Por Jürgen Schuldt.
Economista Universidad del Pacífico
Una y otra vez los voceros del Gobierno nos repiten triunfalmente que la inflación del Perú ha sido la más baja de todo el subcontinente e incluso de toda América, tal como en el reciente Mensaje a la Nación: "Así, les garantizo que este año el Perú tendrá otra vez la menor inflación de todo el continente (…)". Se olvidó señalar que Brasil y México, así como EEUU y Canadá –es decir, prácticamente todo el continente–, tuvieron una inflación menor a la nuestra en 2007 (así como Chile y Ecuador), lo que volverá a repetirse este año.
Nos preguntamos, sin embargo, cuál es el afán del gobierno por compararnos reiteradamente con el resto de países en este campo, como si la inflación fuese un fin último y como si se tratara de un indicador sobre las condiciones de vida de la población. Es decir, lo que se esconde al informar criollamente sobre nuestra ‘baja inflación’ es el aspecto crucial de la ecuación: la evolución de los ingresos nominales de los hogares. Porque, ¿de qué me sirve que la inflación sea reducida si las remuneraciones no aumentan o lo hacen a tasas menores que la inflación?
Podemos ilustrar este asunto en base al caso de México, en que se usa la misma ‘técnica publicitaria’. Siendo la economía latinoamericana que tuvo la menor inflación en 2007 (3.8%) y con la menor tasa acumulada a julio 2008 (2.9%), de poco les sirvió a sus ciudadanos. Porque, según el informe de la OCDE sobre el ‘Panorama del Empleo 2008’, "las remuneraciones reales en México cayeron 0.3% en 2007 y se proyecta que permanezcan sin cambio en 2008".
Si bien el Presidente reconoció que "nuestra decisión es controlar severamente el aumento de los precios porque con inflación ninguna obra física o reforma legal satisfacen a la ciudadanía, y yo sé que eso esperan de mí y del gobierno las madres y las familias del Perú", lo que debió decir es que se recuperarán paulatinamente las remuneraciones reales sin acelerar aún más la inflación, gracias a un crecimiento económico sostenido, aunque algo más modesto. Promesa que por supuesto no se cumplirá porque ya ha sido convencido de que hay que ‘enfriar la sobrecalentada economía’ con recortes del gasto y la inversión públicas, en vez de cargar el peso del ajuste –para ‘contener’ la inflación– sobre los que más consumen y poseen los mayores ingresos y activos. Gracias a lo que se reduciría leve y muy lentamente la inflación –como todos lo deseamos– a través de esos medios, pero a costa –lo que pocos desean– de los ingresos reales y del empleo de los que menos tienen.
Con lo que la pobreza, que ya ha vuelto a sobrepasar el 40% de la población, seguirá aumentando. Lo que sucederá especialmente en las principales ciudades (por no hablar de las zonas rurales) en que la inflación acumulada anual desde julio del año pasado ha sido muy elevada (con remuneraciones reptantes o estancadas), tal como lo delatan las aburridas pero muy significativas cifras a ese respecto (y que el INEI no publica): Cusco (11.7%), Huaraz y Moquegua (10.5%), Chiclayo (10%), Ica (9.9%), Moyobamba (9.8%), Pucallpa (9.6%), Arequipa (9.4%), Chimbote (9.3%), Tacna y Chachapoyas (9.1%), Cerro de Pasco (9%), Puerto Maldonado (8.9%), Tumbes (8.7%), Trujillo (8.6%), Abancay (8.5%), Huánuco y Piura (7.9%), Huancavelica (7.8%), Huancayo e Iquitos (7.3%), Puno (7.2%) y Ayacucho (6.6%). De manera que sorprendentemente solo Cajamarca (5%), que de por sí tiene uno de los más altos costos de vida del país, ha visto aumentar sus precios a una tasa menor a la de Lima (5.8%) en estos últimos 12 meses.
Archive for agosto 2008
La Coyuntura Mundial Según Roubini
La tormenta perfecta de una recesión global
by Nouriel Roubini
NUEVA YORK – Cada vez es más probable que la economía global –no sólo Estados Unidos- experimente una recesión seria. Los acontecimientos recientes sugieren que todas las economías del G7, si no están ya en recesión, caerán pronto en una. Otras economías avanzadas o mercados emergentes (el resto de la zona del euro, Nueva Zelanda, Islandia, Estonia, Latvia y algunas economías del sudeste europeo) también están acercándose a un aterrizaje recesivo dificultoso. Cuando lleguen allí, habrá una marcada desaceleración de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y otros mercados emergentes.
