Luis Gamero (*)
En vista del pánico en la mayoría de las bolsas del mundo, incluyendo la peruana, debido a la crisis hipotecaria de los EEUU, cabe preguntarse si el Perú se está preparando para enfrentar un eventual descenso en la actividad económica norteamericana. Al respecto, mucho se dice a nivel oficial que la situación es mejor que nunca, que estamos "blindados", y que no nos va a pasar nada. Si bien es cierto que estamos mejor que antes, no estoy seguro de que estemos tan "blindados" y tampoco que nada nos vaya a pasar. Actualmente hay algunos indicadores económicos que andan medio "desbocados" y, en algunos casos, confrontándose el uno con el otro en términos de las contradictorias políticas económicas correctivas.
Me refiero, por un lado, al índice de inflación interna que en el 2007 ha bordeado el 4% anual para Lima y 5% para todo el país, llegando casi al 7% -10% anual en algunas provincias. En contraste, la meta de inflación interna del BCR era de tan solo 2% anual para el 2007 (con una banda máxima de tolerancia de hasta el 3%) Al respecto, mucho se dice a nivel oficial que esta aceleración de la inflación interna se debe a factores externos y que es una "inflación importada"; además, que la inflación "subyacente" (aquella no influenciada por las volatilidades externas) está dentro de lo previsto por el BCR. Esto es solo parcialmente cierto.
La demanda interna continúa creciendo por encima del incremento de la producción nacional o PBI (12.6% versus 8.4% anual en 2007). Y esto se ha concentrado en un crecimiento muy dinámico, en particular, de la inversión y el consumo privados. Si bien este dinamismo en la demanda interna ha sido acompañado por el incremento de las importaciones, estas han sido mayormente de bienes de capital y su contribución a la generación de mayor producción nacional no se hará evidente sino en un futuro no tan inmediato.
En suma, no toda la mayor inflación del 2007 es explicada por los mayores precios internacionales de nuestras principales importaciones (petróleo y ‘commodities’ alimentarias), sino también por las presiones de demanda interna, las cuales, además, se han estado acelerando paulatinamente. Si observamos la inflación subyacente, también pasó la banda máxima del BCR en el 2007, aunque marginalmente (3.1%) y muestra un pequeño aumento en enero (3.3%). Y aunque esta sea tan solo una cifra puntual en la ecuación anual, vale la pena observarla con cuidado.
Al respecto, el BCR ha virado hacia una política monetaria más restrictiva, subiendo los encajes en ambas monedas y elevando la tasa de interés de referencia. Ambas medidas son apropiadas para frenar el posible recrudecimiento de expectativas inflacionarias y para "enfriar" las posibles presiones de demanda que todavía subsistan. Sin embargo, cualquier medida antiinflacionaria que aplique el BCR traerá como consecuencia una apreciación más acelerada del sol, lo cual es deseable desde el punto de vista inflacionario, pero no desde el punto de vista de nuestra competitividad externa y del dinamismo de largo plazo de nuestras exportaciones. He aquí un "tira y afloja" muy delicado que va a tener que aplicar la autoridad monetaria ante el conflicto de interés entre dos indicadores macroeconómicos (la inflación y el tipo de cambio).
Otros indicadores un tanto "desbocados" también son las principales variables monetarias del sistema financiero. Así tenemos que la Liquidez en Soles del Sistema Bancario creció 38% en el 2007; y la Liquidez Total (Broad Money) lo hizo en casi 24%. El crédito al consumo, según reporta la SBS, creció 34% en soles para el período enero-noviembre 2007 (61% en provincias), imaginamos que influenciado fuertemente por una concesión indiscriminada de tarjetas de crédito bancarias. Este exceso de entusiasmo de los bancos en otorgar laxamente créditos de consumo no solo está atizando el fuego de la inflación, sino que podría derivar en una crisis bancaria.
Cabe preguntarse entonces si estamos realmente blindados ante cualquier repercusión negativa de la ya confirmada desaceleración económica de EEUU. Parcialmente sí, porque estamos mejor que nunca, es cierto, y sobre todo porque tenemos una posición positiva de Reservas Internacionales como nunca la habíamos tenido (+US$ 31,000 millones), lo cual representa 19 meses de importaciones. Un indicador muy sólido. Pero ¿está el lado fiscal contribuyendo también a una posible política macroeconómica anticíclica? Mejor dicho, ¿estamos guardando pan para mayo? La respuesta es no. Por ejemplo, en siete años desde su creación, el fondo de estabilización fiscal ha acumulado ahorros para resguardar el tramo recesivo del ciclo económico por tan solo US$ 400 millones, o sea un 0.4% aproximadamente del PBI del Perú. Comparativamente, ¿saben cuánto tiene Chile en un fondo similar? 10% de su PBI, o aproximadamente US$ 16,000 millones (40 veces lo que tiene el Perú). ¿Quién está realmente blindado?
(*) M.P.A. Harvard.
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