Revoltijo en la Política Monetaria II

lunes, 28 de enero de 2008


Revoltijo en la Política Monetaria y el
Sobrecalentamiento como coartada (II)
Félix Jiménez
Economista Ph. D.
Profesor Principal de la PUCP




Ni la inflación ni la especulación son los problemas centrales que enfrenta la economía actual. Si el directorio del Banco Central no hubiera reducido la meta y el rango meta de la inflación, el 3.93% de inflación comparado con el límite superior anterior de 3.5% no sería indicación obvia, para nadie, de sobrecalentamiento. Entre junio y noviembre del año 2004, la inflación se situó muy por encima del limite de 3.5%, llegando en el mes de julio a un máximo de 4.61%. Alguien dirá que, ahora, a diferencia del año 2004, es el repunte de la inflación subyacente (3.1%) lo que indica la existencia de sobrecalentamiento, sobre todo si se toma en cuenta el actual liderazgo de los sectores no primarios y de la demanda interna en el crecimiento económico. Pero, si se elimina de la canasta básica el rubro de alimentos, la inflación se reduce sólo a 2%.

Las razones del deterioro del sector externo
La hipótesis del sobrecalentamiento es un pretexto para encubrir un problema más importante y que está ligado más a la política comercial y cambiaria. Se efectuaron dos rebajas arancelarias: en diciembre de 2006 y en octubre de 2007; y, el tipo de cambio se ha reducido sistemáticamente desde setiembre de 2006. Entre julio de 2006 y diciembre de 2007, el tipo de cambio real bilateral se redujo en 8.75%; y entre julio y diciembre de 2007 el tipo de cambio real multilateral se redujo en 3.32%.
Pero, además, el Banco Central (BCRP) estimuló la expansión del crédito de las empresas bancarias al sector privado en moneda extranjera elevando la remuneración al encaje de los depósitos en este tipo de moneda. Con ello, entre diciembre de 2006 y diciembre de 2007, los pasivos internacionales de la empresas bancarias aumentaron en 211.3% y los créditos en moneda extranjera de estas empresas al sector privado crecieron a la tasa de 32.6%.
Las consecuencias de todos estos hechos, en un contexto en el que la economía norteamericana y otras economías son crecientemente penetradas por la producción industrial China, son la pérdida de competitividad de las exportaciones no tradicionales, la consecuente desaceleración de las exportaciones totales, y el crecimiento espectacular de las importaciones. Estas últimas han reducido notablemente el mercado doméstico para la producción nacional. El TLC firmado con EE.UU. tendrá igual efecto reductor sobre el mercado interno y la producción local.
En el año 2007 las exportaciones nominales crecieron a una tasa aproximada de 15% anual después de haber estado creciendo a tasas superiores al 30%; mientras las importaciones nominales crecieron a una tasa cercana al 32%, muy por encima de la tasa de 20% a 23% de años anteriores. Asimismo, las exportaciones reales crecieron a una tasa aproximada de 5% en el año 2007 y de 0.5% en el año 2006; pero crecieron a la tasa de 15.2% en el año 2005. Por su parte, la tasa de crecimiento de las importaciones reales aumentó de 12.3% en 2006 a 22% en 2007.
Si este comportamiento se mantiene en los próximos años y no se reducen los remesas de utilidades de las empresas extranjeras al exterior, este año 2008 la Balanza en Cuenta Corriente se tornaría deficitaria, desequilibrio mismo que se acrecentaría hasta ubicarse entre -4% y -6% del PBI en el los años 2009 y 2010. Pero, si este año se acentúa la crisis recesiva de los Estados Unidos, no hay duda que el deterioro del sector externo será mayor y alcanzaría un déficit parecido, en porcentaje del PBI, al registrado en 1998, año de crisis financiera internacional.

Deterioro del sector externo y el sobrecalentamiento
La tendencia al deterioro del sector externo redujo dramáticamente la contribución al crecimiento no sólo de la demanda externa sino también de las exportaciones. En el Cuadro 1 puede verse que la demanda externa y las exportaciones contribuyeron positivamente al crecimiento del PBI hasta el año 2005. Esta situación cambia en los años 2006 y 2007. Las exportaciones lideraron el crecimiento hasta el 2005, pues fueron responsables, por ejemplo, del 51.9% y 46.9% del crecimiento de los años 2004 y 2005; pero en los años 2006 y 2007 sólo explicaron el 1% y el 12.2% del crecimiento, respectivamente. De otro lado, como las importaciones se aceleraron en estos años, la demanda externa neta afectó negativamente al crecimiento del producto.
Cuadro 1


Si observamos la composición de la demanda interna, claramente es la demanda del sector privado la que lidera el crecimiento del producto en los años 2006 y 2007. El liderazgo le corresponde a la inversión privada. Si bien la tasa de crecimiento del consumo privado es sistemáticamente menor que la del PBI, su comportamiento es claramente creciente alcanzando un máximo en el último año, justamente cuando se dispara el crecimiento del crédito interno privado en moneda extranjera.
Por otro lado, la demanda interna por producción nacional (que se obtiene restando a la demanda interna las importaciones) no se ubica por encima del crecimiento del PBI, aunque su contribución al crecimiento es creciente: pasa de 53.1% en 2005, a 97.9% en 2006 y a 86.6% en 2007. La hipótesis del sobrecalentamiento es, por lo tanto, equivocada. En el año 2007, el mayor crecimiento de la demanda interna se refleja en un aumento relativo de la demanda de importaciones. Esto reduce la contribución al crecimiento del PBI de la demanda interna por producción nacional (véase cuadro 2).

Cuadro 2


Finalmente, no hay duda alguna que con la puesta en operación de la apertura comercial asociada al TLC, el efecto en el mercado interno y la producción nacional será igual que el de las dos rebajas arancelarias anteriores. Y si a esto le agregamos los efectos de la crisis internacional, el gobierno de Alan García habrá entrado a una crisis del sector externo más temprano que tarde.

Conclusiones: las opciones de política
¿Que hay que hacer para evitar la crisis del sector externo? Corregir los errores y evitar nuevos errores. El BCRP debe dejar de hacer mezclas extrañas de política. Debe subir el tipo de cambio. Puede revertir la presión a la baja del tipo de cambio, sólo con las compras esterilizadas de dólares. De otro lado, debe provocar una contracción drástica del crédito en moneda extranjera, aumentando el encaje marginal por encima del 50%. Ya lo elevó a 40% en 16 de enero, por lo tanto, debe subirlo más.
El MEF, por su parte, debe aprovechar la oportunidad para hacer una reforma tributaria que configure un sistema de recaudación más progresivo. Puede, por ejemplo, aplicar un impuesto a las remesas de utilidades para disminuir el déficit del rubro Renta de Factores de la Balanza de Pagos, que en los años 2006 y 2007 alcanzó una cifra equivalente al 8% del PBI. También puede aplicar una sobretasa arancelaria temporal para contraer la demanda de importaciones. Pero, también, puede aprovechar la coyuntura para introducir una regla contracíclica. En ningún caso debe frenar a las inversiones públicas.
Finalmente, para combatir los efectos inflacionarios netos del aumento del tipo de cambio y de los aranceles, la autoridad monetaria debe retornar al manejo limpio de su instrumento tasa de interés y cuidar, ciertamente, el sistema de metas de inflación.
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Comments

One Comment

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huanako dijo...

Las consecuencias del shock externo que actualmente se observan en la economía peruana serían positivas si otro fuese nuestro modelo económico.
La reducción de las tasas por parte de la fed y la desaceleración de ee.uu hubiesen resultado un milagro para perú si estuviésemos implementando algún verdadero plan de desarrollo de infraestructura e industrialización.
El crédito para financiar estos planes se habría abaratado mientras que el interés hacia perú por parte de inversionistas internacionales se habría incrementado debido a la coyuntura de ee.uu.
Entre otras externalidades positivas, se dinamizaría el mercado interno generando más recursos para invertir en educación, salud, previsión social, seguridad, etcétera.
Por continuar el modelo económico fujimorista es que ahora se fuerza la discusión de medidas coyunturales que seguro postergarán hasta el 2011 la discusión sobre temas estructurales.

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