Francisco Durand
Profesor de Politica, University of Texas at San Antonio
En la república los políticos siempre han enfrentado el dilema de apoyar la economía nacional (“españoles americanos”, “los hijos del país”, “sectores estratégicos”, “consuma lo que el Perú produce”), o la extranjera. Con Alberto Fujimori, y gracias al tsunami legislativo que sigue al golpe de 1992, y la constitución de 1993, que pone en igualdad de condiciones al capital extranjero y les brinda Convenios de Estabilidad Jurídico, el péndulo osciló a favor de lo extranjero.
Pero está acción ha terminado generando una reacción. A medida que se acrecientan las olas de inversión y se ahogan los competidores nacionales, se viene avivando el recuerdo de viejos agravios y surgen nuevas sensibilidades. Todo ello termina provocando un nacionalismo económico, sentimiento vago que puede ir asumiendo la forma de una causa política. A ese punto hemos llegado y tiene tres causas.
Lo primero que une a múltiples voces, dispersas pero persistentes, son las asimetrías, producto de la enorme concentración de poder que han logrado los capitales extranjeros. Este es el caso de los fondos de pensiones, empresas de comunicaciones, farmacias, aerolíneas, cerveza, tiendas de ropa, minería, petróleo, gas, energía y otras más.
Si vemos la economía nacional notamos que la comandan capitales provenientes de tres países con los cuales ha habido problemas, segundo factor que gatilla el nacionalismo económico. Me refiero a las empresas norteamericanos, españolas y chilenas que representan gran parte del capital extranjero.
El sentimiento de crítica y rechazo se expresa incluso con más fuerza a nivel regional, donde las asimetrías son más profundas. Tómese, por ejemplo, el caso del Cusco. Los destinos turísticos están organizados por ocho grandes empresas. Solo una es cusqueña. Por eso los locales ven al turismo como un negocio ajeno, lo que se expresa en las protestas. El agravio más reciente es el café Ayllu de la Plaza de Armas, considerado el último reducto cusqueño, a punto de ser vendido.
Frente a estas realidades los neoliberales pretenden argumentar que “todos los capitales son iguales”, que “no importan de donde vienen, la cuestión es que inviertan”. La reacción mediática promedio, donde predomina este pensamiento guía, es omitir qué causa la protesta, ignorar las reacciones nacionalistas, y hablar a favor de todas las empresas sin distinción. Suelen para ello recoger declaraciones favorables de los gremios empresariales, caso de CONFIEP. Esta organización, otra señal de los tiempos, es hoy más la voz de las grandes corporaciones extranjeras y sus pocos socios peruanos, que la expresión gremial empresarial nacional.
En el caso español, dominante en servicios públicos, finanzas y petróleo, el más politizado de todos, el problema es el recuerdo amargo de la conquista, lo que condujo a la confiscación de sus propiedades en 1824. Luego vino el segundo agravio con la malhadada Guerra del Pacífico de 1879, el cercenamiento del territorio, y la ocupación larga pero incompleta del país. Gracias al intento chileno (inexplicable, en tanto sus empresas estaban penetrando tranquilamente) de imponer una delimitación territorial arbitraria que le da un triangulo pequeño de playa y una gran proyección al mar, la herida se ha abierto y sangra. Finalmente, a partir de la construcción del Canal de Panamá en 1914, aumentó la influencia de EUA en la forma de comercio e inversiones, convirtiéndose en la potencia económica dominante.
Esas herencias se intentaron neutralizar con la revolución del General Velasco Alvarado de 1968. Los militares castigaron a la oligarquía “vendepatria”, nacionalizaron gran parte de las compañías norteamericanas (Cerro, IPC, Marcona, Banco Continental, entre las más importantes). Otras simplemente se fueron (Grace, Anderson Clayton). En Palacio, Velasco cambió el salón Pizarro por el de Túpac Amaru, y reinvidicó la cultura y las lenguas indígenas. Luego armó al país para lograr paridad con el vecino prusiano del sur. Hasta que vinieron las recesiones (1978, 1983, 1998), y la violencia, serie de crisis que desembocó en una adopción ciega y dogmática de las recomendaciones del Consenso de Washington.
Atraídos por el mensaje gubernamental de “ven y toma lo que quieras”, y las oportunidades de compra a precios baratos de todo tipo de empresa y yacimiento, sea estatal, privado o comunal, la economía fue incorporando aceleramente a capitales chilenos (por primera vez), también norteamericanos y españoles. Mientras tanto los nacionales no podían invertir, solo unos cuantos podían resistir y reorganizarse y tan solo algunos pocos emergían de abajo pero sin corregir las asimetrías.