Esta recesión global que se vislumbra está alimentada por varios factores: el colapso de las burbujas inmobiliarias en Estados Unidos, el Reino Unido, España, Irlanda y otros miembros de la zona del euro; la pinchadura de las burbujas crediticias donde hubo dinero y crédito fáciles durante demasiado tiempo; la severa crisis crediticia y de liquidez que siguió a la crisis hipotecaria norteamericana; los efectos negativos en la riqueza y la inversión de la caída de los mercados accionarios (que ya sufrieron una baja de más del 20% a nivel global); los efectos globales a través de los vínculos comerciales de la recesión en Estados Unidos (que todavía representa aproximadamente el 30% del PBI global); la debilidad del dólar estadounidense, que reduce la competitividad de los socios comerciales de Estados Unidos; y los efectos estanflacionarios de los altos precios del petróleo y las materias primas, que están obligando a los bancos centrales a aumentar las tasas de interés para combatir la inflación en un momento en el que existen severos riesgos negativos para el crecimiento y la estabilidad financiera.
Los datos oficiales sugieren que la economía norteamericana entró en una recesión en el primer trimestre de este año. La economía rebotó –en una recesión caracterizada por un breve período intermedio de recuperación económica- en el segundo trimestre, estimulada por los efectos temporarios que tuvieron en el consumo 100.000 millones de dólares en retribuciones impositivas. Pero esos efectos se esfumarán a fines del verano boreal.
El Reino Unido, España e Irlanda están experimentando situaciones similares, con burbujas inmobiliarias que se desinflan y una excesiva deuda de los consumidores que afecta las ventas minoristas, lo que, por ende, deriva en una recesión. Incluso en Italia, Francia, Grecia, Portugal, Islandia y los estados bálticos, los mercados inmobiliarios espumosos están empezando a desintegrarse. No debe sorprender, entonces, que la producción, las ventas y la confianza de los consumidores y las empresas estén decayendo en la zona del euro.
En otras regiones, Japón también se está contrayendo. Japón antes crecía modestamente por dos razones: las fuertes exportaciones a Estados Unidos y un yen débil. Ahora, las exportaciones a Estados Unidos están cayendo mientras que el yen se fortaleció. Es más, los elevados precios del petróleo en un país que importa todo el petróleo que necesita, junto con la caída en la rentabilidad y la confianza de las empresas, están empujando a Japón a una recesión.
La última de las economías del G7, Canadá, debería haberse beneficiado con los altos precios de la energía y las materias primas, pero su PBI se achicó en el primer trimestre, debido a la contracción de la economía estadounidense. Por cierto, las tres cuartas partes de las exportaciones de Canadá van a Estados Unidos, mientras que la demanda extranjera representa una cuarta parte de su PBI.
De manera que cada economía del G7 hoy está encaminada hacia una recesión. Otras economías más pequeñas (principalmente los nuevos miembros de la UE, que tienen importantes déficits de cuenta corriente) corren el riesgo de un repentino revés en los ingresos de capital; este quizá ya sea el caso en Latvia y Estonia, así como en Islandia y Nueva Zelanda.
Esta recesión del G7 conducirá a una marcada desaceleración del crecimiento en los mercados emergentes y probablemente empuje a la economía global en general hacia una recesión. Aquellas economías que dependen de las exportaciones a Estados Unidos y Europa y que tienen importantes excedentes de cuenta corriente (China, gran parte de Asia y la mayoría de los otros mercados emergentes) sufrirán como consecuencia de la recesión del G7. Aquellos que tengan grandes déficits de cuenta corriente (India, Sudáfrica y más de 20 economías en Europa del este desde los estados bálticos hasta Turquía) pueden sufrir a raíz de la crisis crediticia global. Los exportadores de materias primas (Rusia, Brasil y otros países en Oriente Medio, Asia, Africa y América latina) sufrirán a medida que la recesión del G7 y la desaceleración global hagan bajar los precios de la energía y otras materias primas en hasta el 30%. Los países que permitieron que sus monedas se apreciaran en relación al dólar experimentarán una marcada desaceleración en el crecimiento de las exportaciones. Los que experimentan una creciente inflación y aquellos cuya inflación ya anda por los dos dígitos tendrán que aumentar sus tasas de interés, mientras que otros países con una inflación elevada perderán competitividad en sus exportaciones.
La caída de los precios del petróleo y las materias primas –que ya experimentaron bajas del 15% con respecto a sus picos máximos- de alguna manera reducirá las fuerzas estanflacionarias en la economía global; sin embargo, la inflación se está atrincherando a través de un círculo vicioso de precios, salarios y costos en alza. Esto limitará la capacidad de los bancos centrales para responder a los riesgos negativos para el crecimiento. En las economías avanzadas, no obstante, la inflación no será tanto un problema para los bancos centrales para fines de este año, ya que la menor actividad en los mercados de productos reduce el poder de fijación de precios de las empresas y el mayor desempleo restringe el crecimiento salarial.
Sin duda, a todos los bancos centrales del G7 les preocupa el temporario aumento de la inflación general, y todos amenazan con aumentar las tasas de interés. Sin embargo, el riesgo de una recesión severa –y de una crisis bancaria y financiera grave- en definitiva obligará a todos los bancos centrales del G7 a reducir las tasas. El problema es que, especialmente fuera de Estados Unidos, este aflojamiento monetario se producirá recién cuando la recesión del G7 y a nivel global esté más afianzada. En consecuencia, la respuesta política será demasiado escasa, y llegará demasiado tarde, como para impedirla.
