Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica
El reciente resultado electoral en la Provincia de Lima proporciona esperanza entre quienes pensamos que el modelo económico debe ser ajustado. Los analistas van a discutir si la victoria moral (aún no legal) debe ser atribuida a la cercanía con la gente, trayectoria y carisma de la ganadora. Se resaltará también la mejor calidad del equipo técnico y de sus propuestas. Otros atribuirán la victoria a los errores del adversario. Sin embargo, muchos eludirán que tras esta contienda municipal las diferencias de visión (ideológicas) respecto de la situación actual y las necesidades del país eran transparentes. La perdedora principal y su aliado, el gobierno central, sostenían que el modelo económico actual no debía ser sujeto a cambio alguno.
Los grupos de poder y sus voceros creen erróneamente que existe inconformidad por los grupos minoritarios que azuzan a la población. Es cierto que el PBI está creciendo a tasas elevadas, pero esto no significa que la gente esté contenta con su situación y desee que todo siga igual. También son pocos los que propugnarían por el abandono del modelo económico, ya que es mejor recibir inversión y crecer que no hacerlo. Quizás el camino está al medio, procurando el desarrollo sostenible e incluyente, reduciendo las crecientes diferencias entre nosotros.
Mientras el PBI acumulado creció al 8.3% anual, el empleo en Lima Metropolitana lo hizo hasta agosto al 5.9% anual (INEI). A junio había crecido al 5%, pero en la micro (en gran medida por autoempleo) y pequeña empresa. Las medianas y grandes, que ocupan a más de 51 trabajadores, sólo contrataron a 1,200 trabajadores más en el año que terminó en agosto, mientras que entre junio de 2009/2010 despidieron a 34,200 trabajadores. Asimismo, ¿quién puede estar contento con un ingreso promedio mensual de S/. 1,085.2?, superior en 1.1% al del año pasado, pero menor en -1.2% real. Mientras tanto, las utilidades reales de las empresas crecieron 20.4% anual a junio de 2010 (CONASEV).
Sólo los temas de la mejor distribución de los excedentes del sector primario, manejo de recursos energéticos - mineros escasos y de las remuneraciones implican alguna confrontación con los grupos de poder. En otros, como la mejora de las articulaciones productivas, inversión en ciencia y tecnología, diversificación productiva, reducción de costos financieros, apoyo a emprendedores, institucionalizar la política monetaria y fiscal anticíclica, política de empleo, más competencia e inversión pública, entre otras, las resistencias deberían ser menores (En: La Primera, 11/10/2010, p.10).
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