Tributos y minería

martes, 28 de septiembre de 2010


Por José de Echave

Cada vez un mayor número de países con actividad minera en el mundo opta por gravar a sus empresas para aumentar sus recaudaciones en un contexto en el que las sobreganancias caracterizan al sector.

Si bien los ejemplos recientes apuntan a Australia, Rusia y Chile, no se debe olvidar que en 1980 en los Estados Unidos se aprobó un impuesto a las sobreganancias a las compañías petroleras (crude oil windfall profit tax), en una coyuntura caracterizada por el incremento en el precio del petróleo. El impuesto se aprobó bajo la administración Carter, pero estuvo vigente durante dos periodos republicanos que le siguieron y permitió recaudar US$ 80 mil millones.

El Perú comienza a ser uno de los pocos países con una actividad minera importante que mantiene su política tributaria casi intacta, sin afectar los enormes ingresos que vienen obteniendo las empresas.

¿Por qué se necesitan ajustes? Aparte de las sobreganancias, en los últimos dos años la recaudación de países que dependen de los ingresos que genera la minería ha caído: la presión tributaria en Chile pasó de 18.5% en el 2008 a 14.6% en el 2009, y en el caso del Perú, luego del estallido de la crisis a finales del 2008, la presión tributaria pasó de 15.6% en el 2008 a 13.8% en el 2009.

Según el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias, durante el 2009, Chile y Perú fueron los países de la región más afectados en la recaudación del Impuesto sobre la Renta.

Mientras que en Chile se han presentado propuestas concretas para generar mayores ingresos del sector minero y así cubrir, por ejemplo, los enormes gastos que necesitan para la reconstrucción de las zonas devastadas por el terremoto, en el Perú las empresas mineras se resisten a que esta posibilidad siquiera sea debatida.

Además, como se sabe, las empresas mineras en el Perú no pagan todos los impuestos o contraprestaciones que les corresponde, debido a una serie de beneficios tributarios y convenios de estabilidad que mantienen.

Es clave para el país establecer una política fiscal y tributaria de mediano y largo plazo, orientada a que las actividades productivas paguen los impuestos que les corresponden. Esto les conviene al país y, por supuesto, a las empresas mineras.

El tributario aparece como un tema que debe ser abordado con urgencia: expertos en la materia recomiendan reducir el carácter regresivo del sistema tributario en el Perú y comenzar por gravar las sobreganancias mineras.

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