Nouriel Roubini es profesor de Economía en la Stern School of Business, Universidad de Nueva York, y presidente de RGE Monitor (www.rgemonitor.com)
Copyright: Project Syndicate, 2008.
www.project-syndicate.org
Traducción de Claudia Martínez
Teléfono Malogrado
Enrique Fernández Maldonado
Uno de los aspectos más problemáticos y sensibles de la globalización económica es su impacto sobre el empleo. En el Perú, todos los gobiernos desde Fujimori impulsaron el libre comercio y la desregulación laboral, en el entendido de que generarían inversión, trabajo y desarrollo. Ahora que atravesamos un periodo de expansión económica y aumentan las expectativas sociales, cabe preguntarnos cómo afecta el crecimiento al empleo y a quiénes beneficia.
Según el MTPE, el empleo asalariado viene creciendo a tasas anuales de 10% (si bien en empresas de 10 o más trabajadores, que ocupan a menos del 15% PEA), en zonas urbanas y actividades orientadas a la exportación (minería, agroindustria, confecciones, servicios y comercio). Si miramos la distribución del ingreso, la figura es otra: en los últimos años los salarios recuperaron apenas el nivel de hace una década (1997), al tiempo que las ganancias de capital (el dinero de los menos) duplicaban su participación como proporción del PBI.
¿Qué factores estarían detrás de resultados tan dispares? Uno primero radica en la secular debilidad del Estado (y la falta de voluntad política de la clase política peruana) para promover y fiscalizar las normas laborales. La vigencia de una legislación que “empodera” al empresario (parte fuerte de toda relación asalariada) y reduce derechos laborales (“a favor” de los propios de los trabajadores), agrava la creciente precarización y conflictividad que persiste – incluso – en sectores “modernos” de la economía.
Un caso que linda con lo grosero es el de los trabajadores “subcontratados” por Telefónica del Perú, filial de una de las multinacionales más importantes del mundo. Pese a su dominio (casi) monopólico en el mercado de las telecomunicaciones y sus altos niveles de rentabilidad, TdP optó por “tercerizar” a sus trabajadores a través de pequeñas y micro services encargadas del reclutamiento y “gestión” del personal. Gracias al (subrayo) valiente testimonio de un grupo de ellos (www.plades.org.pe), nos enteramos que – a diferencia de los “colaboradores” en planilla de TdP – un grupo importante de trabajadores “tercerizados” laboran sin contrato de trabajo, con salarios (S/. 800) cercanos al mínimo legal y con jornadas de hasta 14 horas diarias: todo esto para no recibir CTS, pagos por horas extras o “dominical”, en un clima de permanente chantaje de despido al menor atisbo de sindicalización.
Situaciones como ésta (que son mayoría en nuestro país) nos obligan a repensar la compleja relación entre inversión y empleo. No basta sólo con incentivar la producción y la inversión privada, fundamentales en todo proyecto de desarrollo; tan importante como ello es la adopción de marcos normativos que – además de promover la actividad económica – garanticen condiciones de trabajo adecuadas y una distribución justa del ingreso. ¿No era para eso que se discutía la Ley General del Trabajo?
Waldo Mendoza opina sobre el tema de la inflación
Waldo Mendoza, jefe del Departamento de Economía de la Universidad Católica y ex viceministro de Hacienda, reiteró que la economía peruana está creciendo por encima de su producto potencial aunque indicó que ha habido un sobrecalentamiento en la economía originando a que las presiones de demanda se vayan a mayores precios. Al principio la inflación se elevó debido a la inflación internacional pero una inflación internacional no puede tener tantos impactos de la economía domestica cuando la economía domestica no crece como hoy, como los chinos al 10% y cuando la demanda agregada crece a 13%, indicó. Dijo que para desacelerar el crecimiento de la demanda agregada, el BCR debe elevar sustantivamente la tasa de interés con el objetivo de que la tasa de interés del mercado en términos reales se encarezca. Indicó que la SBS no ha hecho mucho para controlar la inflación. Finalmente, sostuvo que el jugador más importante para controlar la inflación es el Banco Central de Reserva.
El audio de CPN sobre :"Waldo Mendoza opina sobre el tema de la inflación " está listo para ser escuchado.Pulse aquí para escucharlo
Enlace Web:
http://www.clippingmedia.com/
El derecho a no ser engañado
Contradicciones microeconómicas
Por Luis Gamero Russo
Cuanto más observo lo que está sucediendo actualmente en nuestro país, más me convenzo de que existen todavía muchas contradicciones a nivel microeconómico en la política económica nacional. Porque a nivel macroeconómico, en lo medular, veo un buen grado de consenso.
La mayoría coincide en que el Gobierno debe continuar con políticas macroeconómicas de crecimiento y estabilización, pero todavía afloran diferencias, influenciadas mayormente por intereses particulares, al momento de diseñar las más diversas políticas microeconómicas. Dicho de manera más sencilla, la mayoría coincidimos en la gran meta de mantener al paciente "saludable", con baja tensión sanguínea y en buen estado físico, pero no nos ponemos de acuerdo en los tratamientos específicos para corregirle algunos de sus defectos menores, como el de reducirle el mal aliento y corregir sus juanetes.
