La Reforma del alma y la reforma tributaria

lunes, 4 de agosto de 2008

José Oscátegui

Ni lo material ni lo legal son suficientes. Nos falta todavía una reforma del alma que sólo cada peruano puede impulsar desde su hogar.”

Alan García


Como alguien agotado luego de haber culminado sus tareas en los campos material y legal, pero notando que sólo queda una tarea por hacer, García invita al país a procesar la Reforma del Alma. Esta ya no es una tarea del gobierno, sino individual, que debe ser hecha en cada hogar. Pide que no haya madres que apliquen castigos crueles a sus hijos, ni choferes irresponsables, ni asesinos, ni alcohólicos, ni evasores de impuestos, ni racismo.

¿Podría decir García cuándo se implementó la Reforma del Alma en, digamos, Inglaterra, o en Alemania o en la Francia que tan bien conoce?

¿Sabe el Presidente que todos los países en los cuales estas deficiencias son mucho menores que en Perú, no han confiado en reforma parecida, sino en el sistema educativo, por ejemplo? ¿La estructura y presión tributaria, dependerán del alma de los contribuyentes? ¿Habrá alguna relación entre la abdicación del Estado de sus principales funciones en educación, salud, seguridad ciudadana y la existencia de madres ignorantes, choferes irresponsables, evasores de impuestos y la existencia de racismo en nuestra patria?

El actual gobierno, tanto por su orientación como por la personalidad del Presidente, ha tendido a debilitar al Estado. No existe un organismo de planificación nacional, no se fortalece a la Contraloría, no se impulsa una reforma judicial, ni se lleva adelante una reforma tributaria. Asimismo, la educación pública al igual que la atención a la salud son muy malas y no son de alcance universal y no existe, propiamente, seguridad en los barrios populares ni en Lima ni en provincias, mientras el Gobierno deja que sea el “alma” de los grandes empresarios mineros la que decida la magnitud del óbolo que entregarán.

Es decir, no hay recursos para que el Estado pueda cumplir con sus funciones, pero el Gobierno no cobra los impuestos que debería cobrar. La corrupción y la ineficiencia campean en las acciones del gobierno, pero nada se sanciona, ni la corrupción e ineficiencia en el Ministro del Interior, ni la resistencia del Ministerio de Defensa a colaborar con la justicia, ni la recientísima exhibición de ineficiencia del Ministerio de Transportes. Hace algunos meses ya, García nos dijo que los pasajeros también son culpables por viajar en los ómnibus que no tienen todas las medidas de seguridad.

Mientras tanto, la reciente alianza del alanismo con el fujimorismo, hace burla y escarnio del dolor de los asesinados durante la reciente dictadura violando el Estado de Derecho: por primera vez, un reo puede organizar una pachanga en su celda…y tienen la frescura de hablar de reforma del alma!!!

La nueva política alanista es la Reforma del Alma en vez de una Reforma Tributaria que permita redistribuir el ingreso y atender a las necesidades del país.

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