empresas financieras de considerable tamaño en estas últimas semanas. Como consecuencia ha aumentado la probabilidad de una restricción de crédito y así el riesgo de que Estados Unidos pueda caer en recesión. Este evento, por lo general, al reducir las cotizaciones de nuestros productos de exportación y así disminuir nuestros ingresos por exportaciones, siempre provocó en el pasado enormes problemas en el Perú, especialmente, cuando la política económica ejecutada por nuestras autoridades permite una reducción en el precio real del dólar. En estas condiciones, la importaciones crecen sin control y aumenta innecesariamte la vulnerabilidad externa de nuestra economía.
Tampoco podemos ignorar el riesgo de que este escenario internacional complicado pueda producir de modo súbito un corte repentino de las líneas de crédito que el Perú recibe del exterior. Como ilustración, tanto de las dimensiones y del carácter repentino que este fenómeno puede llegar a adquirir, podemos citar la información que detalló el Financial Times, cuando la semana pasada informó cómo las turbulencias de las primeras semanas de esta mes, originaron la salida de casi 17,200 millones de dólares de las bolsas internacionales y de casi 9,000 millones de los mercados emergentes. Aunque el efecto fue bastante leve en el Perú, es una posibilidad que no puede ser ignorada por las autoridades económicas actuales. Hacerlo sería como si alguien al ver el mar retirarse, aprovechara la ocasión para contar recoger conchitas en la playa para mostrar sus bonitos y brillantes colores, en vez de tomar las acciones de prevención necesarias para enfrentar los efectos del probable tsunami.
Y que no se diga que esto es una simple y puramente declaración teórica de economía, dado que detentamos alguna experiencia en gestión macroeconómica; gestión en la que participamos directamente en la toma de decisiones para adoptar medidas macro preventivas frente a un contexto internacional previsiblemente distinto al favorablemente existente en aquel momento. Sino recuérdese años atrás cuando en el BCR, en el Directorio –a pesar de las críticas- decidimos acumular reservas dado que ello permitiría mejorar nuestra solvencia y poder moderar la mayor volatilidad cambiaria que podría surgir sobre la base de presiones futuras al alza del dólar; O cuando se estableció un encaje obligatorio a las líneas de crédito externas tomadas por los bancos, lo que principalmente explica que ahora la deuda externa de los bancos comerciales sea de sólo US$ 500 mlls (en la crisis de 1997 eran alrededor de US$ 4,000 mlls) frente a una posición de cambios del BCR mucho mayor US$ 12,000 mlls.
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