Alan Fairlie Reinoso
La gira del presidente Humala ha
sido muy importante y exitosa. Ha ratificado la prioridad de las relaciones
vecinales, y la vocación de integración regional sudamericana. Reafirma
especialmente el rol de UNASUR, donde coexistimos países con diferentes estrategias
de desarrollo y de inserción internacional. La cumbre que se realizará en Lima el
28 de julio, será una extraordinaria coyuntura para una consolidación del
diálogo regional que se fue adelantando en las reuniones bilaterales. En ese
sentido, la declaración que saldrá sobre integración regional y los temas de la
desigualdad social y la exclusión, marcan dos puntos centrales de agenda.
Fue simbólico que el primer país
de destino haya sido Brasil. Se continúa y potencia una asociación estratégica,
que se ha convertido afortunadamente en política de estado. Las primeras
gestiones y acuerdos se dieron durante la administración del presidente Toledo
y se continuaron con el presidente García. El desafío es cómo llevar al máximo
ese vínculo, de forma tal que sea mutuamente beneficioso, y que el Perú defina
las políticas necesarias y suficientes para expandir nuestras exportaciones,
darles mayor valor agregado, desarrollar la integración fronteriza,
infraestructura, social, con inversiones crecientes. El problema pendiente es
el de las centrales hidroeléctricas que ha generado rechazo en el sur por sus
implicancias medioambientales. La política debería ser
capaz de simultáneamente profundizar la asociación estratégica, y de replantear
amigablemente los términos de la integración energética.
La visita a EEUU constituyó un
rotundo éxito por varios motivos. En primer lugar, porque es una clara señal de
que la integración regional y sudamericana se plantea desde el regionalismo
abierto, desde una perspectiva integral con los socios principales (comerciales
y políticos) a nivel global. En segundo lugar, la reunión con la Secretaria de
Estado y en gesto inusual por el mismo Presidente, muestra una voluntad de la
primera potencia del mundo de tener relaciones amigables y fortalecer los
vínculos con la nueva administración. En tercer lugar, porque crea un ambiente
propicio no solo para la discusión de los temas clásicos de la relación
bilateral, sino para maximizar los beneficios y reducir los costos de
mecanismos como los TLCs suscritos, y establecer nuevos mecanismos de
cooperación.
Está pendiente un diálogo al más
alto nivel con países europeos y del Asia. La agenda va mucho más allá de los
temas comerciales o de los TLCs firmados. Hay una relación histórica que debe potenciarse
desde una perspectiva integral y diferenciada, que considere las
características y proyecciones de un país como el Perú. Afortunadamente, hay
anuncios en esa dirección. La Cumbre de APEC constituye una excelente
oportunidad para establecer y fortalecer nuevos vínculos con los países de la
Cuenca del Pacífico, y el presidente Humala debería confirmar su participación
en ese evento preparando cuidadosamente los objetivos e instrumentos que se
pueden conseguir.
La relación con los BRICS parece crucial.
Ya tenemos encaminada la estrategia con Brasil, y hemos suscrito un TLC con
China. Parece plausible tratar de enriquecer al máximo nivel los vínculos con
esta potencia mundial emergente en todos los planos. El inicio de negociaciones
de un TLC con la India debería continuarse, ampliando también los términos de
la relación. Asimismo, debería buscarse llevar al máximo nivel la relación con
Rusia (en todos las esferas).
¿Cuál es la política comercial
pendiente?
El Perú, a diferencia de la
mayoría de países, prácticamente no ha utilizado políticas de defensa comercial
(antidumping, salvaguardias, etc.) en el contexto de la crisis internacional.
Se requiere una política activa en defensa de la industria nacional, de las pymes,
utilizando los instrumentos que la Organización Mundial del Comercio y los
propios tratados de libre comercio permiten.
Se necesita una adecuada
coordinación interinstitucional entre el MINCETUR, Ministerio de la Producción,
Agricultura, Cancillería y órganos claves como INDECOPI. En el contexto de una
economía abierta se debe propiciar el desarrollo de la industria local, las
cadenas productivas exportadoras, clusters y actores como las pymes. Todo ello
debe tener una dimensión territorial por lo que es clave un diálogo y programación
conjunta con los gobiernos regionales. Esto no funcionará, sino se convoca a
los gremios empresariales y de productores no solo para que alcancen propuestas
concretas y específicas que tienen, sino creando espacios de participación en
la misma implementación de las políticas.
Esos esfuerzos para diversificar
no solo la relación con países y bloques diferentes, sino dando mayor valor
agregado a nuestras exportaciones de bienes y servicios, debe articularse con
una adecuada política frente a los TLCs. Patear el tablero no parece una buena
opción y sería muy costosa para el país. Dejar las cosas como están, tampoco.
Hemos visto cómo la política de liberalización y apertura combinada con la
frenética suscripción de TLCs no han logrado hasta el momento cambiar la
inserción primario-exportadora del Perú, y por lo tanto, el crecimiento ha
tendido a ser excluyente.
Se necesita impulsar activamente
las agendas complementarias: de compensación a perdedores, para hacer efectivo
el acceso potencial a los mercados, y el impulso de la competitividad y
productividad. Esperamos que la gira auspiciosa del presidente electo se
traduzca en avances concretos no solo en agenda comercial, por el bien del
país.