La Inmarcesible Complacencia de Mammon

domingo, 24 de febrero de 2008

Ensayo sobre las más distintivas características de la Economía Mundial [1]

Luis Bruno Seminario De Marzi

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Debo confesar que me han encargado una tarea imposible; ¿podré, en tan sólo setecientas palabras , arrebatar su atención y repletar su sosegado ánimo con ásperas , agrias dudas; también, en el mismo texto, describir las características más singulares de este inusitado momento económico mundial ; y, finalmente, describir cómo nos pueden afectar las poderosas fuerzas que ahora se ciernen sobre la economías de las principales potencias industriales, Estados Unidos, Japón y la Comunidad Económica Europea? Probablemente no; hacerlo presupone no sólo cierto talento literario sino una enorme capacidad de síntesis; cualidades ambas que no creo poseer. Me limitaré, por esta razón, a describir los hechos que en mí más sorpresa han provocado.

Quizás, sea el rasgo más inusual de la actual coyuntura mundial la casi ilimitada complacencia que parece regir la dinámica de los mercados financieros , pues ha sido ésta peculiar actitud la que impide que se expresen con mayor claridad las distintas fuerzas que usualmente provocan una recesión. En efecto, a pesar de que la desaceleración de la economía mundial fue anticipada hace ya 24 meses , a principio del año pasado, terminó por prevalecer , entre las principales especialistas, una visión optimista de los acontecimientos y de sus probables consecuencias.

Este escenario optimista se basó en las siguientes proposiciones fundamentales. Primero, el derrumbe del sector hipotecario en Estados Unidos era un evento localizado y sin mayores consecuencias financieras. Segundo, la industria de la construcción residencial recuperaría , en pocos meses , su dinamismo. Tercero, la transitoria desaceleración que se observaría en la tasa de crecimiento en los Estados Unidos no afectaría el vigor de la economía mundial. Cuarto, tanto China como Europa reemplazarían a Estados Unidos , como líderes del proceso de expansión .

Aunque estas proposiciones contradecían aspectos básicos de la teoría de los ciclos económicos y regularidades empíricas bien establecidas, se difundieron en el mundo y aún gozan de cierta popularidad. Probablemente la razón que explique éxito tan insólito sea comunicar a todos los participantes precisamente lo que desean escuchar; después de todo, mientras exista una pequeña posibilidad para satisfacer nuestros deseos, nadie esta dispuesto a renunciar a los mismos.

No creo necesario mencionar cuán falaces han resultado ser todas estas proposiciones; en efecto, la crisis financiera no fue un fenómeno localizado sino que tuvo un carácter general, se ha extendido a Europa y el Japón , y, hasta ahora la industria más afectada, la construcción residencial, no muestra signo alguno de recuperación. No por ello, ha disminuido su popularidad. Lo que ocurre es que estas creencias experimentan un sutil transformación.

Así, quienes pensaban, a principio del año pasado que continuaría la expansión en Estados Unidos, sostienen ahora que la recesión que afecta los Estados Unidos será leve y de corta duración. No están dispuestos en modo alguno a abandonar su complacencia y parecen haber olvidado los más elementales principios de prudencia y lógica económica. Por ejemplo, hace dos semanas, una oficina estadística del gobierno estadounidense, dio a conocer el valor de las ventas minoristas en Estados Unidos. Mostraba este indicador, con respecto a diciembre, un ligero aumento en términos nominales. Esta noticia se difundió masivamente en la televisión en el Internet y produjo así un aumento en los principales índices bursátiles. Sin embargo, se olvidó mencionar que el crecimiento nominal que registraba las ventas era menor al de la inflación., es decir, no era una noticia positiva sino una confirmación de que se había iniciado la recesión.

A pesar de los afanes de los optimistas, es probable que se haya generalizado en el mundo la creencia de que Estados Unidos se encuentra ya en recesión, pero que aún la tesis de que el mundo puede crecer aunque no lo haga Estados Unidos goce de una amplia aceptación en todo el Mundo. Esta singular idea, conocida en tesis de la disociación, puede mantener su popularidad porque la expansión preserva toda su vitalidad en China, la India, África y América Latina. Olvidan, sin embargo, aquellos que defienden esta idea que los impulsos que se originan en Estados Unidos, se transmiten con retardo a los países del Tercer Mundo y que rara vez se ha producido una total sincronización del dinamismo económico de las distintas regiones que componen la economía mundial. En otras palabras, puede que la desaceleración estadounidense y la continuación del crecimiento en Estados Unidos no exprese sólo un transitoria disonancia y, por esta razón, que la recesión estadounidense nos muestre cuál puede ser nuestra situación en el futuro inmediato.

A fines de enero, el Fondo Monetario Internacional, dio a conocer una revisión de las proyecciones que realizó a finales en último trimestre del 2007. En opinión de los economistas de este organismo internacional, en el cuatro trimestre del año pasado, las principales economías industriales registraron una notoria disminución en su dinamismo productivo, en otras palabras, todo parece indicar que todavía el mundo no puede crecer cuando no lo hace Estados Unidos.


Incluye ese documento el gráfico adjunto, que expone cuán vana es la idea de la disociación, pues la estadística en él representada, con claridad demuestra que la desaceleración estadounidense se ha extendido tanto a Japón como a la Comunidad Económica Europea. Cabe preguntarse, ¿cómo pueden continuar creciendo las exportaciones chinas si se reduce la tasa de crecimiento la producción de las mayores economías del mundo? Pueden hacerlo si tanto Europa como Estados Unidos, continúan tolerando la expansión comercial china y no inician una guerra comercial . Pero también, es probable que en los próximos meses la exportaciones que China realiza experimenten similar tendencia descendente. Si este resultado llegara a materializarse, puede registrarse un abrupto descenso de los precios de nuestros principales productos de exportaciones y en los ingresos del gobierno central.

¿Podrá el Perú seguir creciendo en estas circunstancias?

[1] Sinónimo para el título, La eterna complacencia del Demonio de la Codicia.

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