Pedro Francke
Programas sociales como Pensión 65, la duplicación de Juntos y Cunamás han sido eje central de la propuesta de Ollanta Humala. Hoy, son algunas de las principales iniciativas que deben marcar el cambio ofrecido y que por tanto deben tener prioridad.
Lo primero al respecto es asegurar la existencia de presupuesto y su sostenibilidad en el tiempo, ya que no se trata de iniciar un programa social para detenerlo después. Una vez asegurado el presupuesto, se inicia su puesta en marcha.
Pensión 65 y la transferencia de dinero de Juntos son programas sencillos en su operación. La clave está en tener la lista de personas que deben recibir el dinero. En zonas rurales pobres, donde la enorme mayoría tiene necesidad, un barrido censal o una inscripción abierta es suficiente. En esos casos, solo se necesita tener personal que vaya distrito por distrito explicando el programa y registrando a la gente, lo que puede hacerse en 3 meses. Para octubre o noviembre, Ollanta podría estar entregando decenas de miles de cheques simbólicos (ya que la mejor manera actual de operar es abrir una cuenta bancaria y entregarle su tarjeta de débito al beneficiario).
En las ciudades hay que focalizar a los pobres uno a uno, y aunque existe un sistema para hacerlo – el SISFOH – este implica una cierta demora. Hoy el SISFOH ha contratado un censo en Huancavelica, Ayacucho y Huancavelica, ciudades donde podría entregarse Pensión 65 desde agosto o setiembre en base a ese listado focalizado. Pero en otras ciudades, el proceso de focalización demorará algunos meses en hacerse en forma masiva.
Otra cuestión es si queremos mejorar Juntos, ya que si la entrega de dinero es rápida y eficaz, no puede decirse lo mismo respecto de los servicios de salud y educación, donde las mejoras en las comunidades rurales han sido pocas. Tampoco se ha avanzado en mejorar la productividad y los ingresos campesinos, responsabilidad de AgroRural. En estos temas, hace falta tener una política de lucha contra la pobreza que dará frutos recién en el mediano plazo.
Lo mismo puede decirse de Cunamás. Este programa infantil de nutrición, salud y estimulación temprana, es muy importante, pero exige construir o acondicionar locales, comprar materiales educativos, contratar y capacitar personal y asegurar la alimentación de los niños. Todo ello implica procesos de planificación y ejecución que demorarán al menos un año antes de que estén operativos en forma masiva.
Decidir una buena combinación de programas sociales, plazos y lugares, y hacerla realidad mediante una buena gerencia, será uno de los grandes retos del próximo gobierno. Solo así el cambio hacia la inclusión social se hará realidad, dando un soporte a la gobernabilidad.