Por ejemplo, en lo macroeconómico a no dudar existe una gran coincidencia entre la Sociedad Nacional de Industrias (SIN) y la Asociación de Exportadores (ADEX), pero sería también natural que discreparan en lo fundamental de la política de rebaja gradual de los aranceles de importación implementada por los Ministerios de Economía y Finanzas (MEF) y de la Producción (PRODUCE).
Con motivo, también, de las recientes reformas laborales, no es sorprendente ver una notoria discrepancia entre las posiciones de los voceros sindicales de la Confederación General de Trabajadores (CGTP) y las de los representantes empresariales (CONFIEP, SNI, ADEX, etc.), así como la de los desempleados y subempleados del país. Los primeros intentarán retener, y hasta mejorar, sus privilegios actuales abogando por una estabilidad laboral más efectiva, por ejemplo, mientras que los segundos apoyarán una ley más flexible para poder afrontar los vaivenes de los ciclos económicos sin tener que quedarse con una planilla "estancada", mientras que los terceros también apoyarán una ley más flexible que les permita más bien soñar con ingresar algún día a la fuerza de trabajo formal y poder gozar al fin de sus beneficios.
Aun a nivel del Poder Ejecutivo se pueden presentar contradicciones y diferencias en lo microeconómico. Por ejemplo: hace poco más de un año ocurrió el "affaire SNIP", que enfrentó la posición más "ortodoxa" del MEF con la más "derrochadora" de los ministerios de "obras públicas" (Vivienda, Salud y Transportes). El Presidente, quien obviamente le da bastante importancia al nivel de su popularidad en las encuestas, se encontraba al medio de estas dos posiciones, pero le dio la razón al MEF aunque "relajando" a su vez ciertas reglas del SNIP. El argumento oficial iba por el lado de que "si bien el SNIP fue creado para controlar la calidad de la inversión pública, eso fue en épocas de mayor escasez de recursos fiscales". Ahora que estamos en bonanza económica y con cierta abundancia de recursos fiscales, resultaría contradictorio y frustrante para las mayorías más pobres el no poder usufructuar de los frutos de esta misma bonanza.
Otro ejemplo que me viene a la mente es el proyecto que recientemente presentaron los Ministerios de Trabajo y de la Producción para incentivar la formalización del autoempleo y subempleo a nivel de MYPES. Este proyecto, al menos en sus etapas iniciales, requerirá de subsidios del Estado; pero en las discusiones tempranas, el Ministerio de Economía no necesariamente estaba de acuerdo ni con el nivel ni con la forma de estos subsidios. En vez de negarse a ellos, sin embargo, se concertó una fórmula que satisfaga a los tres sectores y se logró el consenso, aprobándose el decreto ley.
Yasí sucesivamente, se irán presentando diferencias y contradicciones normales en la discusión previa, la negociación, y el diseño mismo de la "microcirugía" económica. Y ello es parte integral y normal del ejercicio democrático, en que los diferentes sectores económicos y sociales compiten por una mayor participación en la "torta" económica.
Esperemos, pues, que estas diferencias y contradicciones en lo microeconómico, que se van a seguir presentando, se resuelvan siempre de la manera más favorable al país, apoyando así al buen entorno macroeconómico.
(*) MPA Harvard.
La Tormenta Perfecta
Luis Gamero Russo El nombre corresponde a una película del 2000, que se basó en una historia real. En octubre de 1991, al final de la temporada de pesca, el bote "Andrea Gail" dejó puerto, en Massachusetts, EEUU, ya que su capitán (George Clooney, en la cinta) decide salir a alta mar donde sabe que puede llenar las bodegas con pescado y por ende romper su reciente mala racha. La navegación transcurre bien mientras se forma, sin que Clooney lo sospeche, una descomunal tempestad causada por la combinación de aire caliente y bajas presiones del norte, aire frío y altas presiones del este y el remanente de un huracán tropical que viene del sur. Estos tres factores no se dan simultáneamente casi nunca. Pero cuando se dan, originan lo que se conoce como La Tormenta Perfecta. La tempestad hace muy difícil que el bote pesquero regrese a puerto. El final es desconcertante. De manera análoga, la evolución de la economía mundial se asemeja cada vez más a La Tormenta Perfecta, ya que existen varios factores contribuyentes que se están conjugando casi simultáneamente: La crisis financiera de las hipotecas norteamericanas, que empezó hace unos años cuando unos bancos otorgaron préstamos hipotecarios a familias con poca capacidad de pago. En vez de guardar esas hipotecas riesgosas en sus balances, estos bancos las "empaquetaron" con otras hipotecas y las vendieron a otros bancos. Estos, a su vez, las reempaquetaron y las volvieron a vender. Y así, sucesivamente hasta su destino final. Pero nadie sabe en verdad cuál es este destino final ni cuál es la real magnitud del "hoyo negro". De manera que los bancos, por incertidumbre, se vuelven demasiado estrictos para prestar dinero y eso hace que muchas empresas que querían