Waldo Mendoza Bellido[1]
A un año y medio de gobierno del presidente García, el ciclo expansivo que se inició en el año 2003 se ha consolidado y, además, ha pasado a estar liderado por las actividades no primarias. El beneficio de este nuevo estilo de crecimiento económico es que es más intensivo en mano de obra. El problema, el de siempre en la economía peruana, es que conduce casi inevitablemente a problemas en el sector externo.
Estos resultados reflejan en buena medida la influencia de la política fiscal y la política monetaria, que han recuperado su tradicional carácter pro cíclico, interrumpido brevemente en el periodo 2001-2006. Por un lado, el déficit fiscal estructural se ha elevado apreciablemente respecto al del año 2006, y se ha reestablecido una vieja práctica de los ochenta, de congelar el precio de los combustibles, a pesar de la fuerte elevación de los precios internacionales.
Por otro lado, la autoridad monetaria, a pesar que se registra una elevación sostenida de la inflación subyacente, ha tolerado la reducción de la tasa de interés real de referencia, y ha puesto en práctica un conjunto de medidas que han incentivado el ingreso de capitales de corto plazo, interrumpiendo el proceso de desdolarización que se venía observando en los últimos años.
En perspectiva, el informe pone la atención sobre los efectos probables del TLC, en su aspecto fundamental, de una apertura unilateral a las importaciones americanas sobre el nivel de actividad económica agregada y la pobreza.
El informe concluye con una sección de recomendaciones de política, en un escenario internacional donde destaca el visible debilitamiento de la economía norteamericana.
[1] Profesor Principal del Departamento de Economía de la PUCP. El autor agradece los valiosos comentarios de Oscar Dancourt a una versión anterior de este documento y la excelente asistencia de Gustavo Ganiko.
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