Pobreza y Voto Humalista
Escribe Jurgen Schuldt
“El ex comandante Humala ha ganado en 15 departamentos del sur andino y la selva, las zonas más deprimidas y pobres de Perú, aunque también las menos pobladas”.
El País, Madrid, junio 5, 2006
Parece mentira: apenas han pasado dieciocho meses del ‘trauma Humala’ que sufrió gran parte de la sociedad ‘moderna’ del Perú y la tranquilidad ha vuelto a sus almas. Entonces, cuando casi gana las elecciones, los líderes políticos y empresariales nacionales dijeron que esta vez ‘sí que sí’ afrontarían los problemas de fondo del fondo del Perú, porque ese fenómeno les abrió los ojos a la tremenda pobreza que existía (desde siempre, claro) en el país. Resulta que había otros peruanos en el país, toda una gran mayoría, que no participaba de la bonanza macroeconómica. Por lo que inmediatamente pusieron manos a la obra para afrontar una nueva preocupación, junto a la del ‘grado de inversión’: descubrieron que la miseria de la gran mayoría de la población era enorme, que tenía voz quien cargaba con ella y que además votaba insolentemente en contra del orden establecido. Hoy en día parece que todos esos asustados, cuyos dineros emigraron masivamente a islas tropicales en esos días, después de visitar al psiquiatra o los bares de la vecindad, ya se han recuperado, por lo que han vuelto a la normalidad de sus ancestrales costumbres y andanadas.
Jamás se repetiría ese traumático proceso se decían todos, desde el gran empresariado, pasando por las inseguras capas medias emergentes, hasta los políticos de siempre. Para lo que se inventaron los más pintorescos programas y políticas sociales, conferencias y seminarios sobre inclusión económica, discursos sagaces y óbolos voluntarios, fijando incluso metas precisas para reducir la pobreza radicalmente hacia el crítico 2011. Evidentemente los resultados tardarán en llegar, así lo repiten una y otra vez, como saben bien los tantos millones de compatriotas que esperan ese milagro hace 30 años. “Es que no me tienen paciencia”, como han venido diciendo los presidentes, parafraseando al célebre Chavo del 8.
Este será, por tanto, un feliz fin de año. No solo la economía ha crecido más del 8%, manteniendo la inflación baja (por lo menos la de Lima Metropolitana), logrando acumular un enorme colchón de reservas internacionales adicionales (¡más de US$ 10.000 millones!) y habiendo conseguido la aprobación del TLC por el único gran vecino y amigo que tenemos en el norte. El triunfalismo brota por todo lado, a pesar de la turbulencia financiera internacional y el descontento social que brota por doquier como consecuencia de la silenciosa frustración de gran parte de la población que no participa de la bonanza macroeconómica. Paralelamente venimos palpando nuevamente la prepotencia pre-1968: los clones de los latifundistas rentistas y de los gamonales de la ‘República Oligárquica’ han regresado, si bien sus ‘argumentos’ son más modernos y sofisticados que antaño, lo que ahora -malamente- se ha dado en denominar el ‘efecto Chlimper’1.
Pero no nos ocuparemos de esos detalles desagradables aquí, sino que miraremos atrás para tratar de auscultar el futuro observando algunas variables que pudieron haber llevado al trauma o melodrama: ¿cómo pudo surgir Humala (por no hablar de SL) en un país de gentes tan pacíficas y amables, excepto cuando están al timón (en ambos sentidos de la palabra)?
El sentido común nos dice –y así lo repiten analistas, políticos y científicos- que la avalancha de votos a favor de Ollanta Humala (Unión por el Perú/UPP y Partido Nacionalista del Perú/PNP), en la pasada contienda por la presidencia del Perú, se debió básicamente al voto de las regiones, provincias y distritos con mayor pobreza y, sobre todo, de los de pobreza extrema. Con lo que tienen mucha razón, pero también podría ser que en algunos casos no haya evidencia alguna que sustente esa hipótesis, como veremos.
