Javier M. Iguíñiz Echeverría*
Es sabido que América Latina y el Caribe (ALC) es la región del mundo con mayor desigualdad económica y el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010 titulado Actuar sobre el futuro: romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad nos recuerda que también se registra una baja movilidad social intergeneracional. Dos rasgos que hay que distinguir. Por el primero, la alta desigualdad, quien está abajo está muy abajo y quien está arriba está, bien lejos, arriba. Es por eso, que en nuestros países, abajo quiere decir también pobre. Por el segundo, la baja movilidad intergeneracional, es bastante probable que el hijo de quien está arriba siga arriba y que el hijo de quien está abajo, siga abajo y en la pobreza. Ese es el problema fundamental que el PNUD detecta en América Latina.
¿Por qué para unos es tan fácil mantenerse “arriba” y para otros es tan probable seguir “abajo”? Factores económicos, políticos, discriminaciones diversas, contribuyen a ello. Una de las diversas respuestas a esta pregunta es que tal situación se debe a lo poco que sus padres y la sociedad pudieron o quisieron hacer por las nuevas generaciones. Por eso, una pregunta que es cada vez más común es ¿porqué la llamada movilidad intergeneracional es tan baja en ALC? El Informe ilustra con cierta información algunas de las posibles respuestas; tomemos algunas.
Presos de la economía
El informe indica que, por ejemplo, mientras que en los países nórdicos hay bastante movilidad de un lugar a otro en la escala económica (esto es, hay una baja elasticidad intergeneracional, 0.19) e igualmente en Canadá, las cifras para Perú y Brasil indican una movilidad mucho menor (elasticidades de 0.60 y 0.58 respectivamente). En otras palabras, en el Perú y Brasil la probabilidad de que los de abajo sigan abajo y los de arriba sigan arriba es pues mucho mayor que en aquellos países. Es especialmente difícil escapar a los lugares más bajos en la escala económica.
Padres menos educados, hijos menos educados
La gran inmovilidad se debe en parte a la educación porque hijos de familia pobre tienden a tener menos logros educativos que los hijos de padres no pobres. En concreto, en ALC se encontró que hacia el año 2005, el hijo o hija de alguien que terminó la universidad tiene una probabilidad de 71.6% de completar la universidad antes de cumplir los 30 años. Esta probabilidad es mucho menor, de 18.7%, si es que los padres no completaron la universidad o la educación técnica y es, de nuevo mucho menor, de 5.4%, si es que los padres completaron sólo la secundaria y los porcentajes son menores aún si no la completaron o sólo terminaron primaria.
Influencia política
La influencia política es un aspecto al que el Informe también le da mucha importancia. Señala que “una alta desigualdad puede reforzar la influencia política de los sectores de mayores ingresos, de tal modo que la implementación de políticas redistributivas para promover la movilidad resulte mucho más difícil.” Para el Informe, los “procesos sistémicos … se localizan en el sistema político y en el Estado” Por eso son importantes las elecciones y la claridad de a quién representan los candidatos. Por eso esperamos que gane Susana Villarán en Lima.
Hogar y sistema
Un interesante esfuerzo del Informe es combinar los factores de la desigualdad que provienen tanto del hogar como de las estructuras sociales: por ejemplo se dice que “… las causas que explican la persistencia de la desigualdad no se encuentran solamente en el ámbito de los hogares. Existen otros obstáculos que impiden que las políticas públicas compensen las brechas y la heterogeneidad de los niveles de logro de bienestar, debido a que el proceso político también responde de manera diferenciada a las necesidades de los distintos grupos.”
Aunque le da un lugar importante al tema de la tributación y de la regulación económica, al acentuar el Informe la importancia del sistema político no desarrolla el impacto que tiene sobre la desigualdad y la inmovilidad socioeconómica la capacidad de competir ya no como ciudadanos sino en el mercado. Es en la economía donde justamente se violenta más que en la política la regla igualitarista que se suele tomar del deporte y que “pretende que los corredores en una competencia inicien cada vez en el mismo punto, en lugar de hacerlo desde las posiciones obtenidas en la competencia anterior.” (Resumen ejecutivo p. 14) En efecto, mientras que en la política, cada ciudadano influye en su futuro con un voto, en la política cada individuo lo hace con el dinero que posee. El tema económico y el cultural deben ser parte de estudios futuros sobre la desigualdad latinoamericana.
Todo se mueve, ¿cuánto cambia?
Todo se mueve en el Perú, el bullicio es grande, hay muchas cosas que cambian, se nota una gran pujanza, las jornadas de trabajo son largas, las iniciativas para formar micro-negocios abundan. Es natural, por ello ensalzar a los que han ascendido socialmente dejando atrás tanto la pobreza como los estigmas y las angustias que se derivan de ella. Sólo la envidia impediría alegrarse de ello cuando las maneras de hacerlo sido legítimas e innovativas y no basadas en injustos sacrificios ajenos o en la corrupción. Lamentablemente, el salto que hay que dar para ascender es alto y las oportunidades para ese ascenso ni son todo lo amplias que debieran ser ni están repartidas al azar entre todos en la sociedad.
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