En la Selva No hay Estrellas

sábado, 25 de agosto de 2007


Escribe Juergen Schuldt

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Es ese el título que le diera Armando Robles Godoy a uno de los mejores largometrajes nacionales –de 1967- que yo recuerde. Relata la historia de un ambicioso personaje que le roba ‘treinta kilos de oro en polvo’ a una etnia de nuestra jungla y que se pierde en su intento por llegar nuevamente a la ‘civilización’, marchando largos días (y recordando su infancia, amores y demás)... hasta que llega al mismo sitio del que partiera. La frondosidad de las copas de los gigantescos árboles amazónicos le habían impedido divisar las estrellas para guiarlo y terminó ahogándose agarrado del valioso bolsón hurtado.

Algo parecido le sucede desde hace año y medio a la mayoría de los banqueros, calificadores de riesgo y fondistas de inversión. En la tupida arboleda de la globalización financiera y en la desesperación de sus gestores por gozar del botín de las altas rentabilidades de las bolsas, la venta de viviendas y otras inversiones -cuando menos desde que acabó la recesión del año 2001- saltaron con optimismo de liana en liana para alcanzar el cielo. No se dieron cuenta de que estaban dando vueltas sin orientación alguna, a pesar de las advertencias, rayos y truenos incluidos, de un solitario Nouriel Roubini -profesor de la Universidad de Nueva York- de cuyos pronósticos económicos pesimistas se burlaban hasta hace poco todos los gurús que pensaban salir indemnes de la tempestad que se avecinaba.

Y no es para menos, porque a falta de estrellas-guía se fueron perdiendo cada vez más en las oscuridades y peligros del bosque. Hay formas de salir, pero requieren conocimiento de causa y valentía. Tal como lo hiciera en 1971 Juliane Koepcke, aquella chiquilla de 17 años que -regresando de Lima a Pucallpa el 24 de diciembre- logró volver a la vida después de que su avión fuera derribado por un rayo en plena selva. Durante doce días siguió los hilos acuáticos, los riachuelos y arroyos, alimentándose de insectos, ranas y raíces, gracias a que su padre le había enseñado a diferenciar las variedades comestibles de las venenosas. Lo que al final, tras construirse una pequeña balsa de maderos, le permitió llegar a un afluente distante del Amazonas.

Roubini ha venido transitando por la jungla económica global como Juliane, advirtiendo machacona y valientemente sobre las inminentes amenazas de inflación y recesión en los EEUU, pronosticando incluso que el precio del petróleo seguiría subiendo y podría alcanzar los US$ 80 y todo lo demás que efectivamente se produjo posteriormente.

En efecto, comparando el crecimiento anual del segundo trimestre del año pasado con el del presente año, la evidencia es nítida: La inversión bruta privada se desaceleró de 2,5% a 0,3%; la inversión residencial apenas pasó de un aumento del 1,6% (en 2005 había sido del 8%) a un pálido 0,6%; la fundamental inversión bruta fija no residencial descendió de un crecimiento del 2,8% al 0,3%; y el consumo duradero cayó aún más, de –0,7% a -1,4%. A ello se añade que en el segundo trimestre de este año, tanto el desempleo ha aumentado a 4,6% de la fuerza laboral, como el inicio y construcción de casas cayó en 17%. Las obligaciones financieras llegan al 19% de su ingreso personal disponible. A lo que se añade la reciente reducción apresurada de la tasa de descuento por parte de Bernanke (y, en unos días, de la tasa de interés de referencia) y los multimillonarios salvatajes que los Bancos Centrales han instrumentado para con la banca privada a través de inyecciones masivas de liquidez, lo que es una muestra más de que no se quiere afrontar en serio los problemas de fondo y que apuestan a seguir viviendo del acopio del fácil ahorro externo. Con lo que solo se está postergando temporalmente una crisis que habrá de alcanzar proporciones amazónicas.

De tanto barullo mercantil y por las complicaciones que implica esta 'globalización fracturada' (Francisco Sagasti), hemos perdido de vista las estrellas que permitirían orientarnos en el caos aparente de fusiones, adquisiciones, derivados, derivados de los derivados, carry trade, bonos basura, titulizaciones, hipotecas subprime, fondos mutuos, fondos sin fondos, etc. Sacándonos de encima esas lianas y ramas selváticas, es evidente que EEUU ha vivido una especie de carnaval durante los años que siguieron a la recesión del 2001, generando gigantescos desequilibrios económico-financieros. Como es sabido, el irresponsable déficit fiscal es consecuencia del colosal gasto en armamento y de la reducción tributaria que benefició a los estratos de ingresos altos. Por otro lado, EEUU ha vivido despreocupadamente del ahorro externo, sobre todo a partir del año 2002, momento a partir del cual los déficit externos rebasaron el 4% del Producto Interno Bruto (PIB), llegando incluso a sobrepasar el 6%, lo que indica que el imperio ha vivido bastante más allá de las posibilidades reales de su economía.

Si bien es cierto que esos dos fenómenos y el sobreendeudamiento extremo de Gobierno y familias estadounidenses son elementos fundamentales para entender el proceso, creemos que la causa última de la turbulencia financiera -que sólo es el detonante de un proceso más profundo- estriba en la culminación de la fase ascendente o 'A' de la onda larga de Kondratieff (esos ciclos de la economía global que duran alrededor de 50 años), durante la cual se aprovechó muy bien -las dos últimas décadas- la revolución tecnológica basada en la microelectrónica y las telecomunicaciones, así como en la biotecnología y los nuevos materiales.

Desde hace un año, sin embargo, como consecuencia de la fenomenal sobreinversión acumulada, se han ido esfumando los 'espíritus animales' (Keynes) de los empresarios. Esto se refleja en el estancamiento e, incluso, en el descenso de la productividad y de las tasas de ganancia de los sectores que fueran los más dinámicos de las economías desarrolladas. Pierden así competitividad a escala mundial, lo que también permite entender por qué el capital financiero-especulativo ha estado desempeñando recientemente un papel protagonista frente al capital propiamente productivo. Es decir, hemos pasado ya a la etapa 'B' o descendente de la ciclo largo: la turbulencia económica y financiera nos acompañará en lo que resta de década y estaría caracterizada por devaluaciones competitivas, amenazas político-económicas entre los grandes, guerras de precios con los pequeños y, sobre todo, proteccionismos selectivos, tanto de tipo para-arancelario respecto a los bienes y servicios que les exportamos, como del tipo -nefasto e ingenuo a la vez- que construye muros para evitar la globalización de la fuerza laboral.

Si no reconocemos el infernal proceso que aqueja la ‘economía real’, seguiremos con la intención de resolver la crisis financiera como si fuera una de liquidez, cuando es de solvencia. Y no habrá quién pueda escapar indemne de la selva tras el (casi) inevitable aterrizaje forzoso.

1.105 palabras con espacios.

