¿CAMBIOS PARA QUE? .
Kurt Burneo
Reconozco que cada vez es más difícil entender la lógica económica de algunas de las pocas iniciativas gubernamentales de esta administración. Este es el caso de la propuesta de modificación del impuesto a la renta de 3ª categoría (utilidades) que plantearía el Poder Ejecutivo. Trataré de explicar algunas de mis dudas y cuestionamientos al respecto.
Lo que se conoce es que habrían 2 propuestas que estarían evaluando, pero que ambas van en el mismo sentido: La primera es que la tasa máxima se reduciría del 30 al 18% para las empresas que reinvierten, planteándose a la vez elevar la tasa adicional a los que distribuyen utilidades de 4.1 a 8.2%; esto último según la administración actual para compensar el menor ingreso fiscal que se produciría como consecuencia de la reducción de la tasa propuesta para los que en vez de repartir dividendos deciden reinvertir los excedentes. La segunda (como una variante de la anterior), consistiría en un cronograma de reducción de la tasa, acompañada de una elevación de la aplicable en el caso de repartición de dividendos.
La primera pregunta que uno se haría es ¿Para qué este nuevo cambio? La inversión responde fundamentalmente a variables como las perspectivas futuras de la economía y del mercado en el que opera la firma, el costo del fondeo y la estabilidad de las reglas de juego jurídicas y tributarias aplicables a ella. La concurrencia de estos factores es en lo fundamental lo que determina la dinámica de esta variable, tal es así que según las cifras del BCR entre el 2002 y el 2006 el crecimiento de la inversión privada real ha ido en ascenso: 0.2, 6.3, 8.1, 12 y 20.1% respectivamente, con una proyección para este año de 23.7% según el reporte de inflación de septiembre último, con un componente creciente de reinversión detrás de esta expansión, sin que en todo este periodo hubiera necesidad de mecanismo tributario alguno de “premio” para las empresas que reinvierten. Si ellas lo hacen, es por alcanzar la legítima aspiración de incrementar la magnitud de la actividad y así continuar maximizando beneficios. Entonces qué sentido tienen estos mecanismos promocionales, amén de todo el problema aparejado con la calificación administrativa de qué es reinversión y qué no lo es, para fines de otorgamiento del incentivo.
Pero el tema no queda allí, al margen de reforzar el claro carácter procíclico de la política fiscal actual cuando en medio de un ciclo expansivo se reducen impuestos, con lo cual innecesariamente se exacerba la volatilidad del PBI y dificulta el planeamiento estratégico de las firmas; esto último se complica además por los anuncios distintos sobre el tema provenientes del interior de la propia administración.
En ambos casos no se necesita ser muy avisado, para suponer que frente a la cada vez mayor posibilidad de una reducción futura del impuesto a la renta, las firmas que no cuentan con un convenio de estabilidad tributaria, tenderán a modificar sus planes futuros limitando la indispensable oportunidad con que deben adoptarse decisiones de planeamiento estratégico limitación que alcanza también a las nuevas firmas que se encontraban en proceso de evaluación de ingreso al mercado peruano; Por otro lado, si bien el propósito de estas medidas sería el promover la reinversión, con la consiguiente mayor expansión de utilidades, debo anotar que la participación de éstas dentro del PBI ha sido creciente: Así entre el 2003 y el 2006 ésta pasa de 58.7 a 62%; en cambio los salarios reducen su participación de 25 al 21.8% en periodo similar. Considerando esto último, si con propuestas gubernamentales como las antes descritas, la política fiscal además de procíclica, genera también cambios en la estructura de tasas del impuesto a la renta; estos sesgos serían más admisibles, si alternativamente se elevase el tramo de inafectación para los trabajadores de 4ª y 5ª categoría y/o se reduzca las tasas en los tramos siguientes aplicables a las rentas del trabajo. ¿Acaso esta medida (considerando además la mayor propensión al consumo de los trabajadores con menos ingresos), no elevaría el ingreso disponible, el consumo y la demanda? Con ello también se propiciaría que los empresarios reinviertan sus utilidades, para así buscar seguir maximizándolas en el futuro, sin tener que cambiar las actuales reglas tributarias aplicables a ellos.
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