ampliar su capacidad productiva, no lo hayan hecho porque no consiguieron crédito. Y como no venden, deben despedir trabajadores. Esos despedidos dejan de consumir, por lo que otras empresas productoras de bienes y servicios también pierden dinero y despiden a más trabajadores y el círculo vicioso se expande por toda la economía. Es decir, lo que empezó como una crisis de hipotecas se contagia a toda la economía y se transforma en una recesión. Los precios de los bienes raíces en EEUU están cayendo desde hace casi tres años y se estima que seguirán cayendo durante el 2008. Esto provoca lo que se conoce como "efecto riqueza": el gasto realizado por los consumidores depende de cuán ricos estos se crean. Cuando el precio de sus viviendas baja, perciben que se han empobrecido y dejan de comprar bienes y servicios, por lo que las empresas pierden dinero, despiden a sus trabajadores… y el círculo vicioso vuelve a empezar, contribuyendo a la recesión. El dólar ha sufrido una fuerte caída contra las demás monedas del mundo en los últimos tres o cuatro años. En parte, esto se debe a que los principales indicadores económicos de los EEUU están muy débiles (hay, por ejemplo, un enorme déficit en la cuenta corriente de su balanza de pagos, al igual que un enorme déficit fiscal). Sumados, además, a una política monetaria expansiva de la Reserva Federal, tratando de reactivar la economía estadounidense. El precio del petróleo ronda los 140 dólares por barril. En el año 1974, un aumento parecido, por sí solo, causó una de las más grandes recesiones del siglo XX. Es cierto que la economía de hoy, con muchos más servicios y menos industria, es menos dependiente de la energía. Pero también es cierto que el aumento del precio del petróleo coincide con el de otras materias primas y alimentos. La razón es que, esta vez, los dos países más poblados del mundo, China e India, están creciendo rápidamente y demandan mayores cantidades de materias primas. Esto contribuye a que la inflación actual de los EEUU se mantenga por sobre los niveles de la zona de confort de la Reserva Federal (3.9% en abril). La más reciente cifra de desempleo en los EEUU muestra que este ha saltado de 5.0% en abril a 5.5% en mayo, el mayor rebrote desde 1986. Esta noticia causa incertidumbre a la Reserva Federal, pues estaba justo pensando en cambiar el énfasis de su política monetaria hacia una de mayor defensa del dólar y de una mayor contención inflacionaria. Pero es evidente que cualquier política antiinflacionaria se opondría necesariamente a una política de mayor empleo. La situación geopolítica mundial sigue siendo de mucha incertidumbre. La constante fricción entre EEUU e Irán, en la cual también interviene Israel, es una señal indudable de que conflictos bélicos o atentados terroristas a gran escala pueden ocurrir en cualquier momento. Si bien cada uno de estos factores, por sí solo, podría desencadenar una crisis económica mundial, hoy se dan todos casi simultáneamente. Es decir, estamos ante una combinación extraña de factores que no se dan casi nunca pero que, cuando se dan, podrían acabar originando… La Tormenta Perfecta. |
Deslindes. ¿Estamos de veras blindados?
Luis Gamero (*)
En vista del pánico en la mayoría de las bolsas del mundo, incluyendo la peruana, debido a la crisis hipotecaria de los EEUU, cabe preguntarse si el Perú se está preparando para enfrentar un eventual descenso en la actividad económica norteamericana. Al respecto, mucho se dice a nivel oficial que la situación es mejor que nunca, que estamos "blindados", y que no nos va a pasar nada. Si bien es cierto que estamos mejor que antes, no estoy seguro de que estemos tan "blindados" y tampoco que nada nos vaya a pasar. Actualmente hay algunos indicadores económicos que andan medio "desbocados" y, en algunos casos, confrontándose el uno con el otro en términos de las contradictorias políticas económicas correctivas.
Me refiero, por un lado, al índice de inflación interna que en el 2007 ha bordeado el 4% anual para Lima y 5% para todo el país, llegando casi al 7% -10% anual en algunas provincias. En contraste, la meta de inflación interna del BCR era de tan solo 2% anual para el 2007 (con una banda máxima de tolerancia de hasta el 3%) Al respecto, mucho se dice a nivel oficial que esta aceleración de la inflación interna se debe a factores externos y que es una "inflación importada"; además, que la inflación "subyacente" (aquella no influenciada por las volatilidades externas) está dentro de lo previsto por el BCR. Esto es solo parcialmente cierto.
La demanda interna continúa creciendo por encima del incremento de la producción nacional o PBI (12.6% versus 8.4% anual en 2007). Y esto se ha concentrado en un crecimiento muy dinámico, en particular, de la inversión y el consumo privados. Si bien este dinamismo en la demanda interna ha sido acompañado por el incremento de las importaciones, estas han sido mayormente de bienes de capital y su contribución a la generación de mayor producción nacional no se hará evidente sino en un futuro no tan inmediato.
