Fuerte Expansión Fiscal Incertidumbre en la Política Monetaria La República Waldo Mendoza Bellido
|
El equipo económico del presidente García heredó un cuadro macroeconómico que probablemente no se observaba desde el siglo pasado, antes de la gran depresión; o quizá desde la época del guano. La gestión económica anterior operó bajo un contexto internacional favorable; no alteró, en lo sustantivo, el de Fujimori; e introdujo cambios importantes en la política macroeconómica.La política fiscal fue en promedio contractiva y contra cíclica, y el déficit del Sector Público no Financiero (SPNF) como porcentaje del PBI se redujo por cinco años consecutivos. La política monetaria ha estado guiada por un esquema de metas explícitas de Inflación que ha logrado mantener baja la inflación y ha reducido el nivel y la volatilidad de la tasa de interés interbancaria.En el terreno de la política comercial, se le dio un fuerte impulso a la penetración en los mercados internacionales y, en el ámbito de las reformas, se eliminó el régimen de pensiones del DL 20530.Esta mezcla de políticas macroeconómicas, complementada con la reforma en el sistema de pensiones y la apertura a los mer internacionales, en un ambiente internacional extraordinariamente favorable, permitió alcanzar los resultados económicos descritos.
La nueva gestión económica no ha tocado el modelo de desarrollo prevaleciente, se han introducido cambios en la política macroeconómica, ninguno en la política comercial y, aun cuando solo han transcurrido 5 meses desde el inicio de la nueva administración, no aparece a la vista alguna reforma económica importante. Estamos todavía en el periodo de cosecha.Con una economía norteamericana con un ritmo de crecimiento menor, pero con el resto de economías importantes creciendo a tasas altas, con el precio del petróleo en retroceso, y con una tasa de interés internacional que ha dejado de subir, el contexto externo no ha cambiado significativamente.En el campo de la política fiscal, la propuesta de una nueva Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal (LRTF) permitirá elevar la inversión pública y el gasto de mantenimiento, pues el límite de 3 % para el crecimiento del gasto no financiero, que antes se aplicaba a todo el Gobierno General (Gobierno Central, gobiernos locales y Essalud), ahora se aplicaría solo al Gobierno Central; y únicamente al gasto corriente, del cual, además, se deducen los gastos de mantenimiento. De esta manera, como el superávit fiscal fue de casi 2 % del PBI en el 2006 y como se mantiene el tope del déficit fiscal de 1% para el 2007, junto con el extraordinario crecimiento de la recaudación, el ritmo de crecimiento de la inversión pública en el 2007 puede llegar a ser tan alto como en 1974, en el gobierno del General Velasco Alvarado.
En el terreno de la política monetaria, la nueva administración del BCRP ha debutado expresando su simpatía por una mayor flotación del tipo de cambio lo que, en las condiciones del segundo semestre del 2006, significó el desplome del tipo de cambio nominal. Con un tipo de cambio empujado hacia la baja por el sector externo (la tasa de interés internacional ha dejado de subir, nuestra calificación ante los bancos de inversión ha mejorado y la cuenta corriente sigue sólida) y un precio del petróleo en declive, la inflación ya estaba hacia julio del 2005 ya estaba cerca al piso inferior de la banda de inflación. La reducción adicional del tipo de cambio por las señales que envió al mercado el BCRP, condujo al incumplimiento del principal compromiso de la autoridad monetaria: mantener la inflación entre 1,5 y 3,5 % anual. Finn Kydland y Edward Prescott dirían que el BCRP está perdiendo reputación; y esa palabra es muy fuerte para un banco central.
Hacia delante, la autoridad monetaria deberá informar cuál es la nueva política monetaria. Si como lo sugiere la reacción del BCRP ante estos resultados no importa si coyunturalmente la inflación se sale de la banda, ¿tampoco importaría entonces que la inflación se ponga por encima del 3,5 anual? ¿Cuál es la cifra que debiera decirnos que estamos ante una amenaza inflacionaria o deflacionaria? ¿Seguirá operándose con alguna banda de inflación? ¿Se abandonará el sistema de metas explícitas de inflación y se volverá al método de los agregados monetarios prevaleciente antes del 2002? Para hacer proyecciones, me veo obligado a hacer algún supuesto sobre la política monetaria. Suponiendo que la política monetaria siga siendo guiada por la banda de inflación entre 1,5 y 3,5 %, hacia delante, como la brecha del producto no tiene una influencia significativa sobre la inflación en un país como el Perú, con una oferta casi ilimitada de mano de obra, la tasa de interés interbancaria tendría que reducirse para sacar a la inflación de la base de la banda, a través de sus efectos sobre el tipo de cambio. En ese caso, la política monetaria, además de la fiscal, serían expansivas.Como resultado, la demanda agregada recibiría un choque favorable tanto desde el jirón Junín como desde Miro Quesada. Y como el producto está creciendo por encima de su tendencia, ambas políticas serían pro cíclicas en el 2007. En estas condiciones, sin cambios en el modelo de desarrollo vigente, con un contexto internacional menos favorable que el de los años anteriores, con una política fiscal fuertemente expansiva, secundada por una política monetaria también expansiva, la perspectiva macroeconómica para el 2007 puede ser incluso mejor que la del 2006: crecimiento por encima del observado en el 2006, inflación tendiendo al 1,5 % y reservas internacionales en aumento.Respecto a las fuentes del crecimiento, por el lado de la demanda, el impulso fiscal será el más alto registrado desde 1987, cuando el déficit primario del SPNF se elevó de 2,1 a 4,9 % del PBI, el impulso monetario será mayor que en el 2006, la inversión privada continuará con su dinamismo y, sujeto lo que pase con el ATPDEA (o el TLC) y las condiciones internacionales, el crecimiento de las exportaciones podría reducirse. En una perspectiva de mediano plazo, por primera vez desde el año 2000, en el 2007 se interrumpirá la tendencia decreciente del déficit fiscal y probablemente también la reducción sostenida de la deuda pública como porcentaje del PBI.En el sector externo, posiblemente se interrumpirá la elevación del tipo de cambio real observada en los últimos años. El mercado ha interpretado las declaraciones del presidente del BCRP como el de un banquero central que no tiene miedo a la flotación. Y las condiciones están dadas para que este “efecto anuncio”, ceteris paribus, pueda acelerar la caída del tipo de cambio. Los retos de corto plazo para la política macroeconómica son, a mi juicio, dos.En primer lugar, la autoridad monetaria debe comunicar al público sobre cuál es la nueva política monetaria, o ratificar la prevaleciente. En el campo de la política fiscal, el límite de 1 % para el déficit fiscal era un límite exigente en la década pasada, cuando el déficit estaba por encima del 3 % del PBI. En las condiciones actuales, con un superávit fiscal de casi 2 % del PBI en el 2006, el “límite” de 1 % de déficit es anodino. En un escenario conservador, un límite de equilibrio fiscal (déficit fiscal cero) o, en un escenario más pro activo para alcanzar el grado de inversión, junto con medidas de desdolarización, un piso de superávit fiscal de 1 % del PBI a partir del 2008 serían recomendables para una mejor gestión fiscal. Evidentemente, cualquiera de estas opciones es mucho más eficaz para las finanzas públicas que 25 medidas de austeridad |
Converted by Smashing Blogger for LiteThemes.com.
Publicar un comentario