Con este desequilibrio llegamos a celebrar el año 2000, sin apagones y con licores importados, huida la paraje fatal de Montesinos y Fujimori y, no lo olvidemos, en medio de movilizaciones de Los Cuatro Suyos. Algo más. El siglo se despedía en una Lima que se vio invadida por olas de migrantes. Los nuevos citadinos, sintiéndose mayoría, expresaron abiertamente su cultura andina, mientras otros, sintiendo un cambio histórico, elaboraron un nuevo discurso indigenista más auténtico y menos impostado. En el mismo momento en que caía el fujimorismo, surgía un alzamiento militar velasquista de nuevo tipo en Moquegua.
El tercer factor que acicatea el nacionalismo económico es que a pesar que el sentimiento de rechazo a lo extranjero, particularmente lo chileno, la política económica no ha variado un centímetro. Esta rigidez no es casual y empieza en el gobierno, objetivo principal de los lobbies; también, como hemos señalado, en los principales medios de comunicación; y en la mayoría de encuestadoras, que cumplen una función de apoyo a las corporaciones. Parte del problema es que el desentendimiento de las elites neoliberales frente al poder del capital extranjero contribuye a alimentar el nacionalismo económico porque no pueden discutirlo con independencia al ser financiados externamente y ocultar sus conexiones, a pesar que tarde o temprano termina sabiéndose.
Mientras tanto arrecia la oposición al gaseoducto del sur, a la presencia chilena en puertos, a la venta del gas y a la participación de empresas en el corso anual de Wong (se han retirado ya los tacneños, con su bandera gigantesca). Hoy la empresa es chilena, sigue usando como colores institucionales los blanquirojos, e insiste en celebrar la fiesta nacional.
El breve análisis de las tres fuentes antiguas y recientes que alimentan el nacionalismo económico actual sugiere que es imposible separar la economía de la política. A no ser que lo se quiera es blindarla, lo que funciona solo por cierto tiempo y siempre por interés. Ese tiempo se está acabando.
Comments
One Comment
RSSEl analisis me parece bastante acertado si embargo queda el sabor en los labios de… que hacer ahora? Y parece que el autor timida e indirectamente se opone al accionar economico de apertura de los ultimos gobiernos y avala el nacionalismo economico… quizas me equivoco y sea solo cuestion de interpretacion.
Pero el tema de fondo es muy importante y yo diria hasta crucial para el desarrollo del Peru. El nacionalismo economico es un fenomeno muy peligroso (pues puede desbordar en modelos de desarrollo populistas y socialistas) y tambien es mucho mas comun de lo que nos imaginamos (lo que no signifique que sea positivo).
Una region tipica en donde lo encontramos es Europa; este nacionalismo es causado probablemente por la coexistencia, en una area geografica pequena, de diversas nacionalidades, lo cual maximiza el nacionalismo (que en el pasado trajo tantas guerras) y que hoy es encausado en las esferas economicas y deportivas; por eso causa una mayor admiracion el accionar y la vision de los lideres politicos Europeos de acometer una integracion economica y politica a pesar de semejante diversidad. Sin embargo el nacionalismo economico a pesar de existente no es un actor principal en el quehacer economico de los paises y aun cuando hay emblematicos ejemplos de defensa por parte de los gobiernos contra compras hostiles de grandes empresas locales, el desarrollo ha continuado y ese nacionalismo no ha sido impedimento para seguir alcanzando altos grados de desarrollo economico-social. En otras palabras el nacionalismo economico es un tema marginal en la EU sobre todo si lo comparamos con el tamanho de las economias en su conjunto.
America Latina por otro lado no podria ser diferente y ajena a ese fenomeno nacionalista y dentro de ella obviamente el Peru. Adicionalmente existen paises con relativo exito economico en nuestra region que practican ese nacionalismo economico y que son tomados como ejemplo por los defensores de ese nacionalismo; uno de esos paises es el Brasil.
Definitivamente Brasil conjuga en estos momentos una serie de politicas gubernamentales algo contradictorias (por definirlas de alguna manera) relacionadas a este tipo de nacionalismo; Brasil es un representante real de nacionalismo economico pues la leyes protegen al capital nacional por encima de los capitales extranjeros; se reservan muchas areas economicas a la exclusiva intervencion del capital brasilenho e incluso las leyes de empleo para ejecutivos extranjeros son muchas veces mas draconianas que las reglas existentes en paises como Estados Unidos; pero al mismo tiempo acompanha a este nacionalismo institucional un serie de usos y leyes que intentan darle al pais una timida apertura en aquello que consideran de interes para el pais, asi los capitales foraneos son bienvenidos; los inversionistas extranjeros en bolsa no pagan impuestos por las ganancias generadas (a diferencia de los inversionistas locales), los extranjeros pueden sacar sus ganacias en dolares al extranjero (cosa que no puede hacer de manera libre una empresa local) y en general la sociedad brasilenha admira todo lo que sea extranjero (sobre todo si viene de Europa o Estados Unidos).
