Luis Gamero Russo El nombre corresponde a una película del 2000, que se basó en una historia real. En octubre de 1991, al final de la temporada de pesca, el bote "Andrea Gail" dejó puerto, en Massachusetts, EEUU, ya que su capitán (George Clooney, en la cinta) decide salir a alta mar donde sabe que puede llenar las bodegas con pescado y por ende romper su reciente mala racha. La navegación transcurre bien mientras se forma, sin que Clooney lo sospeche, una descomunal tempestad causada por la combinación de aire caliente y bajas presiones del norte, aire frío y altas presiones del este y el remanente de un huracán tropical que viene del sur. Estos tres factores no se dan simultáneamente casi nunca. Pero cuando se dan, originan lo que se conoce como La Tormenta Perfecta. La tempestad hace muy difícil que el bote pesquero regrese a puerto. El final es desconcertante. De manera análoga, la evolución de la economía mundial se asemeja cada vez más a La Tormenta Perfecta, ya que existen varios factores contribuyentes que se están conjugando casi simultáneamente: La crisis financiera de las hipotecas norteamericanas, que empezó hace unos años cuando unos bancos otorgaron préstamos hipotecarios a familias con poca capacidad de pago. En vez de guardar esas hipotecas riesgosas en sus balances, estos bancos las "empaquetaron" con otras hipotecas y las vendieron a otros bancos. Estos, a su vez, las reempaquetaron y las volvieron a vender. Y así, sucesivamente hasta su destino final. Pero nadie sabe en verdad cuál es este destino final ni cuál es la real magnitud del "hoyo negro". De manera que los bancos, por incertidumbre, se vuelven demasiado estrictos para prestar dinero y eso hace que muchas empresas que querían ampliar su capacidad productiva, no lo hayan hecho porque no consiguieron crédito. Y como no venden, deben despedir trabajadores. Esos despedidos dejan de consumir, por lo que otras empresas productoras de bienes y servicios también pierden dinero y despiden a más trabajadores y el círculo vicioso se expande por toda la economía. Es decir, lo que empezó como una crisis de hipotecas se contagia a toda la economía y se transforma en una recesión. Los precios de los bienes raíces en EEUU están cayendo desde hace casi tres años y se estima que seguirán cayendo durante el 2008. Esto provoca lo que se conoce como "efecto riqueza": el gasto realizado por los consumidores depende de cuán ricos estos se crean. Cuando el precio de sus viviendas baja, perciben que se han empobrecido y dejan de comprar bienes y servicios, por lo que las empresas pierden dinero, despiden a sus trabajadores… y el círculo vicioso vuelve a empezar, contribuyendo a la recesión. El dólar ha sufrido una fuerte caída contra las demás monedas del mundo en los últimos tres o cuatro años. En parte, esto se debe a que los principales indicadores económicos de los EEUU están muy débiles (hay, por ejemplo, un enorme déficit en la cuenta corriente de su balanza de pagos, al igual que un enorme déficit fiscal). Sumados, además, a una política monetaria expansiva de la Reserva Federal, tratando de reactivar la economía estadounidense. El precio del petróleo ronda los 140 dólares por barril. En el año 1974, un aumento parecido, por sí solo, causó una de las más grandes recesiones del siglo XX. Es cierto que la economía de hoy, con muchos más servicios y menos industria, es menos dependiente de la energía. Pero también es cierto que el aumento del precio del petróleo coincide con el de otras materias primas y alimentos. La razón es que, esta vez, los dos países más poblados del mundo, China e India, están creciendo rápidamente y demandan mayores cantidades de materias primas. Esto contribuye a que la inflación actual de los EEUU se mantenga por sobre los niveles de la zona de confort de la Reserva Federal (3.9% en abril). La más reciente cifra de desempleo en los EEUU muestra que este ha saltado de 5.0% en abril a 5.5% en mayo, el mayor rebrote desde 1986. Esta noticia causa incertidumbre a la Reserva Federal, pues estaba justo pensando en cambiar el énfasis de su política monetaria hacia una de mayor defensa del dólar y de una mayor contención inflacionaria. Pero es evidente que cualquier política antiinflacionaria se opondría necesariamente a una política de mayor empleo. La situación geopolítica mundial sigue siendo de mucha incertidumbre. La constante fricción entre EEUU e Irán, en la cual también interviene Israel, es una señal indudable de que conflictos bélicos o atentados terroristas a gran escala pueden ocurrir en cualquier momento. Si bien cada uno de estos factores, por sí solo, podría desencadenar una crisis económica mundial, hoy se dan todos casi simultáneamente. Es decir, estamos ante una combinación extraña de factores que no se dan casi nunca pero que, cuando se dan, podrían acabar originando… La Tormenta Perfecta. |
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