Crisis, proteccionismo y Globalización

miércoles, 18 de marzo de 2009


Juergen Schuldt

Parafraseando a un colega*, puede afirmarse que las tres vacas sagradas que habíanse constituido en la religión fundamentalista de mercado del último cuarto siglo han sido recientemente sacrificadas sin contemplaciones, a saber: los presupuestos públicos equilibrados, la propiedad privada irrestricta y el comercio libre. Cada una ha sido llevada a los camales por los chamanes de la economía para curar la recesión global: los déficit fiscales pantagruélicos para sanear los presupuestos bancarios y personales están a la orden del día; la desconfianza en la autorregulación y los ‘mercados eficientes’ han resucitado las iniciativas para que el gobierno intervenga y nacionalice bancos y le salve la vida a las empresas productivas ineficientes (comenzando con los gigantes del sector automotriz); y, como veremos a continuación, el castillo de naipes de los libres mercados internacionales se irá derrumbando paulatinamente para ser sustituido por tendencias crecientemente proteccionistas.

En efecto, al ritmo que avanza la turbulencia global, lo hacen también las tendencias ‘mercantilistas’ a escala mundial. Este proceso contracíclico podría llamar la atención porque procede con más fuerza precisamente de aquellas economías ‘desarrollados’ que hasta hace poco eran las campeonas del liberalismo y la globalización. Lo que no debe sorprender, sin embargo, ya que la experiencia histórica nos recuerda que los países más adelantados y poderosos del mundo siempre han adoptado esas políticas en condiciones de crisis, para lo que basta recordar la tristemente célebre ley tarifaria
Smoot-Hawley impuesta por EEUU en 1930, incrementando sideralmente los aranceles de unos 20.000 productos extranjeros que competían con los estadounidenses… en la ingenua expectativa de resolver exitosamente las consecuencias de la Gran Depresión. Por lo demás, desde una perspectiva histórica más amplia, su ‘despegue al desarrollo’ se sustentó precisamente en la protección de sus industrias nacionales infantes hasta que alcanzaron su madurez, momento a partir del cual se abrieron al mundo y le exigían al resto de países que liberalicen y abran sus economías sin condiciones. Los casos paradigmáticos a este respecto fueron Gran Bretaña en el siglo XVIII, EEUU y Alemania en el XIX y Japón, Taiwán y Corea en el XX.

Hoy en día esos mismos países utilizan esos mismos mecanismos y otros más sofisticados para paliar el efecto de la crisis global sobre el empleo, las ganancias y el crecimiento económico doméstico. Siguen convencidos que pasarse un cuy peuano por el cuerpo les resuelve todos sus problemas. Es así como en los últimos meses han surgido hasta
seis formas de proteccionismo cuasi-aislacionistas. El primero y más tradicional es el propiamente comercial, que establece barreras al intercambio internacional. Son bien conocidos los instrumentos que utilizan para ello: aranceles comunes, tarifas específicas, cuotas y licencias de importación, parapetos muy discrecionales de tipo para-arancelario, devaluaciones exageradas y hasta a la prohibición de ciertos tipos de bienes, entre otras modalidades que amenazan desatar retaliaciones.

Un segundo tipo de proteccionismo es el que está ligado directamente a lo
productivo, ese que trata de beneficiar a los empresarios nacionales frente a la competencia externa o a las empresas extranjeras radicadas en su país. El paquete clásico está compuesto por subsidios, créditos preferenciales, exoneraciones tributarias, amparo de empresas 'estratégicas' inviables, compras públicas preferentes a empresas domésticas, estímulos para la expansión de las exportaciones, etc. No tan clásicos son el ‘Compre Nacional’ y las nacionalizaciones y salvatajes a empresas privadas financieras e industriales.

Ligado a ello se detecta crecientemente el proteccionismo del mercado de
activos, impidiendo -en su territorio- la compra de empresas por parte de extranjeros y limitando la inversión extranjera directa en sectores ‘estratégicos’. A lo que se añade el creciente proteccionismo tecnológico, dirigido cada vez más a defender y extender la duración de las patentes, así como la lucha tenaz contra la piratería.

