Política Agraria: ¿Para donde vamos?

domingo, 27 de julio de 2008


Armando Mendoza

Los recientes dimes y diretes entre el Ministro de Agricultura y el Presidente de Sierra Exportadora sobre la responsabilidad por las alzas en los precios de los alimentos -más allá de lo anecdótico- preocupan, pues expresan un grave problema de incomunicación y descoordinación entre quienes “deberían” ser los conductores centrales de la política agraria. Y es que, en realidad, este juego del gran bonetón sobre las alzas, es sólo el capitulo más reciente en la larga historia de desidia con que el Estado ha encarado la problemática del agro.
En efecto, sí revisamos las políticas agrarias de las últimas décadas, encontraremos que la actuación de los distintos gobiernos ha sido -en el mejor de los casos- una colección de buenas intenciones y medidas a media caña, y, en el peor, una retahíla de desorden, incompetencia y corrupción. Así, mientras en otros países –especialmente en los más desarrollados- la defensa y protección de la agricultura es un tema fundamental, con políticas globales y de largo plazo, en el Perú lo que ha imperado es la ceguera y el recurrir a medidas inmediatistas y facilistas.
Ejemplo de ello es el manejo del abastecimiento de alimentos. Ante la creciente demanda de una población que se duplicó en los últimos 25 años, y con una significativa concentración urbana; sucesivos gobiernos encararon el problema con una visión simplista, por no decir simplona: Antes que fortalecer la producción agrícola nacional, se optó por lo fácil: importar más y más alimentos.
Ciertamente, nadie pone en duda los beneficios del comercio internacional, pero tampoco podemos ignorar que esa receta del “importemos y listo” atiene negativas consecuencias para el agro. El productor nacional ha tenido que competir en condiciones desiguales con las importaciones artificialmente baratas gracias a los generosos subsidios e incentivos de los países desarrollados a sus productores, mientras aquí el Estado se ha limitado al “anda y compite con los extranjeros, cholo” sin financiamiento, sin apoyo técnico ni facilidades para acceder a los mercados, manteniendo al campo en el abandono mientras incrementamos nuestra dependencia alimentaria.
Los resultados se perciben en el peso declinante de la agricultura dentro de la economía. Así, su participación en el Producto Bruto Interno no ha dejado de contraerse: de 1991 al 2007 dicha participación cayo del 7.2 al 5.5%. De la misma forma, el crecimiento promedio anual del sector agrario ha sido inferior al crecimiento global del PBI (ver gráfico), pues incluso en estos últimos años de constante expansión económica, el agro sólo creció en promedio un 3.7% anual. El Ministro de Agricultura ahora habla de duplicar el crecimiento del producto agrícola hasta 7% al año, de aquí al 2011. Ojala alguien le pudiera creer, pero esa ambiciosa meta nunca se lograra mientras no se produzca un cambio radical de la política agraria.
De aquí al 2011 el Gobierno tiene aproximadamente 1,000 días para cambiar la realidad del agro nacional. Ello no será posible mientras se continúe atendiendo sólo la parte “moderna” de la agricultura -vinculada a la gran agroexportación-, se siga engriendo a los oligopolios industriales basados en alimentos importados, y se continúe corriendo tras peligrosos espejismos como los biocombustibles y los cultivos transgenicos.
Necesitamos una política agraria coherente que apueste por un esfuerzo sostenido para elevar la competitividad y la productividad del productor rural. Y para ello, desde el Estado debe tomarse plena conciencia de que el agro no es una rémora o un apéndice, sino el corazón del desarrollo económico y social, Mientras ello no ocurra, cambiaremos de gobiernos y presidentes, gabinetes y ministros, pero el estancamiento y abandono del campo proseguirá, y, como en el poema, la agricultura peruana ¡ay! seguirá muriéndose.

Comments

One Comment

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Anónimo dijo...

El articulo describe y proyecta la realidad de la agricultura peruana de manera acertada, lamentablemente duele decir que aun el gobierno actual de la mano con el ministerio de agricultura no hace nada para mitigar estos males que aqueja nuestra pisoteada agricultura. Especialmente los mas pequeños y medianos agricultores de nuestra selva y sierra peruana; ojala el nuevo gobierno haga algo en beneficio de nuestra maltratada agricultuira mediante el apoyo tecnico y capacitacion y apoyo finacinciero responsable a nuestros productores agrarios, la cual debe ser directa y no por intermediarios que se aprobechan de nuestros agricultores, y basta ya de optar por lo facilismo y competencia desleal de la importacion y TLC's..

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