienes promueven la salida del Perú de la CAN es privilegiar la estrategia de los TLC como la única vía de integración al mundo. Esta no sólo es una estrategia cuestionada, sino insuficiente. Urge bajar el tono de la confrontación entre los países andinos y mirarnos más allá de los gobiernos de turno pensando en una perspectiva geopolítica y de largo plazo.
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