El proteccionismo
laboral, es otra modalidad evidente, en la medida en que se viene prohibiendo la inmigración o restringiendo los visados, a la vez que se radicaliza el control fronterizo y se expulsa a los inmigrantes ilegales, quienes tanto les sirvieron en la fase de auge.

Más grave aún es el proteccionismo
financiero, que consiste en el recorte de flujos de capital a los países emergentes, en la venta de activos de empresas subsidiarias de grandes bancos, en el recorte de créditos bancarios a largo plazo, en la repatriación de capitales a las casas matrices, en el control de capitales (para evitar su salida de los países centrales), en la discriminación de la banca extranjera vis a vis la nacional, en el sesgo del flujo crediticio hacia sectores domésticos ‘en riesgo’ o ‘imprescindibles’ y similares. Y no hablemos de los paraísos fiscales.

Finalmente, no debe escapársenos el proteccionismo militar, parapeto de las medidas anteriores. Es el caso de EEUU que ha incrementado, año a año, sus gastos corrientes y de inversión en ‘defensa’, habiendo pasado paulatinamente y sin pausa del 21,5% del gasto público en 2000 al 26% en 2008. El presupuesto de Obama le ha asignado US$ 728.000 millones del presupuesto, que asciende a US$ 3,6 billones (trillones en inglés), con lo que el déficit asciende a US$ 1,2 billones.


Respecto a todo lo anterior y disculpando la digresión, habrá que llamarle severamente la atención a la
Real Academia de la Lengua Española (22ava edición) por estar tan desactualizada en su definición del Proteccionismo, el que es descrito como la “Política económica que dificulta la entrada en un país de productos extranjeros que hacen competencia con los nacionales”. Es decir, solo se refieren a la restricción de importaciones de bienes y servicios que puedan hacerle daño a los productores nacionales (…aunque en muchos casos sean empresas foráneas las que los producen). Esperemos que en su próxima edición incluya las demás modalidades proteccionistas y no solo la comercial.

De manera que, justo ahora que nuestros países han re-estructurado sus economías durante toda una generación, para redirigirlas ‘hacia fuera’ desmantelando su industria para el mercado interno, los países ‘desarrollados’ recurren a la autarquización selectiva y nos entrecierran las puertas a los mercados que se decían ‘infinitos’, desde los de bienes y servicios, pasando por los laborales y los tecnológicos, hasta llegar a los financieros.

Sin duda, a medida que se profundice y contagie aún más la crisis global, cada país irá implementando estas medidas o las profundizará, generando una peligrosa y polifacética guerra (inter-países y entre bloques) en todos estos campos, tradicionalmente conocida como una “beggar-thy-neighbor-policy”. Una vez más: ¿Aprenderemos la lección para el futuro, en el que deberíamos ocuparnos más en expandir y fortalecer nuestros mercados internos, comenzando con el desarrollo de nuestra ‘seguridad alimentaria’ y para podernos sostener frente a los recurrentes shocks externos?

(*)
Véase: Ha-Joon Chang, “Jobs, Not Shopping”, en Prospect Magazine, no. 156; marzo 2009 (www.prospect-magazine.co.uk/printarticle.php?id=10628).

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P.D.: marzo 18, 2009. Hoy el ‘Washington Post’ publicó el siguiente texto relacionado con el que publicáramos hace dos semanas:

"Trade Barriers Could Threaten Global Economy - World Bank Finds Protectionist Trend". Autor: Anthony Faiola (Fuente: www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/03/17/AR2009031703218_pf.html)

At least 17 of the 20 major nations that vowed at a November summit to avoid protectionist steps that could spark a global trade war have violated that promise, with countries from Russia to the United States to China enacting measures aimed at limiting the flow of imported goods, according to a World Bank report unveiled yesterday.

