Waldo Mendoza Bellido
Profesor del Departamento de Economía de
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) están enfrentando de manera diametralmente distinta al actual ciclo económico expansivo de la economía peruana, el más largo de la historia registrada por las estadísticas. Mientras el BCRP está tomando las medidas preventivas para cuando se produzca la fase recesiva del ciclo económico, el MEF está operando como si la actual fase expansiva fuese eterna.
El BCRP, con excepción del cambio innecesario de la meta de inflación introducido a principios de año y a pesar de que inicialmente expresó su simpatía por una mayor flotación del tipo de cambio y una menor intervención en el mercado cambiario, en los hechos, ha intervenido, ha comprado dólares, mucho más que en la anterior gestión. De esta manera, se han incrementando las reservas internacionales, fortaleciendo así la posición financiera de la economía peruana frente a los cambios que puedan producirse en el escenario internacional, además de conseguir, de paso, una ligera elevación del tipo de cambio real.
El apreciable stock de divisas acumulado y el tipo de cambio real competitivo constituyen el “fondo de estabilización financiera” para enfrentar exitosamente los cambios desfavorables en el contexto internacional. El BCRP, por consiguiente, está “forrado” para enfrentar cualquier choque externo desfavorable.
Mientras tanto, el MEF está remando a favor de la corriente, repitiendo un error de los años ochenta y noventa: la política fiscal ha vuelto a ser pro-cíclica. El sentido común y la experiencia internacional recomiendan que la política fiscal debe ser contra-cíclica, estabilizadora, esto es, expansiva cuando hay indicios de recesión y contractiva cuando la expansión empieza a atentar contra el equilibrio externo, o cuando aparecen presiones inflacionarias, o para generar los fondos públicos necesarios para la etapa de la depresión.
En efecto, según el MMM 2008-2010, la inversión pública en el periodo 2007-2009 crecerá a un ritmo promedio anual de 40 por ciento, cifra que no se observaba desde el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado. Y también como en los años de Velasco, dado que, en la práctica, se ha eliminado el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), no sería extraño que reaparezca, dada la abundancia fiscal, la construcción de nuevos “elefantes blancos”.
Mientras la política fiscal exacerbará innecesariamente el actual auge económico en curso e impulsará a la economía justo cuando no se necesita dicho empuje, el Fondo de Estabilización Fiscal (FEF), que debiera alimentarse justo en las épocas de abundancia, para ser utilizado en los años de recesión, permanece en un nivel absurdamente bajo. Se presenta, por enésima vez en nuestra historia económica, una inconsistencia entre los objetivos políticos del gobierno y el buen manejo de la economía.
En resumen, mientras el BCRP está guardando pan para mayo, al acumular reservas y mantener un tipo de cambio competitivo, el MEF está operando como si la expansión económica fuese eterna. Con reservas internacionales elevadas, un FEF abultado y un tipo de cambio competitivo, sería más sencillo proteger un nivel de actividad económica elevado y una inflación baja cuando el contexto externo deje de ser tan amigable como lo ha sido en los últimos años.
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