Waldo Mendoza Bellido
Jefe del
Departamento de Economía de la PUCP
El presidente
Humala
encontrará una economía amenazada por la recesión. A pesar que esta amenaza se
gestó cuando el actual Ministro de Economia, Luis Miguel Castilla, era el brazo
derecho del cuestionado ex Ministro Benavides, le corresponderá a él la tarea
central de alejar dicha amenaza. Según Humala, no hay incoherencia en este nombramiento, pues es él
quien “pone la receta en el Gobierno”.
Para saber
qué pasa con la producción en tiempos normales, comparamos el PBI de un mes de este año, con el
PBI del mismo mes del año anterior. Según este indicador, nuestro ritmo de
crecimiento ha bajado del 10 por ciento anual en enero, a 7 por ciento en mayo
último. Nada llamativo. Parece una simple desaceleración.
Sin embargo, para
ver el comportamiento más reciente del PBI, es mejor echar mano al PBI desestacionalizado.
Este indicador permite comparar un mes o un trimestre con el mes o el trimestre
anterior del mismo año.
Según los
indicadores desestacionalizados del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), los
dos sectores que generan más empleo, la industria y la construcción, están en
franca caída. El PBI de la manufactura no primaria ha descendido en el segundo
trimestre de este año y el PBI del sector construcción, medido por el consumo
interno de cemento, ha caído durante los dos primeros trimestres de este año.
Esta amenaza
de recesión se presenta en un contexto muy especial. En primer lugar, la actual
situación de la economía internacional amenaza el crecimiento de nuestras
exportaciones. En segundo lugar, según las encuestas recientes del BCRP, las
expectativas del sector privado (sobre las ventas, la demanda, la contratación
de mano de obra), lucen cada vez más deprimentes. Por último, el ritmo anual de
crecimiento del crédito total al sector privado ha empezado a caer en junio,
debido a la política monetaria restrictiva del BCRP.
El presidente
deberá proponer hoy, 28 de julio, la receta apropiada para alejar la amenaza de
la recesión. No se le vaya a ocurrir aplicar la receta de un conjunto grande de
notables economistas despistados para quienes basta con restaurar la confianza.
Al mismo tiempo, la receta deberá contener las políticas que inauguren un
estilo de gobierno en el que el candidato cumple, por primera vez en la
historia contemporánea, con las promesas electorales.