A efectos de ofrecerle una visión panorámica del espectro político-geográfico, en el Gráfico I encontrará usted el porcentaje de votos válidos que obtuvo Humala en las dos elecciones (Fuente: www.onpe.gob.pe/elecciones2006/elec2006-MOD.php). En la primera vuelta, a nivel nacional, ocupó el primer lugar con 25,7% de los votos válidos, ganando en 20 de los 25 departamentos, mientras que en la segunda perdió frente a García con 47,4% de los votos (nótese las flechas horizontales en el gráfico), si bien triunfó sobre su contrincante en 16 departamentos (64%). Como se puede observar, aunque logró captar muchos votos de otras tiendas políticas o de independientes en la segunda contienda, finalmente perdió por la migración de los votos de Unidad Nacional (que ocupó el tercer lugar en la primera vuelta) hacia el APRA, partido que –por agradecimiento u ósmosis, entre otras razones- aplicó el programa de gobierno de UN, aunque bastante mejor aderezado mediáticamente.
Gráfico I: Votos válidos obtenidos por Humala en la primera y la segunda vueltas (%), 2006
Hemos explorado la relación que existe entre la pobreza (total y extrema) y los votos obtenidos por Humala en la primera y la segunda vueltas electorales, realizadas el 9 de abril y el 4 de junio del año pasado, respectivamente. Se podrá apreciar que el análisis es muy agregado, en la medida en que las unidades de estudio escogidas son los 25 departamentos del país (y sabemos que los promedios son engañosos en muestras tan grandes y heterogéneas), ya que los datos para provincias y distritos no son muy confiables para la variable de pobreza.
Hicimos cuatro ejercicios para establecer la correlación existente entre la pobreza y la pobreza extrema, respectivamente, con los votos obtenidos por Humala en cada una de las dos vueltas. Sin embargo, aquí solo presentaremos uno de los resultados para no atosigar al lector con gráficos y ecuaciones, porque todos esos casos confirman la hipótesis planteada. Nos concentraremos, por tanto, en la relación del voto por Humala cuando enfrentó a García en la segunda vuelta y su relación con la pobreza en general.
De ahí se obtiene el Gráfico II que sigue. En él se presenta el porcentaje promedio de votos que favoreció a Humala (representado en el eje de la y) y el porcentaje de pobreza (eje x) para cada departamento en el año 2006, respectivamente. Además, hemos añadido, a manera de falso cuadrante, el promedio simple de votos obtenidos a nivel nacional en esa segunda vuelta (línea divisoria horizontal: 55,2%2) y el promedio simple de la pobreza del país (línea vertical: 49,3%). Esto nos ayudará visualmente para establecer las regiones que escapan a la norma (puntos que se encuentran en los Cuadrantes II y IV) y aquellas que la confirman (I y III).
Gráfico II:Pobreza Total y Votos Por Humala-Segunda Vuelta
De la observación del cuadrante completo obtenemos los siguientes resultados:
La recta que cruza el vértice del cuadrante artificial, tiene una pendiente positiva (lo que confirmaría la hipótesis) y nos dice que por cada punto porcentual de aumento de la pobreza, Humala obtendría aproximadamente un tercio de punto porcentual más de votos (Ecuación: y = 38.145 + 0.3456x; R2 = 0.2757, que ciertamente es muy bajo).
Para 17 de los 25 departamentos se confirmaría la hipótesis (y que representan el 77% de la población total del país, según el Censo del 2005), a saber:
B1. Aquellos que votaron por Humala porque los niveles de pobreza extrema son muy elevados (superiores al promedio nacional): Apurimac, Ayacucho, Huancavelica, Cusco, Puno, Junín, Amazonas, San Martín y Huánuco (Cuadrante I); y
B2. Los ciudadanos de ocho departamentos en que la pobreza es baja y que consistentemente no votaron por Humala: Lima, Callao, Ancash, Lambayeque, La Libertad, Tumbes, Ica y Moquegua (Cuadrante III).
En cambio, falsean nuestra hipótesis los resultados obtenidos para ocho departamentos, que son los que:
C1. No votaron por Humala, a pesar de que los niveles de extrema pobreza son elevados, a saber (cuadrante IV artificial): Piura, Ucayali, Loreto, Pasco y Cajamarca; y
C2. Votaron por Humala, si bien la pobreza en esos departamentos es inferior al promedio nacional: Arequipa, Tacna y Madre de Dios (cuadrante II).
Los casos interesantes, que escapan a nuestra hipótesis, pueden explicarse por tratarse de departamentos absolutamente marginados (de la selva) y/o, sobre todo, porque tienen elevadas proporciones de migración de departamentos más pobres (como en el caso de Arequipa, Tacna y Madre de Dios). En cambio, Piura, Cajamarca y Pasco escapan a hipótesis simplistas como la aquí esbozada.
