Escribe Pedro Francke
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A casi un año de gobierno, es poco lo que se ha hecho por sacar la salud pública de la postración en la que se encuentra hace décadas. Si Michael Moore viniera al Perú, vería como nuestra realidad hace palidecer a "Sicko", su última película. Ahora que el gobierno inicia balances y piensa cambios, este es un sector que debiera priorizarse.
El gobierno recibió la salud con tasas de mortalidad infantil y materna mayores al promedio latinoamericano, bajo gasto público en salud y un sistema segmentado inequitativo e ineficaz. Las primeras iniciativas del nuevo gobierno fueron la ampliación de horarios, pero que se centró en los hospitales y no llegó a la red primaria de atención, y el shock de inversiones, cuya ejecución ha sido tan lentaque a los 9 meses de gestión no habían gastado ni 20% de lo presupuestado.
Posteriormente, se ha anunciado la ampliación del Seguro Integral de Salud a nuevos grupos, ya que solo atiende a menores de edad y gestantes. Sin embargo, el anuncio tiene problemas en hacerse efectivo porque hay indefinición respecto de las poblaciones a ser atendidas y los riesgos a cubrir, en el marco de una seria falta de recursos.
Es particularmente preocupante la poca prioridad para la salud. El presupuesto para la salud aprobado para el 2007 fue apenas 0,01% del PBI más que el 2006, prácticamente nada y muy lejos de lo que los partidos políticos, incluyendo al aprista, suscribieron en el acuerdo de partidos políticos en salud, que implica un aumento de 3% del PBI en 5 años.
Al mismo tiempo, la ausencia de un Plan en salud es notoria. No hay visión estratégica ni planes para avanzar hacia el aseguramiento universal, y los temas de interculturalidad, equidad de género y derechos se encuentran ausentes de la política de salud.
Por otro lado, el nuevo gobierno no ha tenido una política de promoverla participación ciudadana en salud. Las instancias de concertación vigentes, como el Consejo Nacional de Salud, han recibido muy poca atención. El Ministerio de Salud pretendió desvirtuar la propuesta de la sociedad civil de aprobar un Plan Nacional de Salud tras un proceso participativo, como se hace en Brasil, pero ha retrocedido en su empeño de hacer una Asamblea apresurada y sin participación real de la ciudadanía.
En resumen, en salud ha habido iniciativas aisladas dentro de un marco de poco presupuesto e inexistencia de un plan de gobierno. Esta realidad es percibida por la ciudadanía. Según la encuesta del IOP-PUCP, el 74% de los limeños considera que el gobierno le presta poca o ninguna atención a la salud, la mitad de los limeños no conoce o no tiene opinión sobre el ministro de salud, y de los que conocen su trabajo, la mayoría lo desaprueba.
El Presidente García debe tener claro, a estas alturas, que salud es uno de los déficits históricos que su gobierno no ha sabido atender.Forosalud y otras organizaciones han juntado más de 50 mil firmas de respaldo de un proyecto de ley de aseguramiento universal en salud,que apunta a un sistema de salud unificado, más eficiente y equitativo, que cuente con recursos para garantizar atención gratuita a todos los que lo necesitan. Michael Moore ha mostrado ya, con ejemplos, que eso es perfectamente factible, incluso en países del tercer mundo. Alan García debiera ver "Sicko", reconocer en esa película la realidad peruana y también las posibilidades de tener algo mucho mejor.
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