En suma, no toda la mayor inflación del 2007 es explicada por los mayores precios internacionales de nuestras principales importaciones (petróleo y ‘commodities’ alimentarias), sino también por las presiones de demanda interna, las cuales, además, se han estado acelerando paulatinamente. Si observamos la inflación subyacente, también pasó la banda máxima del BCR en el 2007, aunque marginalmente (3.1%) y muestra un pequeño aumento en enero (3.3%). Y aunque esta sea tan solo una cifra puntual en la ecuación anual, vale la pena observarla con cuidado.
Al respecto, el BCR ha virado hacia una política monetaria más restrictiva, subiendo los encajes en ambas monedas y elevando la tasa de interés de referencia. Ambas medidas son apropiadas para frenar el posible recrudecimiento de expectativas inflacionarias y para "enfriar" las posibles presiones de demanda que todavía subsistan. Sin embargo, cualquier medida antiinflacionaria que aplique el BCR traerá como consecuencia una apreciación más acelerada del sol, lo cual es deseable desde el punto de vista inflacionario, pero no desde el punto de vista de nuestra competitividad externa y del dinamismo de largo plazo de nuestras exportaciones. He aquí un "tira y afloja" muy delicado que va a tener que aplicar la autoridad monetaria ante el conflicto de interés entre dos indicadores macroeconómicos (la inflación y el tipo de cambio).
Otros indicadores un tanto "desbocados" también son las principales variables monetarias del sistema financiero. Así tenemos que la Liquidez en Soles del Sistema Bancario creció 38% en el 2007; y la Liquidez Total (Broad Money) lo hizo en casi 24%. El crédito al consumo, según reporta la SBS, creció 34% en soles para el período enero-noviembre 2007 (61% en provincias), imaginamos que influenciado fuertemente por una concesión indiscriminada de tarjetas de crédito bancarias. Este exceso de entusiasmo de los bancos en otorgar laxamente créditos de consumo no solo está atizando el fuego de la inflación, sino que podría derivar en una crisis bancaria.
Cabe preguntarse entonces si estamos realmente blindados ante cualquier repercusión negativa de la ya confirmada desaceleración económica de EEUU. Parcialmente sí, porque estamos mejor que nunca, es cierto, y sobre todo porque tenemos una posición positiva de Reservas Internacionales como nunca la habíamos tenido (+US$ 31,000 millones), lo cual representa 19 meses de importaciones. Un indicador muy sólido. Pero ¿está el lado fiscal contribuyendo también a una posible política macroeconómica anticíclica? Mejor dicho, ¿estamos guardando pan para mayo? La respuesta es no. Por ejemplo, en siete años desde su creación, el fondo de estabilización fiscal ha acumulado ahorros para resguardar el tramo recesivo del ciclo económico por tan solo US$ 400 millones, o sea un 0.4% aproximadamente del PBI del Perú. Comparativamente, ¿saben cuánto tiene Chile en un fondo similar? 10% de su PBI, o aproximadamente US$ 16,000 millones (40 veces lo que tiene el Perú). ¿Quién está realmente blindado?
(*) M.P.A. Harvard.Malarabismos inflacionarios
Kurt Burneo
En estos dÍas donde los ciudadanos se encuentran bastante preocupados y molestos por la subida de precios principalmente de alimentos pero extendido también a otros bienes y servicios, sorprende que el Presidente del Banco Central de Reserva (BCR) afirme que el indicador adecuado para medir la tendencia interna de la inflación y compararla con la meta inflacionaria referida por el actual Directorio del BCR, es aquella que no considere la suba del precio de alimentos ni el de la energía. Considerando este “novísimo” indicador, la inflación a julio es de 2.2% bastante menor y conveniente comparado con la inflación de 5.79% correspondiente al íntegro de bienes y servicios. Por supuesto que la diferencia entre estas tasas la explica en base al aumento del precio internacional de alimentos y energía, no existiendo por tanto ninguna responsabilidad por el lado de la política económica interna respecto al proceso inflacionario que acontece actualmente en Lima y mucho mas intenso en el resto de ciudades del país.. ¿Que tan correcta es esta “innovadora” medición? Y si parte de la inflación responde a factores internos ¿El actual directorio del BCR no tiene ninguna responsabilidad en este asunto?
Un novísimo indicador
Respecto a la original medida de la tendencia inflacionaria del Presidente del BCR, podría ser admisible no considerar la subida de precios de la energía dado que esta estaría reflejando en parte el aumento del precio internacional del petróleo, aunque ello podría relativizarse, en tanto el fondo de estabilización de los combustibles en la práctica al subsidiar parte de los precios internos, mediatiza el efecto del aumento del precio internacional de este carburante. Lo que definitivamente sí podría ser técnicamente cuestionable para medir la tendencia de los precios, es excluir además la inflación de todos los alimentos, argumentando que, a través del precio de los insumos importados, el aumento de estos últimos termina afectando los precios de todos ellos sin excepción. En línea con este argumento, para fines prácticos absurdamente significaría asumir que como si todos los alimentos –sin excepción- fueran comercializables con el exterior y por tanto afectos al tipo de cambio y a los precios internacionales. Encima con la idea de disimular la amplia diferencia entre la inflación límite (3%) propuesta por el actual directorio del BCR y la inflación efectiva, se pretende medir esta última, considerando sólo el 46.3% de los precios de la canasta (que es la canasta resultante de excluir alimentos y energía) que sirve para medir el Índice de Precios al Consumidor.