La Crisis de la Globalización

jueves, 23 de agosto de 2007

escribe José Oscátegui


.“¿Y el Perú?- preguntó, mientras el mozo dejaba mi taza

de café sobre la mesa.

Nada – respondí- Acabo de salir de allá y no sé nada. A

ver si ahora que estoy lejos empiezo a enterarme de algo”

Dos indios, Alfredo Bryce Echenique



Mientras en el Perú todavía hay quienes piensan que el mundo vive un auge de apertura al comercio libre, la realidad es que estamos viviendo un proceso de estancamiento y, en algunos casos, retroceso. La responsabilidad de esto no recae ni en los países en desarrollo ni en las fuerzas de izquierda en su interior.

Aunque nuestra prensa o no lo sabe o no lo informa, los principales proteccionistas del planeta son EEUU y Europa, y es debido a ellos que ha colapsado la Ronda de Doha cuyo objetivo era avanzar en la liberalización del comercio mundial. Como lo menciona Stiglitz en su libro Haciendo que la globalización funcione, los países desarrollados solo liberalizan los sectores en los cuales su ventaja es tal que no tienen competencia. Esos países no cobran aranceles a las materias primas provenientes de los países en desarrollo, pero sí a los productos con valor agregado: el café en grano no paga aranceles, pero el café industrializado sí. Con el reciente Acuerdo Preferencial de Comercio (que acá erróneamente conocemos como TLC) los peruanos hemos ganado el derecho, por ejemplo, a exportar cohetes espaciales, submarinos y automóviles libres de aranceles a EEUU, aunque el pequeño problema sea que no los producimos. Pero, por ejemplo, el algodón norteamericano mantiene los subsidios que lo hacen tan barato y que nos impiden competir con él.

¿Por qué Europa y EEUU actuan proteccionistamente? La respuesta corta es porque esos países son mas democráticos que países como nuestro Perú. Allá la ciudadanía es efectiva y el contrato social incluye la obligación del Estado ( y gobierno de turno) de proveer empleo e ingreso suficiente a su población económicamente activa. En consecuencia, si la incorporación al comercio mundial de China, India y otros países significa la pérdida de empleos y la caída del salario de amplios sectores de trabajadores gringos, EEUU se vuelve proteccionista en el corto plazo, e invierte en educación e infraestructura para no tener competidores en el largo plazo y, solo entonces dejar de proteger a sus industrias débiles y volver a predicar contra el proteccionismo.


En ningún sitio como en EEUU ha prendido tanto la consigna “TLC así NO” levantada por sectores de trabajadores e intelectuales en el Perú. La reciente visita de congresistas gringos encabezados por Charles Rangel mostró que ellos quieren un acuerdo comercial distinto al que había sido firmado. Rangel vino a Lima para exigir mejoras laborales para los trabajadores peruanos con la finalidad de proteger el empleo de los trabajadores gringos. ¡¡Y eso que nuestras exportaciones representan menos del 0.2% del mercado norteamericano!! El proceso conocido como “globalización” tiene varios aspectos que no se agotan en la irrestricta movilidad de los capitales ni en la posibilidad de viajar de un extremo al otro del mundo. La globalización, para ser tal, debería implicar también la libre circulación de mercancías y, en particular, la libre circulación de la fuerza de trabajo por todo el mundo. Ninguna de estas dos últimas condiciones se están cumpliendo....y no es ni por culpa de “izquierdistas retrógrados” encallados en tiempos pasados ni por culpa gobiernos como el de Hugo Chávez o Morales.


Minería Bajo la Lupa

miércoles, 22 de agosto de 2007


Escribe Pedro Francke





Minería: principal actividad de exportación del Perú con 15,000 millones de dólares anuales. Veinte grupos empresariales concentran el 90% de esa cifra. Predominan las trasnacionales, pero también hay familias peruanas como Benavides, Brescia y Letts. Los principales productos que sacan son oro, cobre y zinc.Accionistas mineros con ganancias extraordinarias que superan lo que ganan todos los obreros del Perú. Una sola empresa, la Southern Peru Copper Corp, con utilidades mayores a todo lo que el estado invierte en salud y educación. Un gobierno que en vez de establecer un impuesto a las sobreganancias como prometió, negocia una limitada “contribución solidaria” que administran las propias empresas.


Efectos ambientales severos en muchas zonas, que incluso llegan a provocar efectos realmente dramáticos sobre la salud de la población, como en La Oroya. También nuevas formas de producción y control de la contaminación en algunas minas. Un estado que no tiene una autoridad ambiental fuerte, permitiendo abusos y descontrol por parte de las empresas y los informales.Riqueza minera que, a pesar de décadas y hasta siglos, no ha ayudado a sacar de la pobreza más extrema a quienes habitan a su costado. Huancavelica, la región minera más antigua del Perú, es también la más pobre de todo el país. En Cajamarca conviven la mina de oro más rentable y la mortalidad infantil más alta del Perú.


Conflictos que se multiplican. Empresas mineras que quieren operar sin haber siquiera consultado a las comunidades campesinas en cuyas tierras se ubican. Proyectos mineros cuyo uso de aguas puede afectar a grandes regiones, como Majaz en Piura.¿Es el Perú un país minero, o sería más exacto decir que lo que hay son grandes empresas explotando nuestros minerales, ya que no somos la mayoría de peruanos quienes obtenemos las principales ganancias, orientamos su desarrollo o controlamos sus riesgos?


Como la minería genera tanta riqueza y tantos problemas, la ciudadanía debe estar informada. Hace falta poner la minería bajo la lupa. Una revista con ese mismo nombre, “Bajo la lupa”, lo hace en su primer número. En kioskos y en www.bajolalupa.net.

Los Dos Terremotos

martes, 21 de agosto de 2007

Los Dos Terremotos


escribe Pedro Francke





La semana que pasó vivimos dos terremotos. El más corto e intenso, y con mayores pérdidas humanas, es el que asoló el sur chico dejando centenas de muertos, miles de heridos y cientos de miles de damnificados. Pero hubo otro terremoto: en los centros financieros mundiales, al hacerse patente que una parte importante de los créditos hipotecarios subprime en los Estados Unidos no iban a ser pagados y que quienes, mediante diversos instrumentos financieros, invirtieron en ellos, iban a perder su dinero.


Frente a este terremoto internacional, que en realidad fue el primero en ocurrir, la reacción de la Reserva Federal de los Estados Unidos fue rápida. Apenas dos días después de iniciada la crisis, el Fed anunció que su tasa de interés bajaba medio punto porcentual y que pensaban seguir actuando para sostener la economía si era necesario. De inmediato empezaron a recuperase las bolsas en Wall Street y en todo el mundo. Aunque sin duda queda mucho por discutir respecto de cómo evolucionarán los mercados financieros y cómo resolver los problema de fondo, se trató de una respuesta eficaz de un sistema bien organizado para reaccionar ante las crisis.


