Aunque el conflicto entre Minera Casapalca y sus trabajadores parece finalizado tras el acuerdo alcanzado ante el Ministerio de Trabajo, sería bueno que ni el Estado ni la ciudadanía nos apresurásemos en olvidar lo sucedido, porque Casapalca –con despidos masivos, bloqueos de carreteras y un lamentable saldo de victimas mortales- ha sido el estertor de un sistema laboral desequilibrado, incapaz de garantizar una relación sana entre empleadores y empleados, al que urge reformar.
Las políticas laborales durante los últimos años han sido una apuesta por la intermediación, donde la tradicional contratación directa del trabajador fue sustituida por el surgimiento de los “services”, “cooperativas del trabajo”, etc., que se dedican literalmente a “alquilar” trabajadores. Esto ha representado una ventaja para muchas empresas, que se han liberado de sus responsabilidades y obligaciones laborales. Los “services” sin duda también están ganando. Pero en este esquema son los trabajadores quienes pagan los costos, como Casapalca y otros casos ilustran.
Actualmente, de cada tres trabajadores mineros, sólo uno es directamente contratado por
Lo sucedido en Casapalca va más allá que el mero comportamiento oportunista e irresponsable –por no decir ilegal- de una empresa. La realidad es que si esta empresa ha abusado de sus trabajadores tan escandalosamente, es justamente porque el actual régimen laboral le abrió las puertas para tal abuso. Si los dueños de Casapalca se sienten por encima de la Ley, es porque precisamente dicha Ley ha creado flancos para que se aprovechen y porque durante años el Estado ha sido concesivo –por no decir sumiso- ante los excesos de determinadas empresas. Actualmente hay alrededor de 70 mil trabajadores mineros subcontratados mediante “services”, ¿Cuántos Casapalcas más habrá?
Esta situación necesita ser encarada, y deberían ser las empresas mineras las primeras interesadas en ello, pues casos como Casapalca alimentan la desconfianza y rechazo de muchos sectores ante
Necesitamos establecer un nuevo sistema laboral, integral y coherente, que concilie la flexibilidad laboral que reclaman las empresas, con la protección a derechos fundamentales del trabajador. No podemos seguir siendo un país donde existan Mineras Casapalcas medrando a costa del bienestar de sus obreros. Mientras no establezcamos tal equilibrio, tendremos que esperar nuevos y más graves conflictos laborales, porque la paciencia de los trabajadores, en la minería y en otros sectores, esta llegando al límite.
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