The report underscores a "worrying" trend toward protectionism as countries rush to shield their ailing domestic industries during the global economic crisis. It comes one day after Mexico vowed to slap new restrictions on 90 U.S. products. That action is being taken in retaliation against Washington for canceling a program that allowed Mexican truck drivers the right to transport goods across the United States, illustrating the tit-for-tat responses that experts fear could grow in coming months.

The report comes ahead of an April 2 summit in London in which the heads of state from those 20 industrialized and developing economies will seek to shape a coordinated response to the economic crisis. Their inability to keep their November promises is another indication of how difficult it will be to implement any agreement reached next month on a global scale.

Protectionist measures may also sharply worsen the collapse of global trade, which the World Bank said is facing its steepest decline in 80 years as global demand dries up.

"Leaders must not heed the siren-song of protectionist fixes, whether for trade, stimulus packages or bailouts," said World Bank Group President Robert B. Zoellick. Noting that protectionism is widely viewed as having deepened and prolonged the Great Depression, he added "economic isolationism can lead to a negative spiral of events such as those we saw in the 1930s, which made a bad situation much, much worse."

The Bank said that, since last November, a host of nations has imposed a total of 47 measures that restrict trade at the expense of other countries. The most obvious trade restrictions -- raising tariffs, or taxes on imports -- represent only about a third of all measures taken. Some countries are taking a direct approach. Ecuador, for instance, has raised tariffs on more than 600 items. But most are taking more creative steps that fall into the gray area of what is considered legal under international trade law.

Argentina, for example, has put new licensing requirements on auto parts, textiles, televisions, toys, shoes and leather goods that create a new layer of bureaucracy for overseas exporters. The European Union announced new export subsidies on butter, cheese and milk powder. China and India have increased the tax rebates for domestic exporters, seen by critics as providing a stealth subsidy that makes their products unfairly cheaper abroad.

Some measures, the report concludes, may distort global production for products like cars and trucks. National bailouts and subsidies proposed worldwide for the auto industry, the World Bank said, now total some $48 billion globally, with aid pouring out from governments including the United States, France, Canada, Germany, Britain, China, Argentina and Brazil. That could prevent the natural readjustment of the industry, which many experts say is greatly overcapacity, allowing automakers to continue to produce more cars than consumers need.

The report noted that current trade laws, however, make it tougher for nations to take the more sweeping measures that triggered the trade wars of the 1930s. The era of globalization has made countries more interdependent than ever before, with supply chains for a single car made in China or a plane made in the United States now often relying on components manufactured in many other nations. That has led to a new measure of caution when putting up trade barriers. Additionally, global treaties have made it more difficult to enact draconian barriers.

Yet that does not mean nations are not finding ways to engage in what critics call protectionist policies. Some are pointing to provisions in the $410 billion spending bill signed by President Obama last week, which ended a pilot program allowing Mexican truckers to transport goods throughout the United States. The program had long been a target of U.S. unions, which have decried the North American Free Trade Agreement as robbing Americans of jobs, and the move to end the program was seen by critics as part of a trend in the U.S. Congress toward curbing years of open U.S. trade policy.

The fear, critics contend, is that actions like these could touch off countermeasures that could lead to broader trade wars. "I think the one thing that people forget is that at the end of the day, our failure to comply with NAFTA is going to result in the loss of more jobs here in America," said Sean Spicer, a official at the Office of the U.S. Trade Representative during the Bush administration. "There are consequences for this kind of action, and they tend to build upon each other and provoke more responses. Is that really the kind of path we want to go down?"

El reporte del Banco Mundial a este respecto puede encontrarse en:

http://siteresources.worldbank.org/NEWS/Resources/Trade_Note_37.pdf

Las siguientes láminas, que se entienden por sí solas, han sido extraídas de ese texto (de 6 páginas):



N = Número de países

NTM = Non Tariff Measures. Estas medidas no-arancelarias incluyen licencias de importación, prohibición de importación de ciertos productos, recorte del número de puertos marítimos por los que pueden ingresar las importaciones, etc.

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