Le Monde, año 1, número 10, febrero 2008
Waldo Mendoza Bellido
Departamento de Economía de la PUCP
El 2007 fue un año muy bueno para la economia peruana, en términos de crecimiento del PBI y del empleo. El mejor de los últimos 13 años. Mirando hacia delante, sin embargo, el panorama de 2008-2009 se oscurece; especialmente si repetimos la receta macroeconómica del año pasado, en un nuevo contexto economico internacional que está empeorando rápidamente.
Para dar la curva del 2009, hay que modificar la actual política macroeconómica, enfriar la economía, sacando el pie del acelerador de la política fiscal y la política monetaria.
A toda velocidad
La velocidad del crecimiento se aceleró en el 2007. Los culpables han sido el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). La política fiscal y la política monetaria han sido expansivas. La demanda interna (consumo, gasto e inversión), se ha elevado en más de 12 por ciento.
El MEF ha subido en casi 15 por ciento el gasto no financiero del Gobierno Central (cifra parecida a la de Fujimori, en su campaña preelectoral de mediados del noventa), elevado el déficit fiscal estructural (el déficit fiscal que tendríamos en condiciones normales) y se ha reestablecido una vieja práctica de los ochenta, la de congelar el precio interno de los combustibles, a pesar de la fuerte elevación de sus precios internacionales.
Hay que advertir, además, que en las cuentas de los gobiernos locales y regionales existen actualmente más de S/ 10 000 millones de recursos no utilizados, casi 3 por ciento del PBI, fuera de los recursos del presupuesto del 2008, listos para ser gastados, que acelerarán el crecimiento de la inversión pública, que ya subió en un notable 42 por ciento en el 2007.
La política monetaria ha sido también expansiva, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera. En moneda nacional, a pesar que se registra una elevación sostenida de la inflación subyacente, el BCRP ha tolerado la reducción de la tasa de interés real de corto plazo (la tasa de interés interbancaria menos la inflación esperada). Esta política, sumada al optimismo de los banqueros y la inacción de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), explican el aumento en más del 40 por ciento del crédito bancario en soles.
En moneda extranjera, el BCRP ha fomentado el incremento del crédito bancario en más del 25 por ciento durante 2007, elevando la remuneración al encaje, justo cuando el banco central norteamericano (FED), reducía la tasa de interés.
El beneficio de este tipo de políticas expansivas es que aceleran nuestro ritmo de crecimiento económico. Y como este crecimiento del PBI está liderado actualmente por la manufactura, la exportación agroindustrial y la construcción, va de la mano, ahora sí, con el del empleo. En el 2007, el empleo y el producto han crecido por encima del 8 por ciento.
El problema, recurrente en la economía peruana, es que estas políticas que aumentan la demanda interna y las importaciones, cuando no están acompañadas de mayores exportaciones, conducen inevitablemente al deterioro de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) y al alza de la inflación.
Eso es lo que está ocurriendo. En el 2007 se ha interrumpido la elevación del superávit en la balanza comercial iniciada hace casi una década. El superávit comercial, de 9.6 por ciento del PBI registrado en el 2006 se ha reducido a un 7 por ciento del PBI en el 2007. Por su parte, la inflación subyacente- la inflación que no considera a los componentes más volátiles del IPC como combustibles y ciertos alimentos- ha superado la barrera del 3 por ciento en el 2007, triplicándose en los últimos 12 meses.
Nuevo contexto internacional
En el segundo semestre del 2007 ha ocurrido un deterioro brusco en las condiciones económicas internacionales que enfrenta la economia peruana. Una crisis financiera originada en el mercado hipotecario de USA ha conducido a una restricción más amplia del crédito a firmas y familias. Este factor, a su vez, parece haber generado una recesión de la economia que el FED intenta moderar con grandes y rápidas rebajas de la tasa de interés. Muy probablemente, a pesar de la China o India, la economia mundial sufrirá el impacto negativo de esta recesión norteamericana.
En este contexto externo adverso, los precios de las materias primas que exporta el Perú y las exportaciones no tradicionales manufactureras o agroindustriales dejarían de crecer. Todo lo cual puede reducir el crecimiento de las exportaciones totales del 2008 y/o 2009 en comparación con las del 2007.
