Caen los precios de los metales: tres cuestiones críticas

lunes, 18 de agosto de 2008

Armando Mendoza


La actualidad económica viene marcada por la caída en los precios internacionales de los metales, incluyendo aquellos que componen el grueso de nuestras exportaciones mineras. Como es conocido, esta caída de precios se debe al creciente temor de una desaceleración económica global y subsiguiente reducción en la demanda por parte de China, Estados Unidos y Europa. Obviamente, este tema preocupa por el peso de la minería en la economía, lo que exige plantear algunas cuestiones sobre el posible impacto que esta caída de precios tendrá para el país.

  • ¿Se vino la noche para la minería peruana?. Aún no, más apropiado es decir que el sol brilla un poco menos.

Incluso con el ajuste a la baja en los precios de los metales, los niveles de rentabilidad del sector minero son aun considerables. Así, con la caída del precio del oro -de US$ 1,000 a US$ 800 la onza- las ganancias de las empresas auríferas pasaran de “recontrafabulosas” a ser, apenas, “fabulosas”. ¿Bancarrota minera?; todavía no, pues el sector aun tiene margen para operar y prosperar. Así que si lee o escucha por ahí a algún “experto” anunciando crisis y recomendando un “rescate minero” con rebajitas tributarias incluidas, ríase con toda confianza, porque esta bromeando.

  • ¿Y el impacto sobre los ingresos fiscales?. Ahí si, mejor empezar a preocuparse.

El Estado se ha acostumbrado a los crecientes tributos mineros, y sí estos se reducen, sentirá la pegada, pues su participación en la recaudación total pasó de 3.8% en 1998 a nada menos que 24.6% en el 2007 (véase grafico). Si los aportes mineros se contraen –así sea levemente- ocurrirá un inevitable ajuste del cinturón fiscal, que afectara principalmente a rubros social y políticamente sensibles al nivel regional y local, como son el Canon y las Regalías (y mejor ni hablar del “Aporte Voluntario”).






















La buena noticia es que hay algún tiempo de respiro, pues por motivos contables y tributarios, los recursos provenientes de la minería son distribuidos tras finalizar el año fiscal, significando que los menores ingresos fiscales percibidos en el 2008 recién empezaran a afectar las transferencias del 2009. Crucemos los dedos para que entretanto “alguien” se haga cargo de prevenir, racionalizar y compensar estos recortes, pues si no, va a arder Troya en más de una región.

  • ¿”Perú: País Minero” y punto?. Hora de jubilar al Modelo Primario-Exportador.

Después de la borrachera de altos precios de los metales, la economía peruana esta despertando con resaca y amarrada al modelito primario-exportador, que apuesta al crecimiento basado en exportar materias primas, lo que es muy simpático y efectivo siempre y cuando se cumpla una condición: que los precios de las materias primas se mantengan en niveles adecuados. En el momento en que dichos precios se caen -lo cual ocurre cíclicamente, en mayor o menor medida- el modelito se va al suelo.

Resulta claro lo riesgoso de apostar al esquema primario-exportador, que es -literalmente- vivir rogándole al santo que los precios de las materias primas sigan altos. Así, es hora de replantear la política económica, empezando a invertir en la real base del desarrollo de un país: su capital humano, el único que puede crear verdadero valor agregado, innovar, diversificar y ganar competitividad. Obviamente, lo anterior no significa satanizar a la minería y demás industrias extractivas, que tienen un rol importante que cumplir en todo proceso de desarrollo, pero no pidamos peras al olmo, pues asumir que basta y sobra con exportar oro, cobre, gas, harina de pescado, maderas, etc. para convertir al Perú en Suiza, no nos llevará a ninguna parte.

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