Cuando Nos Cruzamos de Brazos

martes, 19 de octubre de 2010

Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

Son muchos los que creen que la mejor política económica para el Perú es dejar que el mercado resuelva todos los desajustes a nivel micro y macro. Aquí confluyen los economistas neoliberales y sus clientes políticos asociados al statu quo, que creen en conceptos tales como la tasa “natural” de desempleo. Todavía no entienden la dinámica económica y lo que ocurrió en los años treinta del siglo pasado y hace un par de años. Hay vertientes menos radicales que justifican alguna intervención estatal con las herramientas exclusivas, de los países avanzados, de la política monetaria y fiscal. Se olvidan que dejar operar libremente al mercado, o intervenir excepcionalmente, también nos puede conducir a crisis.

Hay que analizar cómo operaría la economía “naturalmente”. La inversión en los sectores primarios es el motor de crecimiento. Qué bueno que se reciba, pero es claramente intensiva en capital y poco empleadora. En Yanacocha se invirtieron US$ 3,000 millones y se generan menos de 3,000 empleos. En Las Bambas la inversión anunciada es de US$ 4,200 millones y se generarían 1,350 empleos permanentes. Hay problemas con las articulaciones productivas de estos sectores con el resto. Con esta dinámica no se podrían generar entre 250,000 y 280,000 empleos de calidad que se requieren anualmente. La contratación con base a las micro empresas tiene límites.

Asimismo, el funcionamiento “eficiente” del mercado externo está incubando la denominada “enfermedad holandesa” que afectaría, por la apreciación del sol a los otros sectores de exportación no tradicional y a la manufactura. El portafolio tradicional del Banco Central es insuficiente para enfrentarla. También lo es para promover una reducción drástica de las tasas de interés activas reales, elemento clave que afecta nuestra competitividad. En otros temas, ¿se puede mantener la política actual de no ajustar la remuneración mínima vital, omitiendo las mejoras en la productividad?. ¿Cuáles serían los efectos de preservar el nivel de gasto público y la presión tributaria actual?

Mantener sin ajuste alguno el actual modelo económico es cruzarse de brazos. Ese camino no es recomendable para el país, por razones económicas y sociales. Es poco probable que transitemos hacia una crisis cambiaria, una crisis fiscal o de balanza de pagos convencionales. Sin embargo, la desaceleración o implosión interna es igualmente peligrosa. Si a esta se agrega más desigualdad, pocos empleos de calidad y mayor heterogeneidad, estamos preparando un coctel inadecuado socialmente hablando (En: La Primera, 15/10/2010, p.10).

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