En este escenario, una economía peruana sobrecalentada que está impulsada a toda velocidad por la demanda interna, donde la balanza comercial está desmejorando y donde la inflación subyacente está subiendo, puede chocar o estrellarse contra este súbito cambio en las condiciones internacionales.
Enfriar la economía.
¿Cuál es son las políticas macroeconómicas apropiadas para enfrentar con éxito este cambio en las condiciones internacionales? Las opciones son, a mi juicio, tres.
La primera, que debe descartarse, por arriesgada, es repetir la receta macroeconómica del 2007. La mezcla de política fiscal y monetaria expansivas aplicada, junto con el enfriamiento de la economia mundial, puede ser explosiva. Permitirían mantener o elevar el ritmo de crecimiento del empleo y el producto del 2007, pero deteriorarían con mucha rapidez nuestra balanza comercial. El superávit en cuenta corriente del 2007 puede convertirse rápidamente en un déficit con esas políticas. El BCRP, el MEF y la SBS han dado señales de transitar por esta vía.
Deben descartarse también las opciones que van más allá de la política macroeconómica para enfrentar el problema actual. Inevitablemente surgirán las voces que pidan más “reformas estructurales” o el “cambio del modelo neoliberal” para enfrentar el nuevo escenario internacional. Opciones como los controles de capitales o elevaciones en tasas arancelarias brotarán también. Esas opciones son innecesarias.
A pesar de que contamos con grandes reservas de divisas en el BCRP (25 por ciento del PBI) y una menor deuda publica en dólares (20 por ciento del PBI), en lo inmediato, conviene enfriar la economía, para enfrentar los problemas de la coyuntura internacional actual. Para ese objetivo, bastan los instrumentos de la política macroeconómica convencional.
En materia de política fiscal, hay que sacar el pie del acelerador del gasto público. El gasto público no financiero debe crecer por debajo del crecimiento registrado en el 2007. En perspectiva, hay que recuperar el rol de la Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal (LRTF) como instrumento de control del gasto público. El límite de 1 por ciento para el déficit fiscal era un límite exigente en la década pasada, cuando el déficit rondaba por el 3 por ciento del PBI. Con un superávit fiscal de casi 3 por ciento del PBI con el que se cerró en el 2007, el “límite” vigente es decorativo.
Así mismo, hay que poner en marcha una política monetaria contractiva, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera. En moneda nacional, hay que elevar la tasa de interés de referencia en la magnitud necesaria para elevar sustantivamente la tasa de interés real y frenar el boom de créditos en moneda nacional. El alza reciente es insuficiente para ese propósito.
No se requieren experimentos aventurados de política monetaria, como la elevación última de la tasa de encaje en moneda nacional, o las señales de los últimos días, de abandono temporal del instrumento de la tasa de interés de referencia, para dar paso a un anticuado control de agregados monetarios con tasas interbancarias flotantes. En todo caso, si se quiere abdicar del esquema de política monetaria vigente, hay que anunciarlo abiertamente: un banco central no puede dar señales de no tener una política monetaria clara.
En moneda extranjera, la elevación de la tasa de encaje, junto con una reducción de la remuneración al encaje son las herramientas oportunas para detener el boom de crédito en moneda extranjera.
En ambos casos, tanto en el crecimiento del crédito bancario en moneda extranjera como en el de moneda nacional, la SBS debiera hacer el trabajo que le corresponde y contribuir en la desaceleración y la desdolarización del crédito bancario.
Debe evitarse la reducción del tipo de cambio real, tanto por las perspectivas de mediano plazo sobre el sector externo, como porque necesitamos que la balanza comercial no se deteriore rápidamente. Para esta finalidad, la intervención esterilizada sigue siendo la herramienta apropiada, aunque cada vez más costosa, porque el diferencial entre la tasa de interés local y la externa se ha elevado. El costo de la intervención sería menor si estuviese acompañado por una política fiscal contractiva.
Con estas medidas tendientes a enfriar la demanda interna y evitar el descenso del tipo de cambio real, terminaríamos en el 2008 con un crecimiento el PBI y el empleo menor que en el 2007, pero con una balanza comercial que no se deteriora y una inflación subyacente tendiendo a la baja.
Desacelerar el 2008, dar la curva del 2009 y volver a pisar el acelerador después. Esa es la propuesta.
1
Publicar un comentario