Otro argumento justificatorio para la omisión de la inflación de todos los alimentos se refiere a que mecánicamente el aumento de precio de alimentos que se comercializan externamente (transables) genera también una elevación en el precio de alimentos que sólo se transan internamente (no transables): “…Imaginémonos que alguien produce camote. Si el precio del maíz sube, dejará de producir camote y comenzará a producir maíz lo que hará que el precio del camote suba (al producirse menos)”. En este argumento se omite la existencia de distintas estructuras y formas de funcionamiento de los mercados así como la existencia de rezagos temporales entre la toma de decisiones y la provisión efectiva de un producto en el mercado. Al final todas estas acrobacias responden a la necesidad de negar lo evidente: La inflación actual no sólo se explica por factores externos, sino también por una exagerada expansión del gasto interno privado y público –llamado demanda interna-(12.2% de expansión en el primer semestre de 2008) en comparación con nuestra capacidad (potencial) de producción de bienes y servicios (que crece en no mas del 7.5%) Por último, si no hubiese este desequilibrio ¿Cómo explicar que en la nota de prensa del programa monetario de agosto del BCR se admita su existencia?, o incluso, ¿Para qué entonces el actual directorio del BCR ha venido subiendo encajes y la tasa de interés de referencia desde hace varios meses?
¿Inflación: sólo una fatalidad?
Los factores internos que en parte explican la inflación actual en mi opinión tienen sus gestores. Creo que el actual directorio del BCR dejó que se expandiera exageradamente el gasto privado a través del crédito (propulsando así el gasto interno).Es así como a julio de este año el crédito en soles crece anualizadamente en 41.68% y en dólares en un 28.15%. Si miramos a manera de ejemplo porqué el crédito en dólares, crece fuertemente, un factor explicativo es la expansión por 6 veces de las líneas de crédito de corto y largo plazo del exterior dirigidas a los bancos locales, que pasaron de US$ 1,000 mills en marzo del año pasado a 6,060 mills en junio de este año, así los bancos locales tienen mas dólares para prestar, y sin no los prestan no importa, porque hace 1 año el actual directorio del BCR les subió la remuneración al encaje. ¿Y por qué se expandieron estas líneas de crédito externas? Esta expansión fue promovida por el actual directorio del BCR al reducir la base de cálculo para estimar el encaje (dinero que se inmoviliza) aplicable a estas líneas de crédito foráneas, todo esto contextuado con tasas de interés menores en soles y dólares respecto a las existentes 2 años atrás. Por ello, no es de extrañar que el crédito siga con una fuerte viada.
Este crédito expandido, facilita la efectivización de precios mas altos. A manera de ejemplo: Si el precio del pollo sube, para que este se haga efectivo debe haber gente que esté dispuesta a pagar este precio mayor; si no se tuviese tan alegremente la facilidad del crédito, probablemente la gente reemplazaría el pollo por ejemplo por pescado dificultándose así la efectivización de un precio mas alto; pero justamente el tener crédito hace mas improbable esta sustitución, con lo cual la mayor disponibilidad del mismo termina facilitando la existencia de precios mayores. Por añadidura, y para complicar mas el panorama, este mayor gasto privado –al debe- es acompañado por un creciente gasto público enmarcado en una errada política fiscal procíclica desarrollada por el MEF. En conclusión, la inflación importada explicaría sólo parte de la inflación actual, mas hay otra parte que responde a errores atribuibles a la política monetaria y fiscal actuales en ese orden de importancia, frente a esta realidad los malabarismos son inútiles.
Inflación a la medida
Caen los precios de los metales: tres cuestiones críticas
Armando Mendoza
La actualidad económica viene marcada por la caída en los precios internacionales de los metales, incluyendo aquellos que componen el grueso de nuestras exportaciones mineras. Como es conocido, esta caída de precios se debe al creciente temor de una desaceleración económica global y subsiguiente reducción en la demanda por parte de China, Estados Unidos y Europa. Obviamente, este tema preocupa por el peso de la minería en la economía, lo que exige plantear algunas cuestiones sobre el posible impacto que esta caída de precios tendrá para el país.
¿Se vino la noche para la minería peruana?. Aún no, más apropiado es decir que el sol brilla un poco menos.
