El día de hoy, en El Comercio, salió publicado con mi nombre un artículo ("¿Por qué fracasaría un modelo chavista en el Perú?") que no es el mío, ni en el título, ni en el contenido, ni en el espíritu.
Veré que acciones tomo con El Comercio pero por lo pronto les pido a todos ustedes ayudarme a difundir que ese panfleto no es mío.
El artículo que envié a El Comercio es el adjunto
CÓMO PRESERVAR EL MILAGRO PERUANO
Waldo Mendoza Bellido
En la última década, la tasa de crecimiento del PBI en el Perú ha sido el doble de la tasa registrada en América Latina. El PBI en dólares de 2010 es dos veces el PBI de 2005 y 3 veces el PBI de 2000. En ese periodo, la tasa de pobreza se redujo en 15 puntos porcentuales. Es el “milagro peruano” que hay que preservar.
Pero la mayoría de la población no disfruta de este milagro peruano. Una explicación es que el Perú sigue siendo un país con una alta desigualdad. La desigualdad medida por el Gini alcanza 0.6, uno de los más altos en el mundo. Así mismo, en los últimos 10 años, mientras el PBI per cápita ha subido en más de 50 % en términos reales, los sueldos y salarios reales se han mantenido prácticamente constantes, lo que debe haber hecho saltar hacia arriba las utilidades dentro del ingreso nacional.
¿Cómo reducir la desigualdad?
No hace falta mover una letra de la Constitución, ni refundar el país, ni disolver el modelo económico en curso. A través de un régimen tributario especial para el sector de minería e hidrocarburos (SMH) y la asignación de estos nuevos recursos privilegiando a las zonas pobres que no están recibiendo los recursos del boom minero, puede reducirse la desigualdad
El carácter no renovable de los recursos del SMH y la propiedad estatal de los mismos, justifican, por si solos, la aplicación de un impuesto por encima de los impuestos que pagan todos los sectores, al margen de si existan o no ganancias extraordinarias en esta industria.
La creación de un impuesto específico para las empresas del SMH, similar al que tienen los chilenos, como un porcentaje de la renta imponible, debe contribuir a financiar, junto con la regalía, la inversión en capital físico o humano necesario para reponer el stock capital natural perdido por la explotación de un recurso no renovable como el mineral o el petróleo. La competitividad no está en juego. Lo que las empresas pierdan por los mayores tributos lo ganarán por el mejor clima social para sus inversiones.
En términos macroeconómicos, con esta política, a la que debe sumarse el ajuste del impuesto predial y al patrimonio, podemos preservar el milagro peruano y, al mismo tiempo, avanzar en la ruta del desarrollo. Esto es, crecer, a tasas altas, con menor pobreza y menor desigualdad