En el Perú, ante el terremoto no ha faltado solidaridad pero sí organización. Decenas de iniciativas privadas se han puesto en marcha, y el gobierno también ha tomado algunas medidas. Pero es evidente que, más allá de la voluntad de apoyo a los daminficados de miles de peruanos, la ayuda no ha llegado con la rapidez, magnitud y contenidos necesarios.


¿Porqué la diferencia? El sistema económico en los EEUU pasó hace 78 años por una crisis parecida, sacó sus conclusiones (gracias a Keynes) y se preparó para estas situaciones. Ya saben lo que hay que hacer y quién: un organismo del estado orientado a dar estabilidad al sistema monetario y financiero, como es la Reserva Federal (el equivalente a nuestro banco central).


En el Perú, sufrimos terremotos, inundaciones, El Niño y otros desastres naturales todas las décadas. Pero todavía no tenemos una organización suficientemente preparada para hacerles frente. Quién está llamado a tener un sistema listo para cualquier emergencia es el Estado peruano, porque ninguna iniciativa privada podrá suplir la fuerza y alcance del estado, ni organizar la logística humanitaria con la rapidez necesaria.


Lo más escaso hoy no son alimentos, carpas, medicinas o agua, que todo eso hay bastante en el Perú. Tampoco faltan solidaridad y voluntad de ayuda. Lo que falta es liderazgo y capacidad de gestión de parte del estado.


En otros ámbitos, al Presidente García le encanta hacer llamados al “orden”. Hoy hace falta recordarle que en esta situación de emergencia, es su responsabilidad el establecer el orden necesario para que la ayuda, tanto del estado como privada, llegue rápida y eficazmente a su destino. Las decenas de miles de familias que hoy atraviesan una situación crítica, lo requieren con urgencia.

Salario Mínimo

lunes, 20 de agosto de 2007

escribe Kurt Burneo

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La discusión reciente sobre el salario mínimo guarda mucho de similitud con una representación teatral en varios actos. El primero es el anuncio presidencial en el sentido que este se discutiría en el novísimo “Pacto Social”. En un segundo acto, el secretario de dicha instancia desmiente el anuncio anterior, en un contexto en el que este ente inicia sus sesiones con falta de actores de reparto dada la explicable reticencia de la CGTP para participar en éste, en la medida que no agrega nada a instancias ya existentes como el Consejo Nacional del Trabajo o el Acuerdo Nacional; y parece que se quedó inconclusa esta representación, dado que el tema del salario mínimo pasó al limbo y así a la congeladora gubernamental. Independientemente de la impaciencia y fastidio del respetable, creo que este asunto del salario mínimo no sólo se ha discutido en términos bastante ligeros, sino que además este relegamiento puede ser un boomerang para el propio gobierno dada la postergación en el uso de un útil instrumento de política. Miremos con algo más de detenimiento este asunto.


Por lo general, la discusión del salario mínimo ha enfatizado sólo sobre uno de sus aspectos como política laboral: El lado distributivo, en el sentido de buscar mejorar el ingreso de trabajadores de menores ingresos al carecer ellos de poder de negociación en el mercado de trabajo. Además es claro que la elevación del salario mínimo se constituye como una señal interesante con fines redistributivos; acción que en mi opinión no sólo se justifica dado el incremento en la participación de las utilidades en el ingreso nacional mientras que la de los salarios en el mejor de los casos ha permanecido constante; sino también por el incremento de la productividad laboral, variable central para aumentar dicho salario. Pero hay otro aspecto tan o más importante que el anterior, cual es el referido a proveer información, en el sentido que el salario mínimo es una señal útil para ofertantes y demandantes de empleo en la negociación del nivel de remuneraciones.


El análisis común del efecto de una subida del salario mínimo se ha centrado en el que encontramos en cualquier libro de texto elemental de economía: Un mercado laboral de competencia perfecta sin problemas de información, donde el aumento del salario mínimo aumenta también el exceso de oferta de mano de obra. Sin embargo, en trabajos como los de Maloney W. y Nuñez J “Mininum Wages in Latin America”. NBER Working Paper Series 9800 (2003) se revalora el papel del salario mínimo (obviamente debidamente actualizado) dado que permite la disminución de asimetrías de información al constituirse éste como una señal para los actuantes en el mercado laboral, lo cual tendría un efecto positivo en el empleo dada la mayor eficiencia de mercado que se obtendría, efecto positivo que incluso podría ser mayor al recurrentemente referido en los libros de texto.


Hay algunas voces que concluyen, siguiendo el simple análisis de libro de texto que la elevación del salario mínimo hace más lejana la posibilidad de formalización para los trabajadores informales. No se entiende que la informalidad no sólo responde a un tema de costo laboral desde el punto de vista del demandante (empleador) sino también tanto a la necesidad de éste, que parte de su producción no pase por los canales formales a fin de evadir la tributación en lo que le sea aplicable y, que duda cabe, la informalidad se asociaría también a un exceso de oferta estructural de mano de obra –sobretodo no calificada-.


Finalmente, en lo personal siempre me sorprende la poca seriedad con la que se discuten algunos temas de implicancias económicas importantes. Hace poco nomás leía declaraciones del Ministro de economía que pronosticaba con bastante ligereza un ciclo económico expansivo de 15 a 20 años…...denotando una capacidad predictiva que ya quisieran tenerla Ministerios de Economía y Bancos Centrales de países desarrollados; de igual forma hemos expectado sobre este tema del salario mínimo la puesta en escena de una obra teatral (inconclusa) sobre su determinación dentro el llamado “Pacto Social” con aseveraciones poco reflexionadas técnicamente sobre sus distintos efectos. ¿Esta es una manera seria de enfrentar la actual crisis distributiva?