Como es evidente, intentar entender el voto que favoreció a Humala en base a una sola variable -por lo demás, estática- es muy simplista, por lo que habría que introducir muchas más. Entre ellas, en alguna entrega posterior, habría que tomar en cuenta variables económicas en el tiempo (evolución de los ingresos y los gastos de las familias, según la Encuesta Nacional de Hogares, ENAHO; las tasas de empleo, subempleo y desempleo del Ministerio de Trabajo; la inflación según el INEI, etc.), la migración, el costo de vida, los niveles de frustración económica subjetiva de las familias (que pueden obtenerse a partir de las encuestas de Ipsos-Apoyo), el liderazgo de los contendientes, la influencia regional de partidos políticos bien asentados en cada región, la composición étnica del electorado, su grado de integración al mercado nacional, etc.
Post-scriptum: Hoy día, coincidentemente, Armando Mendoza trata un tema íntimamente relacionado con el nuestro, en su texto: “Pobreza regional: mucho de qué preocuparnos” (www.larepublica.com.pe/content/blogcategory/144/645/). Muestra, incluso, a partir de datos de la ENAHO, que la pobreza aumentó (sic) en seis departamentos entre el año 2004 y el 2006: Apurimac, Ayacucho, Huancavelica, Pasco, San Martín y Junín. Y que son precisamente, con la sola excepción de Pasco, los que vertieron su voto mayoritariamente por Humala.
1 Valga la siguiente aclaración para nuestros lectores españoles sobre este sorprendente fenómeno. Resulta que un empresario agroindustrial –uno de los más pulcros, creativos, dinámicos y modernos del país- se presentó en un programa de TV (la Hora N) el 28 de noviembre pasado y, luego de perder unas lágrimas (lo que es literal, aunque reconozco que mi televisor es de 15’’ y mi vista no es muy buena) porque los estibadores del principal puerto del país (Callao) le estaban impidiendo el envío de su mercadería (¡10 contenedores no son una bicoca!) y las de otros exportadores, por una absurda huelga en demanda de aumentos salariales. Pues resulta que el mencionado señor (que, además, es miembro del directorio del Banco Central), una vez que se tranquilizó, comenzó a exasperarse, sacó pecho y disparó estos deliciosos cañonazos: "Yo, (...) como ciudadano, como Pepe Chlimper, me pongo a disposición de él (J.S.: se refiere al Premier) para ir con mi arma, autorizada por la Dicscamec, mañana (hoy) a las 6:00 p.m. a tomar el puerto del Callao. Porque si la Marina no puede, yo puedo. No puede ser que perdamos el trabajo de un año porque 700 malnacidos se apoderan del puerto". A lo que añadió que si el primer ministro no llega a resolver el problema, “que sepa que existe un grupo de empresarios que queremos estar como carne de cañón, primeros en la línea de fuego” (El Comercio, noviembre 29, 2007; las cursivas son nuestras: www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-11-29/chlimper_amenazo_reabrir_puert.html). Aunque después se disculpó caballerosamente (www.elcomercio.com.pe/ediciononline/HTML/2007-11-30/jose_chlimper_pide_disculpas_a.html) y también dicen que fue aplaudido a rabiar -¿se imagina usted por qué?- en la reciente ‘Conferencia Anual de Ejecutivos’ (CADE). En relación a este tema, véase el texto de Alberto Adrianzén, publicado el sábado pasado en La República: “Los nuevos perros del hortelano“ (www.larepublica.com.pe/content/view/192673/481/). Hasta ahora no salgo de mi asombro por las declaraciones de este empresario (ex ministro de Fujimori, dicho sea de paso), dado que los líderes gremiales generalmente solo se expresan de esta manera en pequeños círculos empresariales de mucha confianza y buenos tragos y habanos en manos, pero que no es elegante declararlo en público y que efectivamente nunca –que yo sepa- se le había chispoteado (otra bella mexicanada del Chavo del 8) a un solo líder nacional en alguna oportunidad. Tampoco acostumbran usar armas contra ‘malnacidos’, para eso uno que otro contrata –de vez en cuando- a los (¡otros malnacidos!) que realizan ese tipo de trabajo a muy bajo costo (ahora también hay empresas formales que realizan este tipo de encargos muy formalmente).
2 Nótese que, como se trata de un promedio simple, obtuvo la mayoría absoluta. El porcentaje efectivo que obtuvo a nivel nacional fue de 47,2% de los votos válidos.
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