Incluso con el ajuste a la baja en los precios de los metales, los niveles de rentabilidad del sector minero son aun considerables. Así, con la caída del precio del oro -de US$ 1,000 a US$ 800 la onza- las ganancias de las empresas auríferas pasaran de “recontrafabulosas” a ser, apenas, “fabulosas”. ¿Bancarrota minera?; todavía no, pues el sector aun tiene margen para operar y prosperar. Así que si lee o escucha por ahí a algún “experto” anunciando crisis y recomendando un “rescate minero” con rebajitas tributarias incluidas, ríase con toda confianza, porque esta bromeando.
¿Y el impacto sobre los ingresos fiscales?. Ahí si, mejor empezar a preocuparse.
El Estado se ha acostumbrado a los crecientes tributos mineros, y sí estos se reducen, sentirá la pegada, pues su participación en la recaudación total pasó de 3.8% en 1998 a nada menos que 24.6% en el 2007 (véase grafico). Si los aportes mineros se contraen –así sea levemente- ocurrirá un inevitable ajuste del cinturón fiscal, que afectara principalmente a rubros social y políticamente sensibles al nivel regional y local, como son el Canon y las Regalías (y mejor ni hablar del “Aporte Voluntario”).
La buena noticia es que hay algún tiempo de respiro, pues por motivos contables y tributarios, los recursos provenientes de la minería son distribuidos tras finalizar el año fiscal, significando que los menores ingresos fiscales percibidos en el 2008 recién empezaran a afectar las transferencias del 2009. Crucemos los dedos para que entretanto “alguien” se haga cargo de prevenir, racionalizar y compensar estos recortes, pues si no, va a arder Troya en más de una región.
¿”Perú: País Minero” y punto?. Hora de jubilar al Modelo Primario-Exportador.
Después de la borrachera de altos precios de los metales, la economía peruana esta despertando con resaca y amarrada al modelito primario-exportador, que apuesta al crecimiento basado en exportar materias primas, lo que es muy simpático y efectivo siempre y cuando se cumpla una condición: que los precios de las materias primas se mantengan en niveles adecuados. En el momento en que dichos precios se caen -lo cual ocurre cíclicamente, en mayor o menor medida- el modelito se va al suelo.
Resulta claro lo riesgoso de apostar al esquema primario-exportador, que es -literalmente- vivir rogándole al santo que los precios de las materias primas sigan altos. Así, es hora de replantear la política económica, empezando a invertir en la real base del desarrollo de un país: su capital humano, el único que puede crear verdadero valor agregado, innovar, diversificar y ganar competitividad. Obviamente, lo anterior no significa satanizar a la minería y demás industrias extractivas, que tienen un rol importante que cumplir en todo proceso de desarrollo, pero no pidamos peras al olmo, pues asumir que basta y sobra con exportar oro, cobre, gas, harina de pescado, maderas, etc. para convertir al Perú en Suiza, no nos llevará a ninguna parte.
Falso Padròn
Cuestionada Implementación del TLC
Alejandra Alayza Moncloa
Coordinadora Ejecutiva RedGE – www.redge.org.pe
La publicación de los casi cien Decretos Legislativos (DL) para implementación del TLC con Estados Unidos, no ha podido pasar desapercibido. Este nuevo paquetazo aprista, ha propiciado quizá una de los más profundas reformas de los últimos años, en donde la se han incluido no sólo las advertidas en el TLC, sino también aquellas de la altamente cuestionada agenda del perro del hortelano.
Son de particular preocupación, los DL realcionadas a la promoción de las actividades extractivas, reformulando el régimen de tierras, agua, manejo de bosques, derechos de las comunidades campesinas y pueblos indígenas, así como la reforma del régimen laboral. Ya que a través de ellas, el gobierno ha impuesto modificaciones altamente cuestionadas, que no lograban acuerdo en el parlamento nacional y que constituyen temas de altísima conflictividad social. Frente a esta avalancha de reformas, quedan algunos procesos que deberán evaluar la pertinencia de las acciones del Ejecutivo:
Más allá de las facultades: inconstitucionalidad de los DL
La delegación de facultades legislativas al Poder Ejecutivo, de
DL en contra del espíritu del TLC
El enfoque del “perro del hortelano” para promover la competitividad por parte del gobierno de García, constituye en la práctica la disminución de algunos estándares sociales, laborales y ambientales, para facilitar la inversión y la explotación de los recursos naturales. Sin embargo, estas reformas irían en sentido opuesto a las adendas del TLC promovidas por los demócratas y suscritas el año pasado por el Perú. En las cuales, preocupados por el dumping social y ambiental, los demócratas incluyeron la prohibición de disminuir estos estándares para atraer la inversión y promover el comercio.
El gobierno ha aprovechado esta fase previa a la entrada en vigencia del TLC para hacer reformas y así evitar los procedimientos de sanción contemplados en el TLC. Sin embargo, esta salida no es tan fácil. Con estas reformas, el Perú está contraviniendo
Urge iniciar un proceso de debate profundo sobre estas reformas, su constitucionalidad e impacto. El Congreso debe jugar un rol central, ejerciendo el necesario contrapeso político y debate democrático. Ojala que esta vez nuestros representantes estén a la altura de las circunstancias.
El Discreto Clientelismo Político
ACTUALIDAD ECONÓMICA
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