ALAN FAIRLIE
La integración andina está en una de sus más profundas crisis. Los acuerdos de Tarija que plantearon geometría variable y diferentes velocidades, para permitir una coexistencia de estrategias de desarrollo y de inserción internacional opuestas (para una negociación en bloque con Europa), han fracasado. Los entrampamientos de la tercera ronda no se pudieron resolver, en los temas de propiedad intelectual, desarrollo sostenible y las ofertas conjuntas que nunca llegaron. Frente a ello la Unión Europea canceló la cuarta Ronda de Bruselas
Nos parece una decisión razonable, si se evalúa el avance casi nulo que se habría dado en las negociaciones. Algunos le han querido echar la culpa al gobierno peruano por la solicitud de la revisión de la decisión 486 para la implementación del TLC con EEUU. Pero, si bien hay un conflicto objetivo entre ese TLC y normativa comunitaria, eso estaba siguiendo su curso en el seno de la CAN, y se debía resolver por los mecanismos establecidos. La tercera ronda no avanzó demasiado, porque Ecuador hizo una revisión integral de su propuesta, y no hubo posición conjunta .En la cuarta, la posición beligerante la tuvo principalmente Bolivia en el tema de disciplinas.
Esas diferencias no llevaron antes a una colisión, porque en la minicumbre de Lima en el contexto de la reunión ALC-UE, se ratificaron los criterios de Tarija. Pero, no se podido-o no se ha querido- implementarlos.
Otros atribuyen el fracaso a la reciente ley migratoria europea, que ha generado amplio rechazo de los países latinoamericanos. Bolivia y Ecuador plantearon explícitamente la posibilidad de suspender negociaciones del acuerdo de asociación, mientras que Perú lo planteó por un carril diplomático y en foros como la OEA, sin condicionarlo a las negociaciones. Fue por eso que no se hicieron todos los esfuerzos para llegar a una posición conjunta? Mejor hubiera sido actuar en consecuencia a las declaraciones y no buscar un mecanismo indirecto que hace que sea Europa quien cancela el encuentro. Pero el debate y la protesta deberían tener otros espacios y no postergar indefinidamente las negociaciones.
Las tensiones bilaterales Colombia-Ecuador, que no permiten en el horizonte cercano el restablecimiento pleno de relaciones, no ayuda. Tampoco la escalada de declaraciones que está enrareciendo la históricamente buena relación peruano –boliviana, principalmente por la inaceptable injerencia en asuntos internos del Perú.
Nadie puede pretender imponer su perspectiva al otro país, y en todo caso los cambios de postura responderán a los procesos que internamente se desarrollen en cada uno de ellos. Los actores externos y los alineamientos en torno a sus intereses, solo llevarán a la ruptura definitiva del proceso.
La Secretaría General de la CAN y Ecuador que tiene ahora la presidencia, deberían crear los espacios de diálogo necesarios en estos momentos, y plantear propuestas para la discusión de mecanismos de trato especial y diferenciado que considere las asimetrías de los países en la negociación. Es decir, implementar los acuerdos de Tarija y la minicumbre de Lima, lo que puede incluir propuestas individuales de los países, en los temas donde no haya acuerdo y cada cual avanzará o hará concesiones según estime conveniente Esto supone un debate de fondo sincerando las posiciones y el respeto a las opciones de cada país, para evaluar si podemos seguir juntos en el proceso de integración. Si esto no es posible, entonces será mejor que cada uno baile con su pañuelo, y a nivel regional se busque la confluencia en un espacio mayor, como es la integración sudamericana
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