La Economía de García IV

viernes, 18 de enero de 2008

Política fiscal pro cíclica y “populismo” con los combustibles.E

Escribe Waldo Mendoza

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La política económica del presidente García está repitiendo uno de los errores de la política fiscal del ingeniero Fujimori, que la administración anterior no cometió: la política fiscal ha vuelto a ser pro cíclica.

El sentido común y la experiencia internacional recomiendan que la política fiscal debe ser contra cíclica, estabilizadora; esto es, expansiva cuando hay indicios de recesión y contractiva cuando la expansión empieza a atentar contra el equilibrio externo, o cuando aparecen presiones inflacionarias, o para generar los fondos públicos necesarios para la etapa de la depresión.

Según el indicador de impulso fiscal, el sentido común parece haber sido ha sido abandonando por la autoridad fiscal, el Ministerio de Economía y Finanzas. En el año 2007, mientras la economía crece por encima de su nivel potencial, el fisco ha inyectado innecesariamente más demanda, a una economía que no la necesita.

Gráfico 14: Política fiscal pro cíclica



Por otro lado, el desembolso de alrededor de S/. 800 millones para el Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles durante el 2007 y la ampliación de su vigencia para el 2008, es una muestra de que la política le está ganando a la economía en el manejo del precio de los combustibles. Ante la elevación del precio internacional del petróleo, mientras que todos los países importadores netos han ajustado al alza el precio local de sus combustibles, el precio local en el Perú se mantiene congelado desde junio del año pasado.

Esta política ha sido exitosa en su propósito de evitar el traslado del precio internacional del petróleo a los precios locales. En el periodo reciente, desde junio de este año, mientras el precio internacional del petróleo se ha elevado de 67 a 100 dólares (un alza de casi 50 por ciento), el precio local de los combustibles se ha mantenido congelado, atenuando el alza de la inflación.

Gráfico 15: Precio de los combustibles: el retorno del “populismo”.


Esta política, sin embargo, tiene dos problemas. En primer lugar, cuando se creó el Fondo, en el 2004, se consideraba que el alza del precio del petróleo era un shock transitorio, y que por lo tanto los fondos inyectados por el presupuesto revertirían al tesoro, cuando el shock desaparezca. La idea no era que el fisco debía alimentar eternamente ese Fondo.

En las condiciones actuales, de mantenerse el precio internacional del crudo en el nivel de principios del 2008, el empecinamiento en mantener congelado el precio local de los combustibles podría costarle al fisco alrededor de S/. 62 millones por semana, S/. 250 millones al mes o S/. 3000 millones al año, alrededor de 1 por ciento del PBI. Es difícil imaginar que estos recursos públicos, ahorrados o gastados, no puedan tener mejores usos alternativos.

En segundo lugar, la experiencia internacional, y especialmente la peruana, revela lo dañino que es la pérdida de autonomía de las empresas públicas en la fijación de sus precios. Un caso extremo se dio hacia fines de los ochenta, cuando un galón de gasolina llegó a costar casi lo mismo que un litro de Coca Cola, en el afán gubernamental de evitar el alza generalizada de precios.

Actualidad Económica del Perú

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