Pregúntele a María Antonieta

jueves, 28 de abril de 2011


Promedio (14 votes)
Por Franciso Durand
SocIólogo
Bien vistas las cosas, es obvio que el principal mensaje político de la primera vuelta es la vigencia de una fuerza popular contestaría importante.
Lo curioso es que desde 1990, y con la sola excepción del gobierno provisional de Paniagua, la actitud de los neoliberales en el poder, y de una parte de los grandes empresarios, ha sido creer que no existe realmente, o cuando emerge, que no es una fuerza legítima, que si protesta merece palo porque “rompe la ley y el orden”. No es casual que incluso existan empresarios que las califican de “ruido político”, algo molesto que interrumpe la música celestial del crecimiento, orquesta que nadie puede tocar.
El voto también expresa un rechazo a un presidente y un partido, el APRA, que se ha atribuido logros que no son muy propios (hemos crecido por estímulos externos más que todo y por alza de precios de materias primas), que no son tan reales como parecen (la supuesta gran rebaja de la pobreza, los kilómetros de carreteras, las mil y un obras de la presidencia) y, sobre todo, ay Alan, por casos de corrupción. Es también un no al discurso del “perro del hortelano”. Argumentar que quienes se oponen a los megaproyectos son retrógrados, enemigos del progreso y ciudadanos de segunda categoría es no solo reaccionario, es incendiario.
Sea cual fuere la posición política que uno tenga, es obvio que estas fuerzas contestatarias no deben ser ignoradas, particularmente por los empresarios, en la medida que tienen plantas, maquinaria y contratos diseminados en todo el país. Me refiero sobre todo a los empresarios peruanos, porque es aquí donde está la gallina de los huevos de oro. Ya es hora de que se sensibilizen.
Los emprendedores de cuello y corbata deben decidir si van a acercarse y dialogar o si prefieren desatar una guerra política y social, una suerte de “lucha de clases de arriba”. Lo digo porque no faltan quienes quieren empujarlos prematuramente al choque político, a la desinversión, a la fuga de capitales. Personajes afiebrados como Aldo Mariátegui parecen estar dominados por sus pesadillas. Particularmente aquella en la que se imaginan atacados por masas hambrientas en sus mansiones, aunque sería más exacto decir que parece que estos personajes duermen en el cuarto de los mayordomos. ¿Les conviene a los inversionistas esta actitud?
Los empresarios deberían volver ordenadamente a la postura del 2006 que organizara el CADE de la inclusión social que, lamentablemente, quedó en el discurso. Deberían, también, dejar de cometer graves errores tácticos, actuando antes de la primera vuelta a destiempo como para hacer un trasvase de votos a un candidato con mayores posibilidades de victoria. Por lo mismo, me pregunto, ¿para qué diablos los financian?
Debemos también considerar que empresarios hay muchos. No son un todo homogéneo. Tienen múltiples formas de expresión gremial y variadas demandas, sobre todo las de provincias y las pymes, que no siempre coinciden con las opiniones de los líderes de los grandes gremios de propietarios, cuyas voces predominan en los medios de comunicación. Hay asimismo facciones duras y facciones dialogantes.
Pero más allá de sus diferencias no tienen por qué asustarse con el resultado electoral y empezar a sacar sus ahorros. La cuestión es al revés. Es una ocasión para relacionarse con esas voces, entender a esos sectores sociales como gente con voluntad propia y con demandas legítimas. ¿Pueden entonces hablar con sus expresiones políticas en lugar de dejarse entrampar en la tesis del doble discurso o del lobo con piel de oveja?
Insistimos. La “gran encuesta electoral”, es decir, el voto en las urnas de todos los peruanos, ha demostrado de manera bastante evidente que existe una fuerza popular, mayormente provinciana, rural y de modestos ingresos, que apoya “candidaturas alternativas”. También que tiene apoyo suficiente de no pocos intelectuales y técnicos que pueden hacer buen gobierno. 
Pero hay cierta volatilidad, y su radicalismo puede ser reforzado si va a ser ferozmente atacada. A Susana Villarán, más moderada y dialogante todavía, la acosaron sin misericordia. Todo ello nos recuerda que la polarización no solo la causan masas enardecidas, sino la insensibilidad e incomprensión de quienes tienen propiedad y privilegios y los quieren defender a toda costa. Como dijera León Trotzky, la revolución rusa de 1917 fue en buena parte provocada por la ceguera de la clase dominante zarista. Igual pasó antes con la francesa de 1789.
Lo menos que pueden hacer quienes tienen inversiones es serenarse. Que la facción dialogante dialogue y no se deje llevar por asesores y voceros cuya importancia y honorarios crecen mientras más atacan. De no ser así, este atrincheramiento, o una corrida de los grandes empresarios al campo fujimorista, sea cual fuere el resultado electoral, puede contribuir a una polarización social.
No es de locos convivir con un Estado promotor del desarrollo nacional y de las pymes, regulador de los servicios públicos, con un sistema tributario más equitativo para financiar los gastos sociales. Más bien el salto al vacío es mantener un modelo de crecimiento con altas ganancias y bajos salarios y un discurso de “crecimiento con rostro social”, en el que el crecimiento siempre va primero.  
Si es así, será mejor que los termocéfalos tomen un curso avanzado en Harvard sobre gobernabilidad y negociación, mientras se quedan en Lima a conversar los que practican el yoga. Ah, y no se olviden, para algo se han inventado los bozales.

Actualidad Económica del Perú

Aportando al debate con alternativas económicas desde 1978

Archives