Al mismo tiempo lejos de obtener el mismo resultado que Europa, el nacionalismo economico ha traido al Brasil (si tomamos en cuenta sus potencialidades) atraso y poco desarrollo economico (me imagino que mas de uno pensara lo contrario, pero desgraciadamente aqui no me quiero explayar ni analisar este tema, y lo dejo para otra oportunidad).
Brasil aplica anacronicas leyes de proteccion masiva del mercado local protegiendo empresas ineficientes y haciendo que los brasilenhos paguen horrendas sumas de dinero por una gran cantidad de productos muchas veces de poca calidad, el «consumismo nacionalista» brasilenho ha permitido el desarrollo de una centena de empresas que luego de haber engordado en el mercado local estan hoy en condiciones de competir globalmente, y este es quizas una de las argumentaciones mas emblematicas de los defensores del nacionalismo brasilenho; sin embargo cien empresas no dan empleo a todos lo brasilenhos y cien empresas son tan solo una parte del PBI brasilenho.
Sin embargo y a pesar de todo Brasil ha podido darse el lujo de mantener esa institucionalidad anacronica por el peso especifico que tiene como pais, tanto politica como economicamente; con un mercado de casi 200 millones de habitantes y con un tamanho de proyeccion continental; ademas internamente la sociedad Brasilenha es bastante ajena a la actividad politica (los estratos bajos de la sociedad Brasilenha tienen una organizacion muy incipiente encausando sus demandas a las actividades delictivas en las calles antes que a las acciones politicas organizadas).
Brasil es igualmente respetado y muchas veces admirado, incluso en las altas esferas de los paises desarrollados y del gran capital siendo estas alguans de las razones por las que a pesar del tiempo Brasil continue aplicando estas politicas anacronicas nacionalistas y cerradas y no lo hayan llevado a un descalabro economico.
El caso del Peru es muy diferente, aunque muchos Peruanos no lo quieran aceptar El Peu no tiene mayor peso especifico a nivel mundial, no tiene un gran mercado ni tampoco condiciones geograficas especiales que lo hagan atractivo de por si; al contrario el Peru ha sido (en los ultimos 40 anhos) sinonimo de inestabilidad, pobreza, corrupcion, catastrofes, y por consiguiente no ha sido atractivo para muchos en terminos economicos (nuevamente no quiero entrar a analisar nuestros recursos naturales y lo dejo para otra oportunidad), en general la imagen Peruana no puede compararse con la imagen del Brasil (aqui el Peru podria trabajar en una imagen-pais mas atractiva); el Peru no puede darse el lujo que se da Europa o el Brasil, el nacionalismo economico no nos va a sacar del subdesarrollo y la miseria; no podemos definir reglas de juego nacionalistas a nuestro antojo como lo hace el Brasil; no tenemos ni el tamanho ni el peso especifico.
Entonces que hacer? Si estamos claros que el nacionalismo economico no nos coviene.... que pueden hacer nuestros lideres politicos (si es que se les pueden llamar lideres) para hacer del camino tomado, lo mas atractivo para la poblacion? Aqui se exige un poco de inteligencia y de astucia en resaltar las bondades de las politicas economicas existentes; ademas no se necesita ir tan rapido podriamos bajar un poco la velocidad y asi ganar mas adeptos al sistema en el camino. Al final liberacion de las fuerzas economicas no son solo validas para los capitales extranjeros, hay que dar oportunidades a todos los actores economicos posibles y los gobiernos regionales y locales podrian ser igualmente actores y administradores o co-propietarios de empresas locales de servicios, como agua, generacion electrica, puertos, etc. lo que hay que hacer es crear el marco para que ellos tambien compitan y se muevan por las reglas del mercado (como es el caso en Alemania en donde muchos municipios adminstran los servicios basicos de las ciudades a traves de empresas con razon social privada), lo que necesitamos es hacer sentir al pueblo que ellos son parte de este proceso de generacion de riqueza. Solo un avez que este sentimiento se generalice el nacionalismo economico disminuira lo suficiente que no representara un escollo a la continuidad del modelo de desarrollo, que a proposito considero el unico (la economia de mercado) que nos traera prosperidad duradera en un tiempo mas corto que cualquier otro modelo.
Muchas gracias.
IVAN ZUBIAGA
Publicar un comentario