Javier M. Iguíñiz
Echeverría*
Varias exageraciones rodean el debate actual sobre el Salario Mínimo
Vital (SMV). Una que es un instrumento privilegiado para la generación de
empleo, otra que lo es para bajar la informalidad, una tercera que afectará la competitividad
de la economía, una cuarta que aumentará la inflación. El aumento del SMV sería
la fuente de todos los males imaginables.
1.- SMV: fin más que medio
El salario no es principalmente un medio para estimular o frenar la
generación de empleo asalariado. De ser un mero instrumento para ese fin,
habría que reducir aún más el salario, deteriorar aún más las condiciones de
trabajo, quitarle el seguro a todos los que todavía lo tienen. El salario no es
tampoco un mero costo de producción, es también y sobre todo, un beneficio,
parte del valor agregado de la actividad económica, de la razón de ser de la
economía. Ni instrumento de política, ni costo; la extensión del salario decente
es, ante todo, uno de los fines de la economía; uno más importante que el aumento
del PIB per cápita.
En efecto, el nivel de la remuneración mínima es una
medida principal del éxito o fracaso de la economía. En la medida en que los
sueldos y salarios son el ingreso fundamental de una enorme proporción de las
familias, es la base de la legitimidad social de los empresarios, de los
gobernantes y de la institucionalidad de la economía capitalista. Una remuneración
que se aleja de los requerimientos para sostener a la familia obliga a
decisiones trágicas, a abandonos de la responsabilidad familiar y a múltiples riesgos,
forzados por la necesidad de subsistir ¿Por qué un SMV de 600 Soles, esto es,
de 4 soles per capita al día, no es “vida extrema” en los noticieros?
2.- INFORMALIDAD: problema y solución
Se argumenta que una elevación del SMV aumentará la informalidad. En
primer lugar, por mucho que la evasión de la ley es un problema serio, a menudo
gravísimo, la informalidad no es la principal ni la más peligrosa evasión de la
ley, menos aún el principal problema del Perú. Más importantes son, por
ejemplo, la desnutrición infantil o la incapacidad de comprender lo que se lee.
La actividad económica informal es un problema pero también una solución a y
una consecuencia de la carencia de demanda de trabajo, especialmente del
adecuado, que sufre el país y que se refleja también en la migración al
exterior. Es, por otro lado, una alternativa al desempleo abierto, como se
comprueba al analizar tanto los ciclos económicos como los niveles de la tasa
de desempleo en diversos países. Cuanto mayor es la informalidad, menor suele
ser el desempleo abierto. La extensión de la informalidad se debe a factores
mucho más importantes que el SMV.
3.- SMV y productividad
Los salarios individuales dependen en parte de la productividad en la
empresa en que se trabaja pero también opera la relación inversa. Podemos
relacionar positivamente el aumento de los sueldos y salarios con una mayor productividad
por varias vías. Una es por la mayor motivación de quien labora como
asalariado. Otra es por la mejor salud del trabajador. A más largo plazo, por
la educación y salud de los hijos.
Pero también hay un efecto a través de la nueva
tecnología que las empresas tienen que incorporar al proceso productivo cuando
los salarios reales son altos o rígidos a la baja y no hay más remedio que
competir bajando los costos de producción por una vía distinta de la de los
salarios. Se evita así la tentación del atajo espurio para sobrevivir en la
competencia a base a bajos y estancados salarios, baja calidad de producción y
agresiva competencia de precios. Esa competencia no eleva la competitividad,
exprime la que hay. Colaborar a la innovación facilitando apoyo, crédito y mercados dinámicos es crítico para generar
pequeñas empresas que provean de nuevos empleos decentes. A mediano plazo, no subir salarios es promover la informalidad.
4.- SMV e inflación
Un mayor salario en empresas formales obliga a pensar más en innovar
los procesos productivos y adquirir, en base a crédito y apoyo técnico, equipos
que reduzcan costos totales por unidad de producto incluso con salarios en
aumento. Cuando el aumento de SMV ocurre
en plazos previsibles y con criterios (productividad, inflación) claros se
puede programar más adecuadamente y tener planes permanentes de innovación
tecnológica. Así se llega a la evolución que Adam Smith destacaba y que permite
elevar salarios y vender más barato.
5.- SMV y empleo
Por supuesto que una subida intempestiva de los salarios afecta
negativamente el empleo en algunas empresas que operan en el límite inferior de
la competencia en sus respectivas ramas o mercados. Pero más importante es que el
crecimiento del empleo depende más del crecimiento de la economía que del nivel
del salario. Un alto crecimiento de la economía mucho más que neutraliza, al
punto de hacer muy poco importante el reducido efecto negativo que seguramente
tiene en algunas empresas la elevación del SMV. No se ha demostrado que el
aumento del SMV o su disminución influyan significativamente en el crecimiento
agregado de la economía.
La elevación de remuneraciones mínimas por mandato
legal es, en buena medida, resultado de la tendencia de muchos empresarios a
combinar el ansia de lucrar con fuertes dosis de mezquindad. Hay que distinguir
entre los que pueden pero no quieren de los que, efectivamente, no pueden pagar
más, a no ser que se les ayude, cosa que hay que hacer desde el gobierno.