José De Echave
Voceros de
En la minería peruana se han presentado algunas paradojas en los últimos años: mientras que los presupuestos de exploración han aumentado de manera sostenida en los últimos cinco años -convirtiéndonos en el primer país receptor de inversiones en América Latina-, y las concesiones mineras se han expandido a los niveles más altos alcanzados en de la década del 90, al mismo tiempo los niveles de crecimiento del Producto Bruto Interno de la minería metálica -en especial la producción de algunos metales como el oro-, han venido disminuyendo.
Como se puede apreciar en el gráfico, mientras que las tasas de crecimiento de la minería metálica fueron de 8,6% promedio anual en la década del 90 y 7,6% en el período 2000-2005, el año 2006 apenas fue de 0.5% y entre enero-noviembre 2007 (últimas cifras disponibles al momento de escribir este artículo), 0.55%.
Es evidente que las empresas han venido enfrentando serios problemas para pasar de la exploración a la etapa del desarrollo de proyectos. Sin embargo, los conflictos pueden ser leídos al mismo tiempo como causa y consecuencia: si bien las empresas y el gobierno prefieren verlos exclusivamente como la principal causa del estancamiento de los ritmos de crecimiento, éstos también deberían ser vistos como consecuencia de lo que no viene funcionando adecuadamente: por ejemplo en el marco de las regulaciones y en los mecanismos institucionales vinculados a este sector.
Cabe preguntarse si es posible pensar seriamente en una nueva etapa de expansión de la minería, como la que se vivió en la década del 90, sin cambios sustantivos en las reglas de juego. En este contexto, a lo que se le añade un escenario de mayor volatilidad en la economía internacional, cabe hablar de prudencia y de la necesidad de retomar los principales puntos pendientes de la agenda minera; sobre todo los relacionados con los aspectos sociales y ambientales, que no resistirán una nueva expansión acelerada sin mecanismos efectivos de regulación y control y sin una agenda que la vincule de manera clara y efectiva al desarrollo en las zonas donde se implanta.
Por lo tanto, reforma institucional, desarrollo de nuevos instrumentos de gestión para los temas sociales y ambientales, participación ciudadana oportuna e informada, gestión transparente y eficiente de los beneficios económicos que genera la minería; son algunos de los temas que aparecen en la agenda minera en el Perú y que deberán superar las resistencias de los sectores más conservadores de las empresas y el gobierno.
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