Pedro Francke
Profesor de Economía de la PUCP
Entre el 15 y 18 de mayo veremos a Nicolás Sarkozy de Francia, José Luis Rodríguez-Zapatero de España y Angela Merkel de Alemania., junto a Lula, Cristina Kirchner, Evo Morales, Michelle Bachelet y Hugo Chávez. Muchos otros presidentes latinoamericanos y europeos también vendrán, a la Quinta Cumbre de la Unión Europea con América Latina. Meses después, entre el 16 y 23 de noviembre estarán en Lima George Bush, Hu Jintao (China) y Yasuo Fukuda (Japón) para la cumbre de la APEC, el Foro Económico del Asia-Pacífico, junto a decenas de gobernantes del área. Este año, los más poderosos del planeta nos visitan. La cumbre con los europeos se centrará en el medio ambiente, en especial el cambio climático, y la lucha contra la pobreza. La cumbre de la APEC estará centrada en la economía.
LA CÚSPIDE ECONÓMICA
Imposible entender la cumbre política sin tener una idea de la cúspide económica. Apenas 1% de la población mundial concentra el 40% de la riqueza mundial. 9 de cada 10 de esos afortunados, que tiene más de 500 mil dólares (incluyendo no sólo el dinero, son también acciones, tierras y casas), vive en Estados Unidos, Europa o Japón.
Pero la verdadera cúspide económica son los billonarios. Para darse una idea de su riqueza, si una persona que tiene un billón de dólares pusiera su dinero en un banco y decidiera vivir de los intereses, podría gastar ¡5 millones de dólares mensuales! sin que sus ahorros disminuyan nunca. Ese sería el caso del menos pudiente de estos 691 billonarios, que poseen en conjunto 2,2 trillones (millones de millones, es decir un uno seguido de 12 ceros) de dólares.
Al mismo tiempo, el 50% más pobre del mundo apenas tiene el 1% la riqueza mundial. Los 1,200 millones de personas extremadamente pobres del mundo, ese 20% de la población mundial que ganan menos de un dólar al día, no llega en su conjunto a un treintavo (1/30) de la riqueza mundial.
Los líderes del mundo se comprometieron en el año 2000 a reducir la mortalidad infantil. Pero no ha habido ningún cambio mundial importante a favor de la salud de los pobres desde entonces, y por eso tampoco ha cambiado la tendencia de la mortalidad infantil. A causa de eso, 41 millones de niños más morirán entre el 2003 y el 2015 (ver www.gapminder.org).
Se ha calculado que con 124 mil millones de dólares, la pobreza podría desaparecer del mundo: apenas un 6% de la riqueza de los 691 billonarios. En vez de eso, al llegar al gobierno George Bush rebajó los impuestos a los millonarios norteamericanos, aumentando sus ingresos en 50 mil millones de dólares anuales. Al mismo tiempo, los Estados Unidos son el país desarrollado que más incumple con la meta de 0,7% del PBI en ayuda para los países en desarrollado fijada desde hace años en las Naciones Unidas: no aportan ni la tercera parte de esa cifra.
VISTO DESDE EL PERÚ
El mundo pudiera resolver la pobreza solamente con una ligera redistribución. Pero los países como el Perú quieren, ante todo, su propio desarrollo económico y social. Quieren ser artífices de su propia prosperidad y no depender de la solidaridad ajena.
En un mundo globalizado como el actual, las reglas con las que un país subdesarrollado se conecta con la economía mundial, son tan importantes como los esfuerzos nacionales por aumentar la productividad. Dos elementos de nuestra conexión con el mundo pueden traer progreso económico al país: tecnología y exportaciones con valor agregado. Pero no vienen automáticamente con una apertura indiscriminada. Por el contrario, los productos importados pueden hacer quebrar a fábricas nacionales y empobrecer a los productores agropecuarios. Y a las transnacionales les gusta hacer buenos negocios, pero no comparten así nomás su tecnología.
China ha progresado muchísimo, como antes Japón y Corea, protegiendo a su industria, buscando que le transfieran tecnología, promoviendo la creación de valor agregado y negociando con firmeza con los demás países. Pero ese no ha sido el camino seguido por el Perú. La reciente caída del dólar es un golpe más a la industria nacional, golpe que países como China resisten a pesar de su mucho mayor éxito en crecimiento industrial.
En los últimos años la apertura neoliberal ha llevado a un crecimiento económico basado en la explotación de minerales, petróleo y pesca. Por eso tiene límites y cuando caigan los precios de las materias primas tendremos problemas. Además, ha producido deterioro ambiental, poca creación de empleo, salarios ínfimos, persistencia de la pobreza y casi ninguna mejora en la educación y la salud. La entrada en vigencia del TLC con los Estados Unidos y posiblemente con China profundizará los peores elementos del neoliberalismo: sus productos subsidiados empobrecerán a nuestros agricultores y frenarán nuestras posibilidades de desarrollo industrial. Asimismo, las reglas de protección a las inversiones dificultarán la transferencia de tecnología y la creación de mayor valor agregado nacional.
Otra economía, más eficaz en reducir la pobreza, es necesaria en el mundo. Requerimos reglas internacionales más justas, donde los países desarrollados nos abran realmente sus mercados y dejen de lado los subsidios a los productos agrícolas que empobrecen a nuestros campesinos. Hace falta proveer medicinas baratas y que ataquen los problemas de salud de los más pobres, como la malaria o el mal de Chagas.
Desde el Perú, debemos integrarnos al mundo de una manera más inteligente, manteniendo espacios para buscar nuestro propio camino al desarrollo. Promover la agricultura y la industria, aprovechar nuestros recursos naturales fomentando la puesta en valor de nuestra biodiversidad, requiere aplicar políticas soberanas que los TLC nos limitan.
CON RESPETO Y DIGNIDAD
Demos la bienvenida a los visitantes extranjeros, a los poderosos del mundo. Pero con respeto y firmeza digámosles también que las cosas no pueden seguir como están. Que la actual distribución de la riqueza mundial es extremadamente desigual y moralmente inaceptable. Que 41 millones de niños no se pueden dejar morir.
Es una pena que Alan García haya optado por la postura de callar frente a las inequidades y de dar vivas a un modelo económico que un par de años atrás criticaba. Hubiera sido mejor que la voz de la mayoría de peruanos excluidos de la actual prosperidad mundial y nacional, fuera expresada por nuestro Presidente. Pero si no es él, tendremos que ser los ciudadanos del Perú y del mundo, con aquellos gobernantes sudamericanos que nos quieran acompañar, que seguimos luchando porque Otro Mundo es Posible.
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RSSAsumo como comentario mas acorde y realista, el que como pais debemos esforzarnos por ser competitivos,nuesto pais tiene una industria incipiente, que siempre a dependido o se ha favorecido de las barreras arancelarias para poder subsistir, y de tecnologia nada, lamentablemente hay algunos empresarios que siguen con la pasmosa idea del apoyo del gobierno de turno, yo le exigiria mas creatividad; creo que en ese sentido hay un cambio, estamos progresando lentamente, actualmente hay empresarios exitosos.-
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