Propiedad Intelectual, Comercio y Tecnología

lunes, 13 de agosto de 2007

Propiedad Intelectual, Comercio y Tecnología[1]
Por: Santiago Roca, Profesor Principal de la Universidad ESAN
La protección y promoción de nuevos conocimientos siempre han sido instrumentos que han utilizado las naciones para mantenerse más ricas y competitivas. Henry VII en 1485 por ejemplo, estableció que se construyeran estatuas a los inventores y que se dieran incentivos tributarios a aquellos que introdujeran nuevas tecnologías. Elizabeth I (1533-1603) estableció los talleres de aprendizaje para hacer más grande a la Inglaterra. En Venecia en el siglo XV, se imponían restricciones para migrar a la mano de obra calificada –bajo pena de muerte. En el siglo XVIII, Inglaterra prohibía la exportación de maquinaria a las colonias. Y así, los países que se adelantaban en inventar, siempre han tratado de proteger la utilización y réplica de sus nuevas tecnologías.
Con la globalización de nuestras economías se ha hecho un objetivo fundamental de los países tecnológicamente mas avanzados, el proteger la creación de conocimientos no solo en el territorio nacional sino simultáneamente en todos los territorios del mundo. Para ello se ha creado el derecho de propiedad intelectual y su internacionalización a través de la organización mundial de comercio. Países como China e India están entre las últimas naciones que han entrado en este proceso.
El derecho de propiedad intelectual actualmente vigente en la Organización Mundial de Comercio acuerda el ámbito y plazo de lo protegido. Para que se otorgue una patente, por ejemplo, es necesario demostrar que el objeto es efectivamente un invento, y su plazo de vigencia es de veinte años. Las corporaciones y multinacionales de los países tecnológicamente mas avanzados sin embargo, no están satisfechos ni con la definición de invención ni con los plazos del poder monopólico que otorga la patente; por lo que vienen demandando mayores plazos de protección y menores exigencias. Como no han podido lograr esto en los foros multilaterales, vienen ejerciendo toda su influencia en lograr estos cambios en los acuerdos bilaterales de comercio.
Para que el lector tenga una idea de las dimensiones en juego. Si actualmente el 3-4% del universo de bienes y servicios goza de protección (leáse patentes), con la reducción de las exigencias para patentar este porcentaje se podría hasta triplicar, reduciéndose el campo de los bienes y servicios en competencia (sin protección), con el consecuente impacto sobre los mercados y los consumidores. ¿Pero cuanto dinero se genera por los derechos de protección de la propiedad intelectual? En USA, hoy, aproximadamente el 20% del producto nacional bruto lo genera la propiedad intelectual, en el Perú, apenas cercanamente el 1%. ¿Cuánto más renta e ingreso se generará en USA y cuánto más en el Perú producto de estas extensiones y modificaciones en la normativa de propiedad intelectual? ¿Cuánto mas tendrán que pagar los consumidores peruanos por acceder a los productos protegidos que antes estaban en el régimen de competencia?
No hay duda que para los países tecnológicamente atrasados como el Perú, no es recomendable que crezca el universo de bienes y servicios protegidos y los plazos de vigencia de la propiedad intelectual. Los montos en juego y las pérdidas de los consumidores son inmensas. Si el Perú fuese un país “bueno” produciendo propiedad intelectual la cuestión sería diferente.
Los países desarrollados han comprendido que más importante es la propiedad intelectual que el comercio, y que mantendrán su liderazgo solo si logran comerciar bienes y servicios con más contenido de conocimientos y con derechos de propiedad intelectual extendidos. Al Perú, no le queda sino resistir las extensiones de los derechos de propiedad intelectual y “activar” lo más pronto posible la deuda que se tiene para con el desarrollo de la propiedad intelectual, la ciencia y la tecnología.


[1] Publicado en el Diario El Comercio, 25 de Julio del 2007, Sección Editorial.

El Pánico de la Semana Pasada


Bruno Seminario

Al revelar un número importante de bancos europeos cuánto dinero habían perdido por comprar instrumentos financieros emitidos en Estados Unidos y al conocer los inversionistas que nuevos fondos suspendían sus operaciones, se produjo un pánico general que derrumbó las cotizaciones de las acciones en todas las plazas financieras del mundo. Fueron tan intensos la desesperación y el desconcierto, que los bancos centrales en Europa, Estados Unidos y Asia, se vieron forzados para calmar al mercado, en un solo día, a inyectar a más de 200,000 mil millones de dólares, una suma equivalente a casi dos veces el producto bruto interno del Perú. Si bien estas medidas de emergencia parecen haber contenido, por el momento, el descenso de las cotizaciones y así impedido una paralización del crédito, estos sucesos deben haber afectado el desbordante optimismo que hasta ahora parecía gobernar el ánimo del mercado. Entonces, ¿qué podemos vaticinar para los próximos meses? Es obvio que nadie en el Mundo puede responder a esta pregunta, porque cualquier escenario, desde el que vaticina una catástrofe hasta el más benigno que postule la continuación por quince años más del período actual de prosperidad, parece igualmente plausible.
Así, es probable que en este nuevo período, la dinámica de los mercados financieros esté dominada por los ensayos para encontrar bases más sólidas para determinar el riesgo de los instrumentos financieros. Porque es posible que este proceso tome algún tiempo mientras se prueban nuevas técnicas y se diseñan instrumentos que regulen los novedosos productos financieros, se esperaría también un fuerte aumento en la volatilidad en los mercados. En efecto, en los últimos diez años, la innovación financiera fue regida por tres procesos básicos: la titulización, el desarrollo de instrumentos de transferencia de riesgo y las innovaciones en las técnicas tradicionales de ingeniería financiera.
Como consecuencia de la titulización, se produjo el reemplazo progresivo del crédito que antes otorgaban los bancos a las empresas y a las familias por instrumentos, ahora comerciados en mercados públicos o privados. Sin embargo, conforme avanza la extensión de este proceso, se provoca la obsolescencia de la regulación del sistema monetario. Hace diez años, los bancos comerciales desempeñaban el papel más crucial en la intermediación financiera, pero en los últimos años los fondos de inversión y los privados de acciones, parecen reemplazarlos. Se estima que el valor de las operaciones que realizan estos nuevos agentes no bancarios en los distintos mercados llegó, en el año 2005, a totalizar 46 trillones de dólares, equivalente a casi 4 veces el producto bruto interno de los Estados Unidos. Explica este explosivo crecimiento la sobreinversión de los 1990s, y la caída , en muchas regiones del mundo, de la tasa de acumulación de capital. Apareció así en el sector corporativo, un excedente de liquidez, que se aplicó a una creciente actividad especulativa y a alimentar las fuentes de fondos de los nuevos intermediarios. El problema radica en que la arquitectura institucional que gobierna al sistema financiero internacional presupone un contexto donde no existían éstos.
De otro lado, los nuevos instrumentos de transferencia del riesgo permiten descomponerlo que y negociarlos separadamente. Así, esta tendencia genera un explosivo crecimiento en derivados, y una creciente dificultad para identificar donde se encuentra la deuda de baja calidad. ¿Fue acaso la real razón del pánico , el reconocimiento de que uno ha podido, sin siquiera conocerlo, haber financiado los excesos cometidos por los especuladores financieros? Puede ser.
En cualquier caso, se producirá, en los próximos meses, una revisión radical en las estrategias financieras , y, probablemente una alteración de las benignas condiciones que prevalecían. El efecto inmediato de los sucesos de la semana pasada ha sido aumentar la prima de riesgo de los títulos de la deuda externa de América Latina , la apreciación del dólar en todo el mundo y el derrumbe de los mercados regionales de acciones.

Dejad que los Precios Suban

sábado, 11 de agosto de 2007

Santiago Roca: Profesor Principal Universidad ESAN

El aumento de la demanda mundial de alimentos, el uso de productos agropecuarios para generar energía (etanol), los cambios climáticos globales, y diversos otros factores específicos, se mencionan a menudo como los elementos que vienen originando un incremento significativo de los precios de algunos productos agropecuarios. Productos como el trigo, la leche cruda, la carne, el maíz, la caña de azúcar, etc., vienen subiendo de precio en los mercados internacionales y proyectan mantenerse elevados para los próximos años. Frente a estos acontecimientos, las autoridades nacionales preocupadas por el impacto de estos aumentos, en el presupuesto de los consumidores nacionales y en la elevación del índice de precios al consumidor (inflación), están haciendo todo lo posible para evitar que los precios internos suban, sea disminuyendo aranceles o buscando crear mecanismos que desliguen la producción agropecuaria interna de estos precios internacionales: haciéndose, por ejemplo de la vista gorda, en los reclamos de los ganaderos a los industriales lácteos, de que les suban el precio de la leche cruda a los niveles internacionales. Algunos inclusive han propuesto el control de precios y/o que el Estado subsidie y sufrague la diferencia entre el precio internacional y el precio interno para evitar que se perjudiquen los consumidores nacionales.

¿Le conviene al Perú que no suban de precio en el mercado interno estos productos agrícolas? ¿Le conviene al Perú que se favorezca a los consumidores, a costa de los productores del campo y del fisco, beneficiando a los productores agrícolas extranjeros?

Una de las razones de los altos índices de pobreza en el Perú es justamente una relación de precios relativos agricultura/industria, campo/ciudad, totalmente desfavorables. A mayores precios agrícolas, mejores serán los ingresos de los miles de pequeños y medianos productores agrícolas, los cuáles a su vez, podrán acumular y tecnificarse mejor, así como generar un círculo virtuoso de mayor producción, demanda, gasto e inversión. La vinculación de los precios agrícolas internos a los nuevos precios internacionales podría originar la aparición de una gama de nuevos empresarios agroindustriales que podrían también aumentar la competencia en las cadenas de las diversas industrias alimentarias hoy día en manos de unas cuantas empresas. ¿Por qué por ejemplo, en el caso de la mayoría de empresas integradas verticalmente del gas, petróleo, energía se permite que los precios internacionales de los insumos prevalezcan o se tomen como referencia para la fijación de precios de los bienes elaborados? ¿Por qué eso no sucede cuando la estructura de mercado no es integrada verticalmente y dominada por grandes inversionistas? Si así sucediera, miles de pequeños agricultores y empresarios podrían comenzar a salir del circulo vicioso de pobreza, baja productividad y miseria en la que están actualmente envueltos. Hasta podrían aparecer sustitutos nacionales de estas importaciones extranjeras.

¿Porqué entonces ahora que el precio de ciertos productos agropecuarios empieza a subir, se trata de detener su alza?. Tres razones equivocadas pretenden justificar tamaño desatino. Primero que los consumidores no se pueden perjudicar ya que ellos son mas importantes que los productores. Segundo, que la inflación es más importante que la producción. Tercero que los pobres son los más afectados.

En un país como el Perú, donde el principal problema es la falta de trabajo y de generación de riqueza, las autoridades deben darse cuenta que de la producción, sale el ingreso y del ingreso se genera el consumo. Para que exista producción y se mejore la productividad es necesario tener buenos precios. Evitar el aumento de los precios agrícolas es enviar a los productores al ocaso y la miseria. La política económica general de este país debe orientarse a priorizar la producción interna, no a que los consumidores paguen menores precios.

La inflación debe enfrentarse con otros instrumentos. Si los precios de algunos productos agrícolas crecen no significa que todos los productos crecerán de precio. Puede ser que el mercado haga que paralelamente bajen los precios de otros bienes y servicios industriales o de que se reduzcan los márgenes tan elevados que existen en otros sectores. No se puede controlar la inflación, con control de precios. La inflación se gerencia macroeconómicamente con política monetaria y fiscal y los llamados precios básicos: tasa de interés, presión tributaria promedio, tipo de cambio, y otros.

Evitar que los precios agrícolas suban, beneficia a los consumidores pobres y ricos indistintamente, en contra de los productores y del fisco. Si se quiere ayudar a los pobres es preferible se les compense en forma directa en vez de hacer que el Estado cubra la diferencia entre el precio internacional y el interno con el dinero de los contribuyentes. Dejando que los precios internos suban y ayudando en forma directa a los más pobres, se contribuye al mejor desenvolvimiento de la economía y producción nacional.

Topy Top: ir por lana y terminar sindicalizado

miércoles, 8 de agosto de 2007

Escribe Armando Mendoza

No cabe duda de que lo laboral está de moda: las trabas al TLC, los tiras y aflojas sobre los “services”, la controversia alrededor del incremento del salario mínimo, etc., son temas laborales que están en el centro del debate, y es bueno que así sea, porque tras años de vivir bajo el mantra del “con el cholo barato nos convertiremos en Suiza”, poco a poco aparecen señales de que las cosas empiezan a cambiar, como evidencia el reciente caso de Topy Top.

La historia es bien conocida por lo repetida: Topy Top –empresa peruana muy exitosa, aquí y en el extranjero- entra en conflicto con sus trabajadores, que demandan mejoras laborales y han osado organizarse en un sindicato. Ante esto, la empresa despide a un centenar de los faltosos, quienes por supuesto acuden al Ministerio de Trabajo y al Poder Judicial reclamando sus derechos. Y por supuesto, el Ministerio y el Poder Judicial resultan más inútiles que paraguas de buzo: Topy Top siguen en sus trece y los trabajadores en la calle. Pero ese no es el fin de la historia.

Lo que sigue es muy interesante: los trabajadores recurren a la solidaridad internacional. Mediante la CGTP hacen conocer su caso a sus colegas de las federaciones textiles españolas, quienes contactan a las grandes empresas europeas –como GAP e INDITEX- que compran a Topy Top. Y, ¡ojo al chancho!, estas multinacionales cuadran a Topy Top, informándole que su política laboral es incompatible con los estándares de conducta que exigen a sus proveedores. En otras palabras: “arregla con tus trabajadores si quieres hacer negocios con nosotros”.

Gran sorpresa: Topy Top que tan intransigente e intocable parecía, vuela a reponer a los despedidos, acepta negociar el pliego de reclamos y …. ¡agarrénse!… reconoce oficialmente al sindicato, incluso proporcionándole un local al interior de la empresa.

La magia que hizo que Topy Top cediera se llama “globalización”. Lo sucedido marca un hito en las relaciones laborales en el Perú, porque demuestra que nuestro país no es una isla, y que la apertura a los mercados internacionales exige adecuarse a los requerimientos de estos mercados. Así es el fútbol: sí los empresarios peruanos pretenden hacer negocios con el primer mundo, no pueden seguir manteniendo estándares laborales del tercer mundo. Reconocer eso es lo que diferencia al verdadero empresario del “empresaurio”.

El verdadero empresario sabe que su empresa no sólo compite internacionalmente por precio y calidad de su producto, sino también con su imagen corporativa y su política de responsabilidad social. Pero esa política de responsabilidad social no es sólo salir en los periódicos de vez en cuando regalando juguetes, sino muchas cosas más: compromiso con los clientes, pagar impuestos cumplidamente, no contaminar, y –especialmente- ser un empleador responsable, pagando remuneraciones dignas, otorgando beneficios justos y reconociendo los derechos laborales, incluyendo la libre sindicalización.

Así, la minera que contamina, el agroindustrial que paga sueldos de hambre, la fábrica que desconoce al sindicato, en realidad están saboteando sus propios negocios, porque tarde o temprano sus abusos van a crearle demandas, boicots, trabas para entrar a los mercados. Si pues, globalización no es sólo TLC con EE.UU., hacer grandes negocios en los mercados europeos y llenarse de plata exportando. También significa responsabilidad y equidad con el trabajador. Ya es hora, entonces, de que asumamos una reforma integral del régimen laboral que adecue al Perú al siglo XXI, porque esa fantasía de convertirnos en una potencia exportadora en base al “cholo barato”, es una paparruchada sin pies ni cabeza que cierra mercados y pone en peligros los negocios, como Topy Top lo acaba de aprender.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio

martes, 7 de agosto de 2007



Aplicando una Lupa
Escriben Edgar Salgado y Omar Narrea

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A nadie le importa

(...)

ni a la Mitsubishi

ni a la Chevrolet

Juan Luis Guerra


La Declaración del Milenio, aprobada por los países pertenecientes a las Naciones Unidas en el 2000, estableció un conjunto de objetivos de desarrollo interconectados en una agenda global. Éstos fueron designados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y sintetizan las metas cuantitativas e indicadores que deben ser alcanzados para el año 2015, tomando como referencia 1990. Hay ocho ODM, que están asociados a 18 metas y 48 indicadores de tipo cuantitativo. Con ellos la Comunidad internacional refleja que los temas relacionados al desarrollo dejan de ser parte de un discurso gaseoso y se establecen como puntos concretos a resolver.

Objetivos de Desarrollo del Milenio

ODM 1:

Erradicar la pobreza extrema y el hambre.

ODM 2:

Lograr la educación primaria universal.

ODM 3:

Promover la igualdad de género y la autonomía
de la mujer.

ODM 4:

Reducir la mortalidad en la infancia.

ODM 5:

Mejorar la salud materna.

ODM 6:

Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras
enfermedades.

ODM 7:

Garantizar la sostenibilidad del medio
ambiente.

ODM 8:

Fomentar una asociación mundial para el
desarrollo.

A pesar de sus irreprochables buenas intenciones, ¿qué justifica la existencia de los ODM?, y en particular ¿Qué representan para nuestro país? Ciertamente, el hecho escapa a la retórica política para insertarse en el campo económico.

Una clase de microeconomía de los primeros ciclos pretenderá que el alumno entienda al mercado no como un ente autómata que resuelve solo sus problemas, sino uno que exhibe fallas y que justamente da pie a preguntarse el por qué de ello, y qué hacer[1]. La teoría económica presupone que el mercado puede funcionar perfectamente bajo ciertas condiciones que no necesariamente resultan verosímiles, pero que sí buscan aproximar la realidad. El comportamiento maximizador de los agentes constituye el eje sobre el que se desenvuelve la teoría económica moderna. Salvando las diferencias ideológicas, se puede aceptar esta premisa simplificadora con el objetivo de entender la justificación de los ODM.

Un inversionista, para intervenir en el mercado y tomar decisiones, considerará el costo de oportunidad del capital, la evolución de los precios de productos relacionados a lo que haga, la inflación, y todo tipo de expectativas acerca del mercado. Bajo la premisa del párrafo anterior, el comportamiento maximizador, por qué ha de interesarle que en Chuschi haya tal cantidad de pobres[2], o que las niñas de Cerro de Pasco tengan menos acceso a la educación primaria, o que en Huancavelica 108 de cada mil niños no pueda pasar más allá de su quinto cumpleaños.

Dejando de lado las conjeturas acerca de una naturaleza inmoral del empresario, de una falta de responsabilidad social, se puede argumentar que esto constituye una falla de mercado. Como sugiere la teoría más antigua, la maximización del bienestar de cada individuo llevará a la maximización del bienestar de la economía. Cómo entender, entonces, la no maximización de los habitantes de Chuschi, Cerro de Pasco y Huancavelica. Nada más que una falla de mercado. Estamos lejos del mundo donde todos maximizan, sin que ello signifique una necesidad de cambiar de manera radical el patrón económico imperante. Se trata, más bien, de corregir fallas de mercado.

De esta manera, en primera instancia, se puede entender la proclamación de los ODM como una acción que busca corregir las fallas que presenta el mercado. Si al inversionista le puede interesar poco lo que suceda en las ciudades mencionadas, el Estado es quien asume la tarea de reparar las fallas del mercado. Y no se trata de un punto de vista que proclame el intervensionismo a discreción, sino que va de la mano con la idea de que el mercado funciona, con sus fallas, y se requiere del Estado como ente regulador y corrector.

Situación Actual de los ODM

Establecido el punto de vista acerca de la naturaleza económica de los ODM, se puede hacer un examen sobre su estado actual, y lo que se busca para el 2015. Con ello podremos aplicar la lupa para el caso peruano. La tabla 2 muestra algunos ODM para el Perú y metas seleccionadas.

Tabla 2 Indicadores ODM para Peru

1991

Año Base (2003)

2015 (Meta)

ODM 1: People living on less than $1 (PPP) a day (% of population)

6.6

2.91

3.3

ODM 1: People living on less than $2 (PPP) a day (% of population)

26.1

18.53

13.0

ODM 1: Critical poverty (% of population)

54.5

54.48

27.3

ODM 1: Extreme poverty (% of population)

23.0

21.3

11.5

ODM 2: Primary completion rate (% of students who reached fifth degree at age twelve)

22.7

37.7

100

ODM 2: Primary completion rate (% of all students between 11 and 17 year who have reached fifth grade)

75.1

84.1 /1

100

ODM 3: Gender inequality: gross and net enrolment in primary education (boys to girls)

98.54

97.13

100

ODM 3: Gender inequality: gross and net enrolment in secondary education (boys to girls)

94.47

90.14

100

ODM 4: Under-five mortality rate (per 1,000 births)

81

47 /2

27

ODM 5: Maternal mortality (per 100,000 born children alive)

265

185/2

60

ODM 7a: Access to an improved water source (% of population)

63

69.7

88

ODM 7b: Access to improved sanitation facilities (% of population)

54

57.6

78

/1 2002




/2 2000




Sources: ENAHO 2003-IV, ENAHO 2002-IV, ENNIV 1991, ENDES 2000.

Como se puede apreciar, la meta de nivel de pobreza por debajo de la línea de $1 diario, prácticamente ha sido alcanzada. Sin embargo, no pasa lo mismo con los otros indicadores de incidencia de pobreza y el resto de los ODM cuantificables. Lo que deja un amplio campo de acción para el Estado en su función de corregir las fallas del mercado. Probablemente, dadas las tendencias actuales, la meta de reducir a la mitad el porcentaje de pobres extremos sea obtenible, aunque no en todas las regiones y demás ODM (ver tabla 3), evidenciando la necesidad de implementar políticas específicas para hacer frente a los ODM.

Tabla 3. Diferencia de Objetivos

ODM seleccionados





Indicador

2002

2015*

Meta para
2015

Déficit
proyectado

Muertes antes de
los 5 años

10.5

8.6

4.2

4.4

Población sin acceso
a agua potable

1,036.6

525.2

315.3

209.9

Población viviendo por debajo de la línea de $1 diario

1,072.0

826.7

446.8

379.9

Niños no matriculados en la
escuela

109.9

45.7

0.0

46.7

Fuente: PNUD, en Economist (2005b)




* Tendencia actual





Dado que los ODM están dentro de la esfera económica, puede pensarse que lo que se necesita es conseguir tasas de crecimiento espectaculares y problema resuelto. Nada más alejado de la misión de un economista. Si existen tales niveles de pobreza o de mortalidad infantil, ello significa que existe también un problema dentro de la estructura de la economía que permite tales resultados. Si se confía únicamente en el crecimiento del PBI, como medio de obtención de los ODM puede que los resultados no lleguen al sitial esperado, pues, de alguna manera se crece más, pero los problemas estructurales persisten, ocasionando que dicha variación de producto no se materialice.

Sobre esto último, los ejercicios de investigación (Beltrán et. al., 2004a, 2005) han sido coherentes. Sobre la base de 12 indicadores analizados, el mantenerse con una tasa de crecimiento de 3% hasta el año 2015 significaría alcanzar la meta para sólo 2 indicadores: reducir la desigualdad entre niños y niñas que cursan algún grado de primaria o secundaria. Si se considera un escenario más optimista, pasar a una tasa de crecimiento de 5%, el aporte marginal es de solo una meta más alcanzada: tasa de conclusión neta primaria. Si a este escenario se le suma la aplicación de una política de redistribución de los ingresos se logra alcanzar una meta más: reducción de la incidencia de la pobreza. Solamente con la aplicación de políticas sociales específicas se alcanzan los valores esperados para las 12 metas.

Examinando más a fondo el tema de la pobreza extrema, eventualmente, un crecimiento de 5% permite obtener la meta de reducir la incidencia de pobreza extrema. La tabla 4 muestra los principales resultados de la simulación.

Tabla 4. Simulaciones 2002-2015, línea de pobreza extrema nacional, meta de incidencia al 2015: 11.5%


Resultados al 2015

Tasas de crecimiento global anual

3%

5%

7%

Sin redistribución

Incidencia de Pobreza (%)

18.0

10.9

5.9

Brecha de Pobreza (%)

5.23

2.82

1.37

Con redistribución

Aumento / Disminución del coeficiente de Gini necesario hasta el 2015 (%)

-8.3

1.0

8.0

Coeficiente de Gini

0.43

0.47

0.50

Brecha de Pobreza (%)

2.2

3.2

4.3

Participación del gasto del quintil inferior (%)

6.00

4.58

3.51

Fuente: Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2002, Instituto Nacional de Estadística e informática

Elaboración: CIUP

Una tasa de crecimiento espectacular de 7% reduce la incidencia de pobreza extrema en su versión monetaria, a 5.9% de la población. Sin embargo, el coeficiente de Ghini asociado a esa tasa de crecimiento crece 8%, (de 0.46 a 0.50), inclusive reduciendo la participación del quintil inferior en el consumo total a 3.51%. Como se mencionó líneas arriba, el solo crecimiento económico no puede ser coherente con lo que buscan los ODM.

Resultados similares se pueden encontrar en el trabajo de Lofgren, H. y Diaz-Bonilla, C. (2005). Ellos utilizan un modelo de equilibrio general computable para evaluar el impacto de políticas orientadas a los ODM versus crecimiento económico como única herramienta, en Etiopía.



Fig. 1: ODM 1: Porcentaje de la población viviendo

con $1 (PPP) por día o menos (%)


Fig. 2: ODM 2: Tasa de conclusión neta

en educación primaria (%)




En las figuras se muestra la evolución de dos indicadores seleccionados bajo tres escenarios: base, base con inversión en infraestructura y base con políticas orientadas a los ODM. Como se aprecia, y de manera similar al trabajo peruano, la reducción de la pobreza viene casi ligada al solo crecimiento económico, mientras que para otros indicadores es necesaria la intervención con políticas públicas. La figura 2 señala que es bastante significativa la evolución a favor de la educación bajo un escenario de políticas sociales orientadas a ese ODM en contraposición al hecho de mantenerse en el escenario base o mantenerse en el escenario base con inversión en infraestructura.

Lo que se puede concluir hasta este punto es que si bien el crecimiento económico ayuda, en sí mismo, no es la cura para todo. Esta conclusión adelantada es importante para entender la orientación que deben tener las políticas sociales dentro de un esquema de desarrollo.

Volviendo al caso peruano, el informe preparado por Casas y Yamada (2005) sugiere que si bien la pobreza extrema se redujo para los deciles más bajos de gasto, los indicadores de educación muestran un deterioro para el periodo 2001-2004: la tasa bruta de asistencia escolar de niños y niñas entre 13 y 16 años se ha mantenido inalterada en términos del 85%, pero se ha reducido significativamente en las familias en pobreza extrema (de 79.7% a 75.2%). Ciertamente, un diseñador de política puede reducir la pobreza simplemente otorgando transferencias a lo pobres más cercanos a la línea de pobreza y reducir el ratio para felicidad de los analistas poco acuciosos, mientras que los indicadores de educación no evolucionan satisfactoriamente. Cualquier modelo de crecimiento endógeno apreciaría más la evolución del capital humano antes que el rol de un gobierno ineficientemente gastador.

De ello se desprende una importante característica en la concepción de los ODM: se trata de un análisis integral que se refuerza endógenamente y no permite, en teoría, descuidar las bases de un crecimiento sostenido. En otras palabras, los ODM encierran una concepción amplia del desarrollo, pues es técnicamente imposible el avance hacia del cumplimiento de cada ODM sin ir de la mano de los otros.

¿Qué tan bien funciona el análisis ODM?

Los modelos que conciben los ODM parecen captar el hecho de que no sólo el crecimiento económico es suficiente para llegar a las metas, sugieren una combinación de políticas sectoriales y reducción de la desigualdad que permitan el propósito. Sin embargo, existen cuestiones que pueden suscitar controversia.

En primer lugar, la medición de los indicadores está muy ligada a los métodos objetivos, específicamente, los monetarios en términos absolutos. Ello podría devenir en que gran parte de los países pobres logren superar las líneas de pobreza, pero mantenerse bastante alejados en relación al bienestar de los países desarrollados. Esto es claro para el caso del ODM de pobreza.

Lo último señalado nos permite poner sobre el tapete el tema de la “utilización política” del cumplimiento de los indicadores. Como se sabe existen algunas metas más próximas a alcanzarse en un gobierno lo cual lo podría impulsar a centralizar todas sus fuerzas en pro de ello; al aplicar la lupa de los ODM, podríamos catalogar tal conducta como una abierta falta de compromiso no sólo por su oportunismo sino porque negligentemente causan distorsiones sobre las demás políticas sociales al restarle recursos.

Adicionalmente, restringir el cumplimiento de los ODM al cumplimiento “cuantitativo” de las metas podría generar efectos perversos sobre el devenir de las políticas sociales. Como se sabe, en la década pasada se han destinado anualmente aproximadamente US$2,000 millones para combatir la pobreza(Vásquez, Aramburu, Figueroa, Parodi, 2004) y los resultados han dejado mucho que desear. El consenso al que ha llegado la comunidad internacional sobre los ODM puede facilitar su financiamiento; no obstante, si no se revierte la ineficiencia de los programas sociales, se corre el riesgo de malgastar los recursos con el incumplimiento de los indicadores plateados, o con su cumplimiento “artificial” por medio de políticas específicas para sumar los números exigidos por los indicadores.

En segundo lugar, el análisis de política sectorial se percibe como incremento en el gasto de gobierno en forma de programa social, de manera que impacte en el ODM. Es decir, no establece un estudio acerca de la eficiencia de los actuales programas sociales y el efecto de su posible evolución sobre la consecución de las metas. Esto último se entiende de la siguiente manera: se estima una elasticidad del gasto social sobre la tasa de matricula de los niños entre 13 y 16 años. Esta elasticidad recoge las características del actual programa social del país, sus ineficiencias y su falta de incentivos. Con ésta elasticidad se simula la política de gasto que debe seguir el país en un periodo de años, sin considerar la inclusión de nuevos programas que mejoren dicha elasticidad. Si por ejemplo, a la mitad del periodo de simulación el gobierno decide implementar un nuevo programa educativo que hace más eficiente el gasto, es evidente que el gasto requerido va a ser menor dada esta mejor eficiencia.

No obstante, lejos de crear obstáculos, éstos detalles enriquecen el análisis que se debe hacer al respecto. Ampliar más allá de la dimensión monetaria el estudio parece ser una tarea pendiente.

Como bien señalan Beltrán et. al. (2005) este tipo de análisis constituyen una nueva forma examinar el hecho, aunque con sus limitaciones, de una manera integral. Ello no deja de proporcionar una poderosa herramienta a los diseñadores de política. Referente a la agenda de investigación, una obvia limitación al análisis es la disponibilidad de información referida a los programas sectoriales que se necesitan para su posterior implementación. Las variables de política utilizadas en el análisis provienen de estimaciones de las intervenciones hechas a partir de encuestas de hogares. Se necesita evaluar las diferentes opciones de programas que tienen a la mano los diseñadores de política, su distinta eficiencia, así como la intensidad sobre un mismo indicador ODM.

A Manera de conclusión

Cabe entender la concepción ODM desde una perspectiva económica. Existen fallas de mercado que deben ser solucionadas para dar paso a un eficiente funcionamiento del mismo.

Si bien el tema se desarrolla en la esfera económica, no puede esperarse que el solo objetivo de crecimiento económico solucione el problema del bienestar. Se debe entender el bienestar como desarrollo, evolución, más que crecimiento.

Distintos trabajos reconocen la necesidad de conjugar políticas sectoriales y mejorar la distribución de los ingresos de cara al cumplimiento de los ODM, resaltando de este modo una perspectiva integral del problema en lugar de limitar la tarea a la reducción de unas pocas cifras.

Los ODM encierran una concepto amplío del desarrollo. Es improbable que las metas sean alcanzadas unas tras otras, su naturaleza interconectada hace que los avances se den de forma paralela. En ese sentido, los resultados deseados serían el reflejo natural de la correcta fusión de las políticas económicas con las sociales.

Como iniciativa, los ODM constituyen una primera aproximación al problema del bienestar aún con sus limitaciones. Se pretende mejorar el análisis más allá de su dimensión monetaria.


Bibliografía

Beltrán, A. Castro, J. Vásquez, E. y Yamada, G. (2004a) “Armando un rompecabezas pro-pobre para el Perú del 2015” Mimeo.

Beltrán, A. Castro, J. Vásquez, E. y Yamada, G. (2004b) “Objetivos de Desarrollo del Milenio en el Perú: Alcanzando las Metas” PNUD

Beltrán, A. Castro, J. Vásquez, E. y Yamada, G. (2005) “A Systemic Assessment of MDG Achievement: The Case of Guatemala” CIUP. Mimeo.

Casas, C. y Yamada, G. (2005) “Medición de impacto en el nivel de vida de la población del desempeño macroeconómico para el período 2001-2004” Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.

Economist (2004) “Ends without means” Finance & Economics. 9 de Setiembre de 2004, de la edición impresa.

Economist (2005a) “Whatever it takes” Global Agenda. 18 de Enero de 2005, de la edición impresa.

Economist (2005b) “Aspiration and obligations” Finance & Economics. 8 de Setiembre de 2005, de la edición impresa.

Economist (2005c) “New thinking about an old problem” Latin America. 15 de Setiembre de 2005, de la edición impresa.

Economist (2005d) “Not always with us” Opinion. 15 de Setiembre de 2005, de la edición impresa.

Lofgren, H. y Diaz-Bonilla, C. (2005) “An Ethiopian Strategy for Achieving the Millennium Development Goals: Simulatios with the MAMS model” DECGP, Banco Mundial. Mimeo.

PNUD (2004). “Hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: Un compromiso para acabar con la pobreza, la desigualdad y la exclusión” ONU – Perú

Vasquez, E; Aramburu, C; Figueroa C y Parodi, C(2004).Gerencia Social; Univ. del

Pacífico-IDRC, Lima 2000.



[1] Evidentemente, de lo contrario la ciencia económica sería próxima a la astronomía, en que un grupo de científicos se limitaría a examinar de manera exhaustiva el comportamiento maximizador de los individuos (el movimiento de las estrellas), sin ninguna posibilidad de aplicación e intervención en ese orden.

[2] Quizá si le interesa como mercado potencial, pero desviando simplemente su orientación, puede encontrar un mercado que le permita maximizar. Se beneficia, claro, pero Chuschi sigue siendo pobre.

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