Buenas Prácticas

jueves, 2 de septiembre de 2010



Kurt Burneo

Está previsto que este año creceremos en alrededor del 6%, y, asumiendo un manejo adecuado del importante déficit fiscal norteamericano acumulado, una economia china que no reduzca dramáticamente su dinámica y nuevas administraciones regionales, locales y nacional en el país que no planteen programas económicos al extremo disonantes con el manejo macroeconómico actual; todo ello haría factible la previsión del MEF de crecer 5% en el 2011. Mas, deberíamos asegurar algunas condiciones y/o reglas que faciliten crecer sostenidamente, el caso es que están aún pendientes de institucionalizarse.

Hay consenso por ejemplo, respecto a las condiciones que debe tener un buen manejo fiscal: Limitar el déficit fiscal y la expansión del gasto corriente en términos reales;desarrollar una política fiscal contracíclica, que consiste por ejemplo que el superávit primario estructural debe ser menor cuando el producto bruto interno se contrae y mayor en épocas de crecimiento. Finalmente también señalaríamos la necesidad consolidar la sostenibilidad fiscal a través de una reducción continua del ratio deuda pública/PBI. Mal que bien (y a pesar de los convenientes acomodos ad hoc hechos en la actual administración sobre la base de calculo para establecer dichos límites) cuando menos los límites están institucionalizados en la ley de responsabilidad y transparencia fiscal. Los condicionantes restantes, ya son considerados parte natural de cualquier gestion fiscal mas o menos sensata.

Estas prácticas aceptadas como parte de una adecuada gerencia macroeconómica consolidaron el sector fiscal, en base a decisiones anteriores muchas de las cuales se tomaron durante la administración del Presidente Toledo: Por ejemplo la implementación del programa de creadores de mercado para el manejo de la deuda pública, o el desarrollo de medidas administrativas tributarias (percepciones, detracciones etc.) en ambos casos desde el 2003. Entonces creo que es necesario lograr que las buenas prácticas de gestión macroeconómica sean incorporadas como parte natural de una suerte de core de políticas públicas, que esté por encima de la discusión sobre su pertinencia y donde mas bien sólo se haga un seguimiento de la debida aplicación de estas a lo largo de las administraciones.

Un ejemplo que encajaría en esta propuesta orientada a la institucionalización de las buena prácticas, se refiere al establecimiento de políticas y metas (cuantificables y ordenadas en el tiempo) en relación al apoyo estatal a las actividades de innovación y desarrollo. La literatura económica sobre experiencias de crecimiento sostenido muestra el rol central de la inversión en innovación y tecnología como factor significativo. Todos sabemos que la innovación permite incorporar valor agregado y este a su vez diferencia cualquier producto permitiéndole al productor diferenciar precio. Alternativamente, producción con mínima innovación no es diferenciable de la generada por otro productor y así su precio no puede serlo (¿Se nos viene a la mente nuestras commodities?). Si bien agentes privados son los llamados a innovar, como hacerlo sin la masa crítica que debería ser desarrollada por el Estado en una suerte de impulso inicial (actualmente ocupamos el lugar 100 dentro de 133 paises en lo que respecta a innovación) a la vez que este debe buscar reducir factores de inestabilidad que podría hacer mas incierto el retorno de cualquier iniciativa innovativa privada: piénsese sobre esto último, en la heterogenea calidad de la oferta educativa y en la marginal defensa de los derechos de propiedad intelectual. En ambos casos estas prácticas debieran formar parte de la nueva institucionalidad formal en lo que respecta a la mejora en la competitividad como objetivo nacional. Dejar de hacer todo esto, hará que nuestros tan publicitados tratados de libre comercio con EE.UU, China, Union Europea entre otros, sólo sean un potencial de mercados al cual podemos entrar, pero que efectivamente estaremos imposibilitados de hacerlo plenamente, simplemente porque nuestra oferta productiva es poco competitiva en relacion a otros ofertantes. La tarea está planteada.

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