Bases para una Negociación justa entre la UniónEuropea y la Comunidad Andina".

jueves, 26 de julio de 2007

Ahora que nos encontramos al inicio del proceso de negociación entre
la Unión Europea y la Comunidad Andina para un futuro Acuerdo de
Asociación ponemos a su disposición la siguiente publicación:

Fairlie, Alan (2007). "Bases para una Negociación justa entre la Unión
Europea y la Comunidad Andina". Consejo Consultivo Laboral Andino,
PLADES.

Disponible en la siguiente dirección:
http://www.ccla.org.pe/publicaciones/otras/pdf/Bases%20para%20una%20negociacion.pdf


Bases para una Negociación justa entre la Unión Europea y la Comunidad
Andina

Resumen:

Hace un balance de las principales características de los acuerdos
firmados por la UE con países del Africa, El Caribe y El Pacífico,
Sudáfrica y los que tiene en América Latina con México y Chile.
Asimismo un análisis comparativo de todos estos acuerdos. Finalmente,
analiza los mandatos de la negociación que la Unión Europea tiene con
la Comunidad Andina. Contenido: I. Relaciones entre la Unión Europea y
los países del Africa, el Caribe y el Pacífico -- II. Acuerdo de
comercio, desarrollo y cooperación entre Sudáfrica y la Unión Europea
-- III. Acuerdo de Asociación México-Unión Europea -- IV. Acuerdo de
Asociación Chile-Unión Europea -- V. Análisis comparativo de los
Acuerdos de la UE -- VI. Propuesta para una posición negociadora
andina con la Unión Europea.

Introducción

Las negociaciones CAN-Unión Europea se lanzan en un contexto de
proliferación de acuerdos regionales, y de un escenario de crisis de
la integración regional y de la incertidumbre sobre las
características e implicancias de la aprobación del TLC con Estados
Unidos. Sobre este proceso hay diferentes interpretaciones y
posiciones que han llegado a una creciente polarización.

Algunos han señalado que los acuerdos norte-sur con EE. UU. y la Unión
Europea son prácticamente lo mismo, por lo que hay que combatirlos por
igual. Si bien comparten rasgos cualitativos, hay algunas diferencias
y matices tanto en el contenido mismo de los acuerdos suscritos, como
en sus efectos sobre la integración regional.

Un acuerdo de asociación con la UE, tiene el componente económico,
político y de cooperación, sobre cuya interrelación hemos reflexionado
anteriormente, así como el planteamiento de propuesta para mejorar la
relación birregional. También, hemos estudiado las relaciones
económicas y comerciales entre los dos bloques, comparando con los
acuerdos impulsados con Estados Unidos, y el análisis de algunos
escenarios probables de la integración regional.

En el presente trabajo encargado por el Consejo Consultivo Laboral
Andino y PLADES, hacemos un balance de los contenidos principales de
acuerdos suscritos por la Unión Europea, para así construir
indicadores por capitulo de negociación donde se pudiera establecer
las concesiones mínimas y máximas otorgadas por la Unión Europea en
función de sus intereses ofensivos y defensivos.

Este ejercicio, nos permite establecer los márgenes potenciales entre
los que podría moverse la posición negociadora andina. Al insumo
anteriormente señalado, se añadió un análisis de varios documentos
oficiales de la Unión Europea, donde se explicita el mandato
negociador con los andinos, y sus prioridades en las relaciones de
cooperación.

Así, en los primeros capítulos, se hace un apretado balance de las
principales características de los acuerdos firmados por la UE con
países ACP (Cáp.1), Sudáfrica (Cáp.2) y los que tiene en América
Latina con México (Cáp.3) y Chile (Cáp.4). A continuación, se hizo un
análisis comparativo de todos estos acuerdos, no solo en su
concepción, sino en un análisis desagregado por principales temas y
mesas de negociación (Cáp.5).

Finalmente, en el ultimo capitulo (Cáp.6) se analiza los mandatos de
la negociación que la Unión Europea tiene con la Comunidad Andina, el
balance de las concesiones otorgadas por capítulos en otras
negociaciones, y las sugerencias de lo que podría constituir los
lineamientos centrales de una estrategia negociadora andina. También
se hace referencia a las complicaciones que puede traer para esa
estrategia el TLC con Estados Unidos, si finalmente se aprueba en el
Congreso norteamericano.


A manera de balance

Las negociaciones se dan en un contexto de condicionalidad, aunque
distinto al de los TLCs impulsados por Estados Unidos. En el caso
europeo, se establecen los pre-requisitos que señalamos al comienzo de
este capítulo (punto inicial de desgravación, espacio aduanero único,
liberalización de servicios). También, la condicionalidad que
contempla el SGP-Plus, que supone el cumplimiento de una veintena de
tratados internacionales sobre derechos humanos, democracia, normas
laborales, medioambiente.

En el caso de Estados Unidos, algunos de estos elementos se
manifestaban en los requisitos para el ATPDEA. Pero hubo por lo menos
dos elementos de diferenciación significativos. Primero, que se exigió
la solución de litigios o controversias que estaban pendientes en el
poder judicial del Perú, y la exigencia de modificaciones laborales y
de contratos petroleros en el caso de Colombia y Ecuador. El otro
mecanismo, es la utilización del ATPDEA como mecanismo de presión
adicional.

En efecto, el vencimiento del ATPDEA, y la amenaza de su no
renovación, constituyó un elemento de fuerte presión del gobierno
norteamericano y de los gobiernos andinos hacia sus poblaciones. Con
la Unión Europea el SGP-Plus se estableció en el 2005 y tiene una
vigencia de 10 años. Por lo tanto, no existe ningún tipo de presión de
este mecanismo para exigir concesiones adicionales, o para jugar con
su plazo de vencimiento.

En lo que respecta a agricultura, el tema de los subsidios, como
sabemos, solo podrá resolverse en el marco de la OMC. Pero, la
discusión estaría en si se mantienen mecanismos compensatorios como el
sistema de franja de precios andinos, excepciones de productos, o
cláusulas de salvaguardia.

Si la Unión Europea es consecuente con su declaración del respeto a la
institucionalidad andina y sus mecanismos de integración, debería
avalar el mantenimiento de la franja de precios. El problema es que,
en su mandato negociador, se establece que las concesiones que los
andinos hagan a terceros, también deberán ser extendidos a la Unión
Europea.
En ese sentido, no solo tenemos que sufrir los costos directos e
indirectos de una eventual aprobación e implementación de un TLC con
Estados Unidos. También, nos condena a concesiones mayores a las que
teóricamente hubiéramos podido conseguir en este y otros capítulos, si
consideramos los márgenes y flexibilidad que Europa ha mostrado en la
suscripción de otros acuerdos con países subdesarrollados.

Asimismo, en inversiones y servicios se reconocen mayores
flexibilidades en la Unión Europea respecto a Estados Unidos,
inclusive por organismos como el Banco Mundial122. En servicios, por
ejemplo, se negocian los cuatro modos de prestación, por lo que el
modo tres (presencia comercial) referido a la inversión en este sector
podría tener mecanismos de acceso a mercados o regulación
diferenciados de lo que se defina para la inversión en bienes. El TLC
con Estados Unidos nos complica nuevamente el panorama, si Europa
exige y logra que se le otorguen las mismas concesiones.

En propiedad intelectual, también se plantean un conjunto de tratados
internacionales que se deben suscribir por parte de los andinos. Como
señalamos en otra parte, algunos de estos entran en contradicción con
la normativa comunitaria. Por tanto, si la Unión Europea es
consecuente con su declaración de respeto a dicha normativa, se podría
exigir la no firma, a diferencia de otros acuerdos.

Hemos visto en el mandato negociador de la UE, que también exigirá
elevados estándares de respeto a la propiedad intelectual, y
seguramente serán similares a las posiciones de Estados Unidos. Pero,
los principales intereses ofensivos de los andinos están constituidos
por la demanda de reconocimiento de nuestros conocimientos
tradicionales y biodiversidad. Estados Unidos solo consideré un
understanding, recogido en una sideletter. La Unión Europea ha tenido
posiciones más convergentes con las andinas en este tema y deberíamos
plantear que se incorpore en el cuerpo del tratado, respetando lo
estipulado en el convenio de diversidad biológica.

En cuanto a normas laborales y medioambientales, hay una exigencia
europea que viene desde la condicionalidad del SGP-Plus. Inclusive, en
el tema ambiental hay mayores coincidencias en foros multilaterales.
Por ejemplo, ambas partes hemos suscrito el protocolo de Kyoto. Aquí
un tema clave a tratar de conseguir es que en caso haya un conflicto
entre inversiones y medio ambiente, tenga prioridad el respeto al
medio ambiente y las poblaciones afectadas (no como ocurre en el TLC
con Estados Unidos).

Un problema a afrontar es el de las penalidades por incumplimiento de
estándares elevados. Es probable que, dado el nivel de desarrollo de
nuestro país y sus características institucionales, haya problemas
para el cabal cumplimiento de los acuerdos en estos temas. En ese
sentido, deberíamos buscar alguna flexibilidad de la contraparte.
En suma, existen grados de libertad que se podrían conseguir en una
posición negociadora andina, a partir de lo que Europa ha conseguido
en diferentes acuerdos (para lo cual hemos definido concesiones
mínimas y máximas). Además, existe el compromiso de considerar las
asimetrías, un trato especial y diferenciado, y el respeto a la
normativa y la institucionalidad andina.

Por otro lado, como hay un conflicto entre la integración andina y el
TLC con Estados Unidos, la extensión de estas concesiones a la Unión
Europea entraría en abierta contradicción además con el declarado
objetivo europeo de ayudar al proceso de integración regional. La
posición negociadora andina debería hacer prevalecer ese enfoque
central europeo, por sobre los mecanismos de extensión del principio
de nación más favorecida.

Asimismo, el acuerdo de asociación con la Unión Europea, no solo debe
buscar estos mecanismos de trato especial y diferenciado compensando
las asimetrías, en el tema económico comercial, sino que debe ser
incorporado de un modo fundamental en la parte que corresponde a la
cooperación. No solo en el mandato negociador, sino también en las
directivas de los lineamientos estratégicos para el periodo 2007-2013
con la CAN, se ratifica la prioridad que tiene la integración regional
y la cohesión social. La búsqueda de un importante programa de
cooperación debería ser un objetivo fundamental de la estrategia
negociadora andina.

El desafío fundamental, es si se logra unificar una posición andina
negociadora. Colombia y Perú están listos para impulsar bilateralmente
un eventual acuerdo, y por las señales disponibles, no harían mayor
problema en otorgar, por lo menos, las mismas condiciones que le han
dado a Estados Unidos.

Bolivia, en el otro extremo, exige la exclusión en las negociaciones
de los capítulos de inversiones, propiedad intelectual, servicios,
compras del Estado. Si esta posición se mantiene inalterable, lo más
probable es que no haya negociación. Por otro lado, Ecuador
compartiendo varios de los criterios de la posición boliviana, aun no
ha manifestado un acuerdo con el punto más extremo de la misma (la
exclusión de los capítulos mencionados).

Hay otros elementos que no contribuyen al mejor clima para una
posición unificada. Perú anuncio hace unos meses una reducción
unilateral de aranceles. Uno de sus ministros, ha planteado una
reducción adicional en perspectiva de un arancel flat (lo que todavía
no se ha convertido en decisión de gobierno). Esto sin duda debilita
la posición andina, otorgándole armas a Europa para que el punto
inicial de desgravación o la protección de nuestros mercados internos
sean lo más bajo posible. Tampoco ayuda, que Ecuador haya decidido
recientemente aplicar su propio arancel de modo unilateral, reforzando
el carácter de fragmentación de la posición peruana.

En este sentido, tampoco contribuye demasiado la demanda ecuatoriana
(apoyada por Colombia) en la OMC por el tema del banano. Si bien Esta
puede ser legítima, no parece ser el momento más oportuno de generar
un conflicto con el socio con el que se quiere iniciar negociaciones.
El agravante es que la exportación fundamentalmente no es de empresas
ecuatorianas, sino de una trasnacional estadounidense, país que se ha
declarado tercer interesado en situaciones similares anteriores.

Otro problema es el de las recientes denuncias de vinculación de altas
autoridades del gobierno colombiano con la violencia paramilitar. Esto
que ya le ha costado represalias por parte de Estados Unidos poniendo
inclusive en riesgo la aprobación de su TLC, también ha llegado a
algunas voces europeas a reclamar el que no se lancen negociaciones
mientras ese problema no se defina.

Si bien en teoría un acuerdo de asociación con la Unión Europea
debería ser un factor de cohesión de la integración regional andina,
los problemas que hemos señalado ponen en riesgo la definición de una
posición unitaria que la haga posible.

Por otro lado, un retorno de Venezuela a la CAN inclinaría la balanza
hacia las posiciones más duras de negociación, y podría generar un
nuevo hecho político en el cual la mayoría de países de la CAN no
tendrían un TLC con EE. UU. Por lo tanto, habría mejores condiciones
para evitar extender las extremas concesiones que los gobiernos
colombiano y peruano le dieron a Estados Unidos.

Igual, hay que esperar la aprobación de los TLCs con Perú y Colombia
por parte del congreso norteamericano. Algunas señales existen de que
se aprueben el de Perú y Panamá, dejando afuera a Colombia por el
problema señalado anteriormente. Lo que si parece un hecho, es la
ampliación del ATPDEA sobre un periodo mínimo de dos años. En ese
tiempo, se podría tener bastante avanzado -si existe voluntad
política- un acuerdo de asociación con la Unión Europea.

Por tanto, márgenes de negociación existen, así como también algunas
posibilidades de que la espada de Damocles que representa el TLC con
Estados Unidos, no sea también una sombra o un obstáculo con el
acuerdo de